Naturaleza

Dormir como un oso podría protegerte frente a la trombosis

Una investigación desvela el mecanismo biológico por el cual el cuerpo se protege de la formación de trombos durante los largos períodos de inmovilización

Oso tumbado entre la hierbas
Oso tumbado entre la hierbas Esteban ArangoPexels

Llega la primavera y, con ella, muchos animales despiertan de una larga hibernación; especies como las marmotas, los erizos o los osos, que han permanecido durante todo el invierno dormitando en sus refugios, salen de su letargo. Tras meses entre los brazos de Morfeo, les queda por delante una ajetreada carrera contrarreloj, buscando comida y preparándose, así, para el próximo invierno.

Seguro que más de una persona ha fantaseado alguna vez con hibernar cual oso pardo para escapar del frío. Pero ¿te has parado a pensar si estos animales son propensos a sufrir un trombo debido a estos largos períodos de inactividad? Dicha pregunta, aunque resulte extraña, fue la que se planteó un grupo de expertos de la Universidad de Múnich, en Alemania.

En su investigación, el equipo ha conseguido desvelar el mecanismo biológico por el cual algunos animales se protegen de la generación de trombos asociados a la inactividad física. Lo sorprendente de dicho descubrimiento es que este sistema no es exclusivo de las especies que hibernan. Se observó que, personas que sufren parálisis crónica debido a lesiones en la médula espinal, presentaban el mismo mecanismo. Este descubrimiento daría una nueva perspectiva para el estudio de tratamientos que pudiesen evitar la formación de trombos en pacientes que deben permanecer inmovilizados durante cortos períodos de tiempo.

No tan diferentes de los osos

La trombosis venosa profunda (TVP) se produce con la formación de un coágulo, denominado trombo, en un vaso sanguíneo. Su presencia impide la circulación normal de la sangre, pudiendo además desprenderse y terminar dañando otros órganos, como los pulmones. Uno de los factores principales que aumenta las probabilidades de sufrir esta dolencia es el sedentarismo. Es por ello que las personas que, por condiciones médicas, deben permanecer inmovilizadas durante un tiempo, tienen unalto riesgo de padecer una trombosis.

Las inmovilizaciones de corta duración suelen deberse a enfermedades o lesiones. Se pueden dar, por ejemplo, por la colocación de un yeso en una pierna fracturada o por una lumbalgia. En las personas más mayores, la disminución de su actividad física puede llevarlos también a padecer este problema. Paradójicamente, se ha observado que las personas que sufren de parálisis crónica no presentan un mayor riesgo de desarrollar una trombosis.

En esta investigación, publicada hoy en la revista Science, los investigadores decidieron estudiar muestras de sangre extraídas de osos pardos durante su estado de hibernación, en el cual su actividad física se reduce casi en su totalidad. Los científicos observaron que, durante este período de inactividad, la proteína HSP47, un tipo de molécula presente en el interior de las células, disminuía su presencia en la sangre.

Curiosamente, al tomar muestras de sangre en personas que presentaban parálisis crónica debido a lesiones en la médula espinal, pudieron observar que los niveles de esta proteína también eran menores que los registrados para una persona con todas sus capacidades físicas.

Para analizar de forma más controlada estas observaciones, el equipo estudió cómo afectaba la inmovilización total en un grupo de individuos sanos. Para ello, los voluntarios tuvieron que guardar reposo total en cama. A los 27 días, el nivel de la proteína HSP47 en su sangre se redujo drásticamente, corroborando los resultados que habían observado anteriormente.

Por lo tanto, podríamos estar frente a una protección natural coordinada por la disminución de esta proteína, la cual sería la responsable de revertir el proceso de formación de trombos que sigue a algunos casos de inmovilización. Estos resultados darían una explicación de por qué las personas con parálisis crónica presentan un menor riesgo de padecer trombosis en comparación con los pacientes que sufren una inmovilización puntual.

Un riesgo evitable

Son muchas las campañas para fomentar el ejercicio físico y los hábitos saludables. Pero, pese a los grandes esfuerzos que realizan desde los centros sanitarios por concienciar a la población, las enfermedades cerebrovasculares siguen siendo una de las tres causas principales de defunción en España.

Pequeños gestos como mantener una dieta sana, no fumar y hacer ejercicio diario pueden reducir las cifras anuales de personas afectadas por dicha enfermedad.

En el caso de los pacientes que pasan por un tratamiento de corta inmovilización, los recursos para evitar una posible trombosis son escasos. Uno de los mecanismos para prevenir su formación es la administración de heparina, un potente anticoagulante. El problema que presenta este remedio es la disminución de la capacidad cicatrizante, pudiendo llevar a posibles hemorragias.

El estudio de una nueva vía para prevenir la formación de trombos podría ayudar a los investigadores a encontrar un mecanismo alternativo que redujesen el riesgo de padecer esta dolencia durante inmovilizaciones de corta duración.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Para muchos expertos, el oso no experimenta por una hibernación real. Esto es debido a que su temperatura corporal solo desciende unos pocos grados, a diferencia de otros animales que disminuyen al mínimo su metabolismo. En este caso, se le podría denominar “sueño invernal”. Otras especies, como las ranas, llegan a detener su corazón, sumiéndolas en una especie de muerte temporal.

REFERENCIAS:

  • 10.1126/science.abo5044
  • Defunciones según la causa de muerte 2021 (INE): [[LINK:EXTERNO|||https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176780&menu=ultiDatos&idp=1254735573175|||https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176780&menu=ultiDatos&idp=1254735573175]]
  • Trombo info web: https://trombo.info/