Naturaleza

El Oso Pardo se recupera en la Cordillera Cantábrica

De los 50 a 60 ejemplares que había a finales del pasado siglo se ha pasado a unos 370 a día de hoy aunque sigue en peligro de extinción

Oso pardo salvaje en el Cordillera Cantábrica.
Oso pardo salvaje en el Cordillera Cantábrica. Andoni CanelaAgencia EFE

Subida de temperaturas e incendios son los principales riesgos para el Oso Pardo que, aún así, ha conseguido salir del peligro crítico de extinción que sufría a finales del siglo XX en la cordillera cantábrica: de los 50 a 60 ejemplares que había entonces, se ha pasado a unos 370 a día de hoy.

Así lo ha explica el coordinador del área de conservación y restauración de ecosistemas de la Fundación Biodiversidad, Víctor Gutiérrez, durante la presentación de los avances del proyecto LIFE Osos con futuro en la pedanía leonesa de Caboalles de Arriba, del municipio de Villablino.

Gutiérrez ha subrayado la "necesidad inminente" de recuperar espacios degradados, "de generar ecosistemas sanos y tener alimentos ricos" para facilitar la conservación de esta especie.

El Oso Pardo continúa a día de hoy en peligro de extinción, aunque ha logrado abandonar la subcategoría de crítico gracias al trabajo social de múltiples entidades durante los últimos treinta años.

Sin embargo, sigue siendo "muy vulnerable al calentamiento global", que le lleva a hibernar menos tiempo o directamente no hacerlo además de haber visto reducida la cantidad de frutos silvestres, como los arándanos, de los cuales se alimenta.

Este proyecto LIFE busca "afianzar la recuperación" del plantígrado "incorporando la gestión y adaptación al cambio climático", apoyado en ocho áreas de la Red Natura 2000 y con la idea de "compatibilizar los usos humanos con la preservación de la Naturaleza", ha añadido.

Para mejorar su ecosistema, el presidente de la Fundación Oso Pardo (FOP) y coordinador del proyecto, Guillermo Palomero, ha anunciado la plantación de 150.000 árboles frutales más otros 25.000 castaños en cotas más altas, en fincas privadas o públicas gracias a acuerdos de custodia que impiden "tocar los árboles en unos años determinados".

La operación comenzó en octubre de 2020, "ya hemos plantado 36.700 árboles" y está previsto que finalice en marzo de 2025, con intención de cultivar los frutales a más de 900 metros de altitud en unas 155 hectáreas mientras que los castaños, facilitados por el gobierno autonómico de Asturias, se desplegarán en otras 55.

"Hace unos años creíamos que el oso se iba, que desaparecía, porque sólo había dos núcleos de población..., estaba muy amenazado, pero se ha hecho mucho trabajo social para recuperarlo", ha certificado Palomero.

Además de la plantación de nuevos árboles, esta iniciativa busca mejorar los recursos tróficos de los bosques ya existentes a través de la silvicultura, ha añadido el técnico de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León (FPNCL), Eduardo Álvarez.

"Haremos unos trabajos para contribuir a que los árboles reciban más luz y fructifiquen mejor, eliminando a los competidores" en tres bosques de la montaña palentina y otros tres de León, ha indicado, además de las plantaciones en claros "para poder monitorizar cómo responden ante ciertos escenarios".

En la localidad leonesa de Palacios del Sil, la ingeniera de montes de la FOP, María Gómez, ha explicado cómo fueron plantadas "masas mixtas, es decir, de diversas variedades frutales que tienen una mejor adaptación al cambio climático, para que el conjunto sea mucho más resiliente".

Los árboles sembrados en este municipio son el cerezo, el manzano, el mostazo, el abedul, el serbal y el arraclán, este último "muy importante porque es de crecimiento rápido y da bayas que a los osos les gustan mucho".

También "es importante el castaño", plantado en las inmediaciones de Páramo del Sil, ya que su fruto es de alto poder calorífico y ayuda al oso pardo a pasar el invierno.

Osos con futuro está cofinanciado por el programa LIFE de la Unión Europea, coordinado por la FOP, con presencia de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Transición Ecológica, la FPNCL y la Fundación Tierra Pura y sus trabajos agrícolas los ejecutan cuadrillas forestales compuestas por población de la zona, generando así también empleo local