Salud

Estos dos desconocidos factores que sabotean tu sueño aumentan el riesgo de ictus y alzhéimer

Estudios recientes asocian las apneas o las siestas largas con una mayor probabilidad de infartos cerebrales y pérdidas de memoria

Las parasomnias se pueden clasificar por la presencia de experiencias indeseables que ocurren durante el sueño o durante las transiciones del sueño y la vigilia
La apnea del sueño triplica el riesgo de derrame cerebralLa Razón

Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, sin contar siestas. Descansar tiene su función, pues concede tiempo al cerebro para recuperarse del desgaste diario. A esto hay que sumarle procesos como la consolidación de cierto tipo de memorias, la eliminación de toxinas cerebrales o la regeneración neuronal. En los últimos días, dos estudios han aportado nuevas evidencias que asocian factores que sabotean nuestro sueño y otros hábitos a la hora de dormir con un mayor riesgo de sufrir deterioros cognitivos, alzhéimer o derrames cerebrales. En concreto, echar siestas demasiado largas o padecer apnea del sueño.

Por un lado, un trabajo publicado en la revista Neurology, de la Academia Estadounidense de Neurología, establece una asociación entre problemas del sueño como la apnea, los ronquidos y dormir demasiado o muy poco con un aumento en las probabilidades de sufrir un ictus. Los resultados concluyeron que quienes dormían menos de cinco horas al día de media tenían tres veces más probabilidades de padecer un accidente cerebral con respecto a quienes dormían siete.

Las siestas largas de más de una hora y las no planificadas también se relacionaron con los infartos cerebrales. Quienes dormían de esta manera tenían un 88% más de riesgo de ictus que las personas que no lo hacían. En el caso de los ronquidos, el riesgo aumentaba al 91%. Pero uno de los factores más peligrosos demostró ser la apnea del sueño, un trastorno que triplicó el riesgo de derrame. En este trabajo, liderado por Christine McCarthy, investigadora de la Universidad de Galway (Irlanda), participaron 4.496 personas. La mitad de ellas habían sufrido un ictus.

Por otro lado, un pequeño pero significativo estudio publicado en la revista especializada Frontiers in Sleep sugiere que tener apnea puede ser suficiente para que se produzca un deterioro de la salud cerebral entre los hombres de mediana edad, aunque estén sanos y no tengan otros problemas de salud importantes. En concreto, ese deterioro puede manifestarse como "una pérdida significativa de memoria, una alteración del razonamiento espacial y/o incapacidad para concentrarse y pensar con claridad". Por todo ello, la investigación abre la puerta a relacionar la apnea con el Alzheimer.

Para el estudio, se realizó un seguimiento del estado mental de 27 pacientes varones con apnea y 7 hombres sin ella, que no presentaban ningún otro problema médico, y tenían entre 35 y 70 años. Ninguno fumaba ni bebía y ninguno era obeso. Les realizaron una batería de pruebas de procesamiento del pensamiento que describieron como "muy sensibles". ¿El resultado? "Los pacientes con apnea del sueño leve o grave obtuvieron resultados notablemente peores".

En concreto, fallaron en las pruebas de memoria visual a corto plazo, capacidad para planificar y tomar decisiones o capacidad para "leer" emociones y situaciones sociales. Y cuanto más grave era la apnea del sueño, peores resultados obtenían, según el informe.

Además, la doctora Ivana Rosenzweig, autora del estudio y directora del Centro del Sueño y la Plasticidad Cerebral del King's College de Londres (Reino Unido) señala que entre el 15% y el 30% de los hombres padecen apnea del sueño. Entre mujeres, la proporción baja hasta el 10% y el 15%. Sin embargo, la científica observó que esa diferencia se da más entre las mujeres premenopáusicas y, tras la menopausia, esa diferencia de género se evapora.

Reacciones y críticas

Con respecto al primer estudio, la propia autora del trabajo pone de relieve la importancia de sus hallazgos, pero también se muestra prudente a la hora de establecer una relación causa-efecto entre dormir poco o demasiado con un ictus. En este sentido apuntó que dormir poco "puede estar asociado a otros factores de riesgo, como la tensión alta, por ejemplo" o "puede ser también una señal de que existe otra enfermedad desconocida".

Por su parte, Rosenzweig subrayó que su investigación es un pequeño estudio de "prueba de concepto", por lo que todavía no se puede establecer con exactitud la causa y el efecto. Aun así, el "estudio sugiere que la apnea obstructiva del sueño por sí misma es suficiente para provocar un cambio en la capacidad de pensamiento". Y añadió: "Por supuesto, esto tendrá que demostrarse en estudios mucho más amplios que realicen un seguimiento de los pacientes durante un periodo de tiempo más largo".

El doctor Andrew Varga, médico especialista en Medicina del Sueño del Centro Integral del Sueño Mount Sinai de Nueva York que ha dedicado toda su carrera a examinar una posible conexión entre apena y Alzheimer, se mostró de acuerdo con los resultados del estudio en declaraciones a HealthDay. Para él, la idea de que ambos estén relacionados "tiene sentido".

Según el experto, esto se debe a que todos los órganos, incluido el cerebro, necesitan oxígeno para funcionar, y una de las principales características de la apnea del sueño "es la hipoxia intermitente, es decir, la disminución repetida de los niveles de oxígeno en sangre". Aún así, indica que se requerirán estudios más amplios que incluyan una evaluación de seguimiento. "Lo único que se puede afirmar es que la apnea del sueño parece dar lugar a peores resultados en este tipo de pruebas", dijo. Y concluyó: "Creo que la apnea del sueño es un factor de riesgo. Pero es un salto bastante grande sacar esa conclusión de este trabajo".