Astronomía

Hallan evidencias de un nuevo método de formación de planetas gigantes

La estrella denominada V960 Mon se encuentra a 5000 años luz y se puede observar la formación de planetas como Júpiter a su alrededor

En el centro de esta imagen se encuentra la joven estrella V960 Mon situada a más de 5000 años luz en la constelación de monoceros. Material polvoriento con potencial para formar planetas rodea a la estrella. Observaciones obtenidas con el sistema de investigación de exoplanetas de alto contraste espectropolarimétrico
En el centro de esta imagen se encuentra la joven estrella V960 Mon situada a más de 5000 años luz en la constelación de monoceros. Material polvoriento con potencial para formar planetas rodea a la estrella. Observaciones obtenidas con el sistema de investigación de exoplanetas de alto contraste espectropolarimétricoESO/ALMA (ESO/NAOJ/NRAO)/Weber et al.ESO/ALMA

Hace unos 30 años solo podíamos imaginar su existencia, pero tras refinar las técnicas de observación astronómica, ahora conocemos más de 5000. Y ya no solo eso, gracias a los potentes observatorios situados por todo el mundo y a los telescopios espaciales, ahora podemos analizar hasta parte de la composición química de su atmósfera. Nos estamos refiriendo a los exoplanetas; aquellos mundos lejanos que orbitan estrellas distintas al Sol. Encontrar estos planetas no solo brinda a la humanidad la oportunidad de encontrar un nuevo hogar en un futuro, sino que nos permite entender planetas completamente diferentes a los 8 de nuestro sistema. Lo último que los astrónomos han podido observar ya no son los exoplanetas en sí, si no que están encontrando los primeros momentos tras el nacimiento de estos planetas tan lejanos.

El nacimiento de un planeta gigante

Actualmente existen dos hipótesis sobre la formación de los planetas gigantes. Una de ellas, y la más conocida, es que surgen por la acumulación de los gases y el polvo que queda orbitando a una estrella recién nacida. Estas acumulaciones, que se crean en el disco protoplanetario, van aumentando su masa mientras absorben lo que hay a su alrededor. Así comienza un bucle de retroalimentación positiva en la que el planeta cada vez absorbe más material debido al aumento de la fuerza de la gravedad que ejerce en su entorno. De esta forma, en el transcurso de millones de años, una “roca” grande pasa a convertirse en un planetoide y, de ahí, cuando reúne una serie de condiciones, a un planeta.

Sin embargo, una segunda hipótesis apunta a que estos planetas se formarían por una “inestabilidad gravitatoria”. Dicha inestabilidad vendría provocada por la contracción y el colapso de grandes fragmentos de material que rodean a la estrella, es decir, un proceso mucho más rápido y violento. Esta hipótesis tenía muy poco apoyo en la comunidad científica, ya que nunca se habían encontrado pruebas de este mecanismo a nivel planetario, hasta ahora. Un equipo de investigación internacional ha publicado en The Astrophysical Journal Letters lo que parecen ser las primeras observaciones directas de estas inestabilidades gravitatorias.

Un nombre muy poco atractivo

En la constelación Monoceros, también conocida como “el unicornio” se encuentra una estrella muy joven llamada V960 Mon. Esta estrella está a una distancia de 5000 años luz y desde 2014 ha sido objeto de especial interés porque su brillo ha aumentado unas 20 veces. Desde entonces, se ha descubierto que el astro se encuentra rodeado por un enorme disco protoplanetario. Durante los primeros estadios de su formación, los discos protoplanetarios no tienen una forma clara alrededor de las estrellas. Es decir, se trata de unas enormes nubes amorfas que orbitan alrededor de un punto.

Según los planetas van madurando en el interior del disco, gracias a su gravedad son capaces de ir “barriendo” de otros pequeños cuerpos las órbitas que ocuparán. Así, irán dejando una estela en forma de espiral en los alrededores de la estrella. Hasta la fecha, el Telescopio Espacial James Webb nos ha mostrado algunos de estas espectaculares formaciones a miles de años luz de distancia, y se espera que su número aumente durante los próximos años. Además de ofrecernos un precioso salvapantallas, las imágenes obtenidas en estas observaciones permiten comprender con un mayor detalle cómo evolucionan los sistemas estelares desde su formación hasta su madurez.

Las espirales de la joven estrella

En el caso concreto de V960 Mon, se pueden observar estas espirales a su alrededor. En ellas, se encuentran unas enormes acumulaciones de polvo y gases que tendrían la masa suficiente para acabar formando planetas gigantes. Sin embargo, para acabar de comprender este fenómeno, necesitan los datos que aporten otros telescopios, así como una mayor resolución del sistema que permita distinguir con claridad los acúmulos de material estelar.

Por ello, las futuras observaciones las realizarán con los instrumentos que todavía se están construyendo en el desierto de Atacama, como el Telescopio Extremadamente Grande (ELT). El ELT será capaz de observar el sistema con más detalle que nunca, y ayudará en la recopilación de esta información tan necesaria para comprender el fenómeno. Como concluye Philipp Weber, astrónomo de la Universidad de Santiago de Chile e investigador principal del estudio: “El ELT permitirá explorar la complejidad química que rodea a estos cúmulos, ayudándonos a averiguar más sobre la composición del material a partir del cual se están formando, potencialmente, estos planetas gigantes”.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Las nubes de polvo y gas que se arremolinan alrededor de las estrellas contienen los restos de otras estrellas primigenias, y contienen en su interior átomos pesados, no solo hidrógeno y helio.

Referencias (MLA):