Física

Investigadores catalanes descubren una sorpresa en el interior de los granizos gigantes que “bombardearon” Girona en 2022

En contra de lo que esperaban, su interior no guarda la misma simetría que podemos encontrar en su exterior, revelando pistas interesantes sobre su formación

Ilustración que ejemplifica el método de análisis CTS. A la izquierda, se muestra un volumen 3D, mientras que a la derecha se presentan varias secciones que dividen dicho volumen. Crédito: Farnell Barqué et al., 2024.
Ilustración que ejemplifica el método de análisis CTS. A la izquierda, se muestra un volumen 3D, mientras que a la derecha se presentan varias secciones que dividen dicho volumen. Crédito: Farnell Barqué et al., 2024.Farnell Barqué et al., 2024Eurekalert

En 2022 Girona vivió una desgracia relacionada con el granizo. Era 30 de agosto y, sin previo aviso, comenzaron a caer bolas de 12 centímetros de diámetro y unos 800 gramos de peso. Desgraciadamente, un bebé falleció al ser alcanzado por uno de los granizos. En marzo de este año, un trabajo publicado en Geophysical Research Letters respaldó que, efectivamente, el anómalo tamaño de estos granizos estaba influido (en parte) por el cambio climático antropogénico, dicho de otro modo: el que provocamos los humanos con las emisiones de gases de efecto invernadero. Eso significa que, posiblemente, no sea ni la última ni la peor que vivamos en las próximas décadas y, aunque hay peligros mayores que requieren nuestra atención, una granizada de piedras de casi 1 kilo no es trivial y puede costarnos alguna vida y elevados daños materiales.

Por ese motivo, el Institut de Recerca de l’Aigua (IdRA) y la Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i de Recerca (AGAUR) acaban de publicar un artículo analizando aquellas piedras de hielo con la esperanza de entenderlas algo mejor y, con suerte, poder desarrollar mejores modelos meteorológicos, capaces de predecirlas para alertar a la población. El estudio ha sido publicado en la revista Frontiers in Environmental Science y ha analizado la estructura interna de las bolas que se precipitaron sobre Girona aquel 30 de agosto. Un hito en palabras de Carme Farnell Barqué, investigadora del Servicio Meteorológico de Cataluña y autora principal de este estudio, pues afirma que “es la primera vez que tenemos una observación directa de toda la estructura interna de los granizos, lo que puede proporcionar pistas para mejorar nuestras predicciones”.

Una montaña rusa atmosférica

Popularmente, la mayoría de las personas se hacen una idea de cómo cae la lluvia desde las nubes a la Tierra y, aunque menos, otros tantos intuyen que la nieve se forma cuando esas gotas se congelan en su caída. Pero… ¿y el granizo? Estamos acostumbrados a ver granizo en verano, cuando el frío no abunda. Y, a diferencia de la nieve, no estamos hablando de diminutos copos del tamaño de una gotita de agua, sino de rocas de hielo que pueden ir de los 5 a los 50 milímetros o, en casos extremos como el de Girona, los 120. La clave para entender su formación es que no caen a plomo del cielo al suelo. En realidad, ni siquiera la lluvia y la nieve lo hacen, porque en su camino a favor de la gravedad se encuentran con corrientes de aire. Corrientes que cambian su dirección, que las enfrían, que las empujan y que, a veces, las elevan de nuevo como si fuera una montaña rusa.

El granizo se forma cuando una corriente de aire eleva las gotas de lluvia hasta congelarlas en capas muy frías de la atmósfera. Y, casualmente, las corrientes cálidas son las que ascienden, ya que al estar calientes el aire que las compone es menos denso y sube, algo que (simplificándolo mucho) encontramos con más frecuencia en verano. Pero hay más, porque en su subida, las gotas no solo se congelan, sino que acumulan a su alrededor condensación, actuando como núcleos de nuevas gotas de agua que, a su vez, se congelarán, aumentando el tamaño del granizo. Cuantas más veces suba y baje, más grande será la pelota de granizo, pero esto ya lo sabían los científicos. La novedad ha sido más geométrica que todo esto.

Representación 3D de las tres muestras analizadas mediante CTS. Crédito: Farnell Barqué et al., 2024.
Representación 3D de las tres muestras analizadas mediante CTS. Crédito: Farnell Barqué et al., 2024.Farnell Barqué et al., 2024.Eurekalert

El embrión de un granizo

En ciencia hay muestras más valiosas que otras y, claramente, unos granizos excepcionalmente grandes que los investigadores han logrado conservar intactos desde hace dos años y medio son bastante valiosos. Por eso mismo, a la hora de analizarlos nos encontramos con un problema: partirlos sería una pérdida para la ciencia. La mayoría de las técnicas para estudiar su estructura interna requieren romperlos y, por eso, al equipo de investigadores se le ocurrió innovar utilizando una máquina de tomografía computarizada (el clásico TAC de los hospitales).

Así, mediante rayos X disparados en todas direcciones, podían “escanear” las diferentes densidades del hielo que lo componía, bien a fondo, hasta su mismo corazón. De hecho, tomaron 512 cortes del granizo que, para imaginarlo, sería como hacer 512 fotos de su interior a alturas diferentes, como si quisiéramos luego apilarlas para recomponer el granizo con todo lujo de detalles. Para hacernos una idea, si esas imágenes no fueran digitales, sino radiografías convencionales, apiladas alcanzarían los 15 centímetros, más que la muestra original, casi como dos tomos de la trilogía del Señor de los Anillos para describir una simple pelota de granizo, para que luego hablen de las prolijas descripciones de Tolkien.

El resultado fue sorprendente. En contra de lo que esperaban los investigadores, la geometría externa del granizo no permitía predecir cómo se había formado, porque su interior podía ser totalmente diferente. Estas bolas, bastante esféricas por fuera, eran asimétricas en su interior. Estaban formadas por capas irregulares e, incluso, su núcleo estaba desviado. Los investigadores decidieron llamarles embrión a esas primeras gotas congeladas que, en algunos casos, estaban bien desviadas del centro geométrico del granizo. Según los investigadores, todavía queda mucho que analizar de las imágenes para intentar comprender lo que sus formas pueden contarnos acerca de la formación de los granizos. Con suerte, esta investigación abrirá las puertas a otras que, a su vez, aumentarán nuestro conocimiento lo suficiente para predecir mejor este tipo de eventos meteorológicos.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Los eventos meteorológicos extremos que se ven potenciados por el cambio climático no son indefinidos, en realidad son unos concretos y, en contra de lo que popularmente se suele pensar, las olas de frío no parecen especialmente relacionadas.

REFERENCIAS (MLA):

  • Farnell Barqué, Carme, et al. “Internal Structure of Giant Hail in a Catastrophic Event in Catalonia (NE Iberian Peninsula).”Frontiers in Environmental Science, 6 Dec. 2024, doi:10.3389/fenvs.2024.1479824.
  • Martín, M. L., et al. "Major Role of Marine Heatwave and Anthropogenic Climate Change on a Giant Hail Event in Spain." Geophysical Research Letters, vol. 51, no. 6, 2024, doi:10.1029/2023GL107632.