Ciencia
Logros y desafíos en la lucha contra el agujero de la capa de ozono
El agujero de ozono sigue siendo una preocupación en la actualidad, aunque existe la posibilidad de que se solucione en las próximas décadas
Desde el revelador descubrimiento de la existencia de un agujero en la capa de ozono y las acciones globales emprendidas para combatirlo a fines de la década de 1980, este problema ha perdido protagonismo en la agenda mediática. Sin embargo, a pesar de la disminución de la cobertura mediática, los científicos han establecido un sistema efectivo para monitorear y prever su evolución.
El ozono es un gas prácticamente incoloro, pero con un distintivo olor. Su olor es más perceptible después de tormentas con actividad eléctrica intensa, como los rayos. Su fórmula química es O2, compuesta por tres átomos de oxígeno. En la naturaleza, se forma cuando las radiaciones solares más energéticas (UV y rayos X) descomponen la molécula de oxígeno O2 en dos átomos simples (O + O), que luego se combinan con una molécula de oxígeno (O + O2) para crear ozono (O3). En la atmósfera, el ozono se encuentra principalmente en la estratosfera, entre 10 y 50 km de altura. Esta capa de ozono absorbe la radiación ultravioleta y X del Sol, actuando como un escudo protector natural para la Tierra.
El descubrimiento del "Agujero" en la capa de ozono
En la segunda mitad del siglo XX, se produjeron grandes cantidades de gases, como los clorofluorocarbonos (CFC), que podían destruir la capa de ozono. En 1985, científicos británicos descubrieron un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida durante la primavera austral. Este agujero se formaba debido a un vórtice polar austral que concentraba gases destructores de ozono, causando la degradación de esta capa protectora.
Medidas para el control
Poco después de descubrir el agujero de ozono, en 1987 se firmó el Protocolo de Montreal, que prohibió los gases que agotan la capa de ozono y entró en vigor en 1989, siendo adoptado por 197 naciones. Gracias a este protocolo, la capa de ozono ha dejado de disminuir rápidamente y muestra signos de recuperación. Se estima que, sin el Protocolo de Montreal, el agujero sería un 40% más grande hoy.
El agujero de ozono se monitorea diariamente mediante servicios como el Copernicus Atmosphere Monitoring Service (CAMS), que integra datos de la Tierra y el espacio para supervisar el ozono y la radiación ultravioleta. Este servicio proporciona información sobre las tendencias pasadas, presentes y futuras de la concentración de ozono en la atmósfera.
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