Neurociencias
Descubren que las ondas cerebrales viajan en direcciones opuestas en un caso específico: la memoria
El hallazgo tiene un gran potencial para comprender y tratar los trastornos de memoria.
En apenas unos segundos, puedes hacer decenas de tareas sin darte cuenta: caminar, hablar por el móvil, bostezar, evitar un charco y oler el aroma a pan recién hecho de una tienda. Todo ello sin esfuerzo, sin pensar en ello. Y almacenar algunos de esos eventos en la memoria. Pero la forma en la que los almacenamos difiere de la forma en la que los recordamos por una sencilla razón: la dirección de las ondas cerebrales.
Para los neurocientíficos, esta es una de las capacidades más notables del cerebro. Esto se debe a que las distintas actividades requieren que el cerebro utilice diferentes combinaciones de sus numerosas regiones y miles de millones de neuronas. Cómo logra hacer esto tan rápidamente ha sido una pregunta abierta durante décadas.
Ahora, en un estudio publicado en Nature Human Behaviour, un equipo de científicos, dirigido por Joshua Jacobs, podría dar la ansiada respuesta. Al analizar la actividad neuronal de voluntarios que evocaban recuerdos o formaban otros nuevos, el equipo de Jacobs logró detectar cómo un tipo de onda cerebral influye en el almacenamiento y la recuperación de recuerdos.
Básicamente, las ondas cerebrales son patrones de oscilaciones eléctricas que reflejan el estado de cientos o miles de neuronas individuales en un momento particular. Una cuestión importante, que sigue sin resolverse, es si las ondas cerebrales impulsan la actividad o simplemente son un subproducto de la actividad neuronal. Los expertos en este campo las han estudiado como un fenómeno estacionario que ocurre en una región particular, observando cuándo las oscilaciones en múltiples regiones parecen sincronizadas.
"En términos generales, descubrimos que las ondas tendían a moverse desde la parte posterior del cerebro hacia el frente mientras los pacientes guardaban algo en su memoria – señala la coautora Uma R. Mohan -. Pero si los pacientes buscaban recordar la misma información, esas ondas se movían en la dirección opuesta, desde el frente hacia la parte posterior del cerebro”.
Estos hallazgos son importantes no solo porque nos hacen comprender mejor el funcionamiento del cerebro, sino porque permiten apuntar hacia enfoques diagnósticos y terapéuticos para los trastornos relacionados con la memoria.
Mohan compara las ondas viajeras con las ondas que se extenderían hacia afuera después de arrojar una piedra a un estanque: “Estamos viendo las oscilaciones neuronales, no como eventos estacionarios e independientes, sino como funciones que se mueven constante y espontáneamente a través del cerebro de una manera dinámica”, añade la coautora.
Esta forma relativamente nueva de comprender las ondas cerebrales es un paso apasionante en la neurociencia porque ofrece una vía para explicar cómo el cerebro coordina rápidamente la actividad y comparte información entre múltiples regiones.
“En general – confirma Mohan - este nuevo trabajo vincula las ondas viajeras con el comportamiento al demostrar que se propagan en diferentes direcciones a través de la corteza para procesos de memoria separados. Estos hallazgos arrojan luz sobre los mecanismos que subyacen al procesamiento de la memoria”.
A medida que las ondas viajeras se comprenden cada vez mejor, podrían ser la base de una nueva clase de herramientas de diagnóstico que reconozcan patrones anormales en la actividad cerebral. A esto habría que sumarle su potencial terapéutico.
“Si las ondas de alguien se mueven en la dirección equivocada cuando está a punto de intentar recordar algo, eso podría ponerlo en un estado de mala memoria – concluye Mohan-. Si pudieras aplicar la estimulación de la manera correcta, tal vez podrías impulsar esas ondas para que se muevan en una dirección diferente, provocando un estado de memoria fundamentalmente diferente”.
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