Biología

¿Por qué tenemos un corazón, pero dos pulmones, dos riñones, dos ovarios…?

La paridad de órganos en nuestro cuerpo parece caprichosa, pero tal vez no lo sea

ciertas funciones celulares clave seguían activas en muchas zonas del organismo de los cerdos, como en el corazón, hígado y riñones
Representación artística de un corazón por delante y por detrás MOUSSA81MOUSSA81

¿Por qué solo tenemos un corazón? Tenemos dos pulmones, dos ovarios, dos riñones… incluso dos hemisferios cerebrales. Puede parecer redundante, pero tras esta duplicidad se esconde una estrategia ganadora: si falla uno de los órganos todavía tendremos a su gemelo. Y, aunque nunca vaya a poder rendir tan bien como cuando trabajaba en pareja, el órgano que quede puede asumir buena parte de la actividad que realizaba el otro. No obstante, si la duplicidad es tan interesante… ¿por qué solo tenemos un corazón?

Podríamos pensar que no es tan raro, porque a fin de cuentas tenemos un único tubo digestivo y los órganos anexos a él también van en solitario, como el hígado o el páncreas. Sin embargo, esto se debe al propio origen embrionario del tubo digestivo, un pliegue que se hace en los primeros estadios del embrión para incorporar en él el saco vitelino. Simplificándolo mucho podríamos decir que es un pliegue, uno, mientras que el origen del resto de órganos es algo más complejo y suele implicar simetrías en espejo. De hecho, el problema se vuelve mucho más complejo si tenemos en cuenta que, en realidad, hay un momento embrionario en que el primordio cardiaco que acabará dando lugar al corazón, efectivamente, son dos órganos.

Sin manual de instrucciones

Piensa en lo complicado que resulta, a veces, construir algunos muebles que vienen con su manual de instrucciones y todo. Ahora reflexiona sobre lo impresionante que es que, nuestros cuerpos, vayan creciendo de forma ordenada, transformándose como han de hacerlo para que cada célula acabe en el lugar adecuado, sin una pierda mucho más larga que la otra y con órganos que funcionen. No hay una voluntad ordenadora detrás, solo la evolución seleccionando poco a poco los seres vivos que se desarrollaban de la forma adecuada, cada vez más complejos, liberando casualmente la sustancia adecuada en el lugar indicado para que un muñón de células diera lugar a un brazo.

Sin entrar en las complejidades de la embriología y, por lo tanto, sin explicar cómo crecen y se transforman los tejidos para dar lugar a un corazón y dos pulmones, podemos centrarnos en aspectos más evolutivos, a qué ventaja puede haber encontrado la evolución para seleccionar mayormente a organismos con un corazón y dos pulmones en lugar de dar ventaja a otra combinación o, tal vez, una pluralidad de ellas. Sin embargo, aquí estamos, mamíferos, reptiles, anfibios y aves, vertebrados terrestres que han encontrado una solución óptima en esta relación 2 a 1 de pulmones y corazón.

Volumen y superficie

Se han sugerido bastantes explicaciones diferentes para esta peculiaridad que, según podemos deducir por otras clases de animales (como los peces y los artrópodos), surgió con la llegada de nuestros ancestros a tierra firme. La más sencilla de todas y, sin embargo, la menos satisfactoria, es que se deba a un efecto fundador. Esto es, que la especie de vertebrados que empezó a colonizar la tierra y de la cual descendemos el resto tenía estas características, que simplemente era ventajosas, aunque no necesariamente las únicas funcionales. Podríamos compararlo con una isla a la que enviamos a 10 personas rubias. Casualmente ellos han llegado hasta allí y en el futuro la población de esas islas será rubia no por una ventaja sobre otros colores, sino por cuestiones históricas.

Otra posible explicación es que los pulmones, que buscan intercambiar gases con la sangre, necesitan ofrecer tanta superficie como puedan para ese intercambio en un espacio reducido, por eso se ramifican tanto de tráquea a bronquios, a bronquios y a alveolos. Son ramificaciones sobre ramificaciones que parten de una primera, una división en dos. Lo raro, tal vez, sería que no hubiera más de dos pulmones. El corazón, en cambio, podemos imaginarlo como una bomba que debe empujar la sangre para que llegue a todas las partes del cuerpo. En animales más pequeños, a veces el movimiento del cuerpo es suficiente para que la sangre fluya, como ocurre con el pez cebra. Sin embargo, en nuestro caso, hace falta una bomba. Si tuviéramos dos y no estuvieran correctamente sincronizadas, puede que se formaran zonas donde la sangre no fuera ni hacia adelante ni hacia atrás, algo que ya ocurre cuando las cámaras de nuestro corazón se desincronizan. Ahora bien, coordinar el ritmo de varios corazones posiblemente sea más complejo que entre cámaras de un mismo corazón, por lo que podría ser interesante una gran bomba en lugar de varias más pequeñas.

Como hemos dicho, no está claro si el motivo es este u otro, pero lo que podemos asegurar es que la física de estos órganos funciona de manera bastante eficiente y que, por lo tanto, la parsimoniosa evolución no ha tenido necesidad de regalarnos otras combinaciones.

QUE NO TE LA CUELEN:

En la famosa serie televisiva Doctor Who, su protagonista, un alienígena de los llamados “Señores del Tiempo”, gozaba de dos corazones a pesar de tener un aspecto exterior completamente humano. Podríamos pensar que con el doble de músculo cardíaco (repartido en dos corazones), podríamos bombear mucha más sangre y soportar un sistema muscular mucho más fuerte o resistente, pero también hemos de tener en cuenta posibles desventajas en esta especulación. Por no hablar de que, en realidad, nuestro corazón correctamente entrenado bombea mucha más sangre de la que nuestros músculos podrían necesitar para sobrevivir.

REFERENCIAS (MLA):

Gilbert SF. Developmental Biology. Sunderland. Sinauer Associates; 2000.ISBN-10: 0-87893-243-7