Cultura
Fernando Delgado ahonda en la doble moral de la Iglesia y la homosexualidad
El escritor y periodista valenciano habla sobre su nuevo libro, "Todo lo que necesita ser dicho"
La doble moral sexual de la Iglesia católica y la homosexualidad son los dos ejes sobre los que pivota “Todo lo que necesita ser dicho”, el nuevo libro del escritor y periodista Fernando Delgado, quien a sus 73 años no tiene ya reparos en hablar de una sexualidad que nunca le ha gustado exhibir.
En una entrevista telefónica con la Agencia EFE, Delgado, tinerfeño de nacimiento pero afincado en Faura (Valencia) desde hace más de 20 años, defiende que la masculinidad y la feminidad son “unos inventos” y asegura que enamorarse de un hombre o de una mujer “es lo mismo”, pues el amor “ocupa la misma función”.
Reconoce que este libro, editado por Planeta y que sale a la venta este martes, le resultó “inesperado”, pues nunca ha sido “articulista” ni “predicador” de la homosexualidad, pero también reconoce que ahora, con la edad y el paso del tiempo, piensa: “¿Y a mí qué me importa eso?”.
A medio camino entre el ensayo, el diario, la crónica o las memorias, Delgado repasa en este libro la posición de la Iglesia (y de algunos partidos políticos españoles) respecto a la sexualidad y la homosexualidad y ahonda en la vida de los últimos papas, como Juan Pablo II, Bendicto XVI o Francisco.
Ni los máximos mandatarios de Dios en la tierra, ni algunos dirigentes políticos, como Donald Trump o Bill Clinton, escapan al análisis y la crítica de quien siempre se ha considerado “un mirón”, que no cotilla, y vierte en estas páginas las impresiones que le han causado aquellos hechos que relata.
No obstante, la obra también reserva espacio para algunas memorias de su infancia en Tenerife, como su pasión por leer la prensa con su abuela; para sus escritores de cabecera, y para recordar a tres amigos ausentes: Gloria Fuertes, Terenci Moix y Pedro Zerolo.
Afirma que la Iglesia ha roto “todos los mandamientos menos el de la sexualidad”, y además, dice, “está contaminada” por los abusos cometidos a menores, algo que considera una verdadera “putrefacción sexual”.
”He tratado de hacer un relato porque la Iglesia ha sido, en ese sentido, muy oscura, muy negra”, señala Delgado, ganador de los premios Planeta y Azorín, quien recuerda que fue un niño y joven católico y nunca sufrió ningún tipo de abuso ni tuvo ningún problema en su relación con los jesuitas que lo formaron.
Sin embargo, reconoce que en su vida profesional, tanto en los tiempos de Franco como en los primeros años del PSOE, nunca declaró “homosexualidad alguna porque eso podía parecer condenatorio”, y que llegó a ser director de RNE o miembro del Consejo de RTVE “porque no era precisamente un homosexual”.
”Si lo hubiera sido, no me habrían admitido”, asegura el escritor, quien explica que en esos tiempos no se exhibía, y ahora tampoco siente la necesidad de hacerlo, pues no cree que tenga que explicar nada a nadie. “¿Quién me explica a mí que es heterosexual?”, plantea.
Según Delgado, “enamorarse de un hombre o de una mujer es lo mismo. El amor ocupa la misma función”, y espera que la etiqueta de homosexual “desaparezca alguna vez del mundo”, pues cree que no se debería identificar a las personas “ni con la homosexualidad ni con la heterosexualidad”.
”La sexualidad es la sexualidad y brilla en el hombre y la mujer y en los cuerpos”, destaca, al tiempo que celebra que hoy en día ya no se asocie el ser gay con ser afeminado o ser lesbiana con ser varonil, y aboga por romper términos como masculino o femenino, ya que, a su juicio, “la masculinidad y la feminidad han sido unos inventos”.
Considera que los avances en cuanto a la sexualidad y a los derechos del colectivo LGTBI “están para quedarse”, ya que tenemos “una sociedad muy viva”, y recuerda cómo el PP condenó al principio la ley del matrimonio homosexual, para luego aceptarla.
Fernando Delgado confiesa a EFE que la pandemia de coronavirus le tiene “atemorizado”; está convencido de que tras esta crisis habrá “un cambio estructural”, tanto político como económico, y reivindica la necesidad de “gente preparada”, frente la “ramplonería” y la “baratura”.
Aunque no se muestra “muy optimista”, espera que todo esto pase y poder volver a entregarse a una novela en la que lleva tiempo trabajando, que se titularía “Todos al infierno”, y que ha ido postergando por otros proyectos y compromisos.
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