Opinión

Dimisión o censura

Si nos encontráramos ante una democracia moderna, consolidada, la puerta de salida estaría abierta

La sentencia del Tribunal Constitucional debería tener consecuencias de trascendencia para quien propició las medidas que la han provocado. No es otro que el presidente del Gobierno. Me da la impresión de que si nos encontráramos ante una democracia moderna, consolidada, la puerta de salida estaría abierta invitando irremediablemente a la dimisión. ¿Por qué? porque tengo la convicción de que conocía la inconstitucionalidad, si no perfectamente sí al menos la presagiaba, a la vista de las opiniones vertidas en su momento por reconocidos expertos del Derecho constitucional. A nadie le puede extrañar que nuestro mandatario hiciera oídos sordos y se guiara exclusivamente por su propia conveniencia cuando su vida política ha estado marcada por la mentira en multitud de ocasiones.

Evidentemente, pretender que Sánchez reflexione siquiera sobre la posibilidad de dimitir, no pasa por su mente, ni por la mía. Entonces, la oposición, con el PP al frente, tiene sobrados motivos para presentar una moción de censura y explicar a los españoles la gravedad con la que se ha conducido el presidente. Me parece una razón más grave que la exhibida cuando él mismo la lideró contra Rajoy. Aclarar a los ciudadanos la responsabilidad de haber provocado efectos muy serios para las personas y la economía, haber eludido el control parlamentario, haber aprobado leyes sin consenso ni dictamen del Consejo de Estado. En fin, haberse aprovechado del miedo como instrumento de poder.

Finalmente, subrayar la división exhibida en el fallo entre los miembros del TC, lo que ahonda en las flaquezas de su propia estructura, mostradas lamentablemente con cierta reiteración. Resulta al menos sospechoso que, cuando el asunto afecta de forma especial al Gobierno, la diferencia de criterio entre sus magistrados invita a la sospecha de la influencia por parte de los partidos que los propusieron para tan gran honor. Así es la vida.