Crisis de suministros

Las empresas deben buscar otros proveedores y productos y precios “flexibles”

La Cámara de Comercio augura que la normalización del abastecimiento se retrasará hasta bien entrado 2022

TERMINAL CONTENEDORES
TERMINAL CONTENEDORESAPVAPV

Buscar nuevos proveedores y otros productos y una mayor flexibilidad en la fijación de precios serán los cambios que las empresas tendrán que afrontar para adaptarse a un nuevo escenario mundial en el suministro de materias primas, según advierte un informe de Cámara Valencia.

Los “stocks” y los costes también serán objeto de las nuevas estrategias de las empresas valencianas en un escenario crítico en su cadena de suministros, una situación que no se espera que se normalice hasta bien entrado el año 2022.

En el informe “Materias primas: encarecimiento y escasez de suministro”, de octubre, de Cámara Valencia, al que ha tenido acceso EFE, se analiza la situación creada a nivel mundial, y se alerta de que el aumento de costes supondrá un aumento de la inflación a niveles desconocidos desde la última crisis.

La inflación prevista

Desde el Departamento de Internacional de la Cámara señalan que este incremento de precios se va a ir trasladando al consumidor poco a poco, y la inflación se va a situar entre el 4 y el 5 por ciento a lo largo de 2022, al menos en la primera mitad del año.

El significativo aumento de los precios de las materias primas, de la energía y de algunos semimanufacturados, como los chips y semiconductores en los mercados internacionales, está provocando un aumento de la inflación generalizado que en Estados Unidos ya ha alcanzado el 5 por ciento y en España o Alemania se sitúa en el 4 por ciento, niveles no vistos desde antes de la crisis financiera de 2008.

Esta situación puede alargarse en el tiempo, en la medida en que los precios continúen al alza, pero mayor impacto sobre el ritmo de recuperación económica internacional puede tener la escasez de materias primas, que está provocada por el menor ritmo de crecimiento de la producción frente al dinamismo de la demanda tras la pandemia y por los desajustes del transporte marítimo.

Los sectores más perjudicados

La principal perjudicada está siendo la industria que, ante la falta de suministro, sufre cuellos de botella, problemas de producción -con paradas intermitentes en algunas de ellas- e incapacidad para hacer frente a los pedidos.

En el caso de la industria valenciana, el incremento del precio de los fletes y de la energía acabará repercutiendo en los márgenes de la industria azulejera, y después al precio final; en el mueble, el coste del transporte y la energía al alza también está afectando; y en la metalurgia, las consecuencias se están viendo en los ritmos de producción.

De ahí que el informe alerte de que las empresas valencianas tienen el reto de enfrentarse a un nuevo escenario mundial, lo que implicará cambios sustanciales en sus estrategias de suministro de materias primas (qué materias primas y cuáles van a ser los proveedores), en la estrategia de “stocks” y almacenamiento (de materias primas y de productos finales), la de costes (en todos sus ámbitos de actividad) y en la de fijación de precios (mayor flexibilidad y variabilidad).

No obstante, la propia estructura del tejido empresarial valenciano dominado por pymes le otorga la ventaja de la flexibilidad, que puede compensar la falta de capacidad de negociación que tienen empresas más grandes o multinacionales.

Esta situación, que no tiene visos de corregirse a corto plazo, podría lastrar la reactivación de la actividad económica internacional en 2022 y, de prolongarse en el tiempo, estos “cuellos de botella” afectarían a otras ramas del sector servicios más interrelacionados con la industria y la construcción: el transporte, el comercio al por mayor o algunos servicios profesionales.

No obstante, en la medida en que oferta y demanda de bienes se adecuen a lo largo de 2022, precios y suministros volverán a la senda previa a la pandemia a partir de 2023, aunque el nivel de equilibrio podría ser diferente al existente previamente.

Tras el notable incremento de los precios en los mercados internacionales de la mayor parte de las materias primas durante la segunda mitad de 2020 y primeros meses de 2021, la evolución ha sido dispar.

En los semiconductores, el tiempo medio de entrega de nuevos chips aumenta mes a mes y en agosto del 2021 se alcanzó un promedio de 20,2 semanas, según un estudio de la firma Susquehanna Finnancial Group citado por Cámara Valencia.

El informe advierte de que la solución no es fácil ni se logrará a corto plazo; las previsiones del World Semiconductor Trade Statistics apuntan que el mercado mundial de semiconductores crecerá un 25 por ciento en 2021 y un 10 por ciento en 2022.

Al problema de la escasez se añade el aumento de los precios de los semiconductores; por ejemplo, el de algunos chips de microcontroladores (para los teléfonos inteligentes o “smartphones”) ha subido de 0,20 dólares cada uno a más de 1 dólar en un año, un 400 por ciento.