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Tradiciones

Agonía, pasión y muerte de los tapices de flor de la Virgen de los Desamparados en Valencia

De las Escuelas y Academias de Bellas Artes salieron los grandes maestros del arte barroco efímero floral

El tapiz del centenario de la Coronación de la Virgen de 2023 contenía mil kilos de flores Archivo

En los últimos años estamos asistiendo impasibles, o casi complacidos, a la agonía, pasión y muerte de los tradicionales y hermosos tapices de flor que todos los años han sido alzados en honor de la Mare de Déu dels Desamparats.

En palabras del último gran maestro que los confeccionaba, Miguel Galbis, lo que se ha hecho de altar de flor es un "quiero y no puedo", de lo que durante más de un siglo ha sido el orgullo y admiración de propios y extraños en la fiesta de la Patrona de Valencia y su Reyno.

La degradación total llegó cuando en 2022 se instaló una lona con la foto de la Virgen que remitía a un fotomatón de cementerio, intentando semejar de manera irrisoria las bellas estampas florales, costumbristas valencianas y marianas, que han esculpido delicados poemas de flor.

Lona con la foto de la Virgen en el lugar donde todos los años se ponía el tapiz de floresLa RazónPP

El primer gran altar de flor del que se tiene noticias instalado en la fachada de la Real Capilla recayente a la plaza de la Virgen fue el construido el 10 de mayo de 1667, cuando se inauguró, sin estar acabado, el templo. Lo pagó el rey Carlos II. Con pétalos de flor fue dibujada la imagen de la Virgen de los Desamparados dentro de un corazón que simbolizaba la ciudad de Valencia ornado con las armas reales.

Los labradores de la huerta de Valencia se reservaron el segundo día de Pascua de Pentecostés para festejar el acontecimiento de la inauguración de la nueva casa de la Virgen. Llenaron la fachada de murta, guirnaldas que completaron con flores de sus alquerías. En el centro de la plaza, entonces llamada de la Seo, instalaron una fuente de vino de donde bebía la gente.

El segundo gran altar de flor dedicado a la Virgen de los Desamparados documentado es del año 1788, alzado con motivo de la coronación de Carlos IV como rey de España. Se hizo a expensas del tesoro real a través del virrey de Valencia, siguiendo el ejemplo de Carlos II.

Los adornos en las fachadas de la Basílica fueron constantes todos los años, especialmente en aquellos en que se conmemoraba algún hito importante de la historia de la Virgen de los Desamparados, de Valencia o de España. Ejemplo de ello fue lo ocurrido en 1885 cuando el papa León XIII la declaró Patrona de Valencia. Se colocó en la fachada principal "un pabellón de oro, formando altar con la imagen de nuestra Patrona".

De forma ordinaria, comenzó a alzarse altares de flor en 1904 y en 1924, año siguiente del de la coronación canónica de la imagen serviría para celebrar en él la Missa d´ Infants. Fueron Cebrián Mezquita, Vicente Albert, Garrido, Renau y Ginesta los artífices de este altar.

Julio Cebrián Mezquita fue el primer gran maestro de los retablos de flor y fue su discípulo Enrique Ginesta el gran continuador, recogiendo la esencia de ambos y la solera su discípulo Miguel Galbis Silvestre. El secreto de su hacer era el dominio en el dibujo de de la perspectiva, profunda y atrevida, con la que conseguían efectos

admirables, que luego bordaban con flores secas y naturales para conseguir mayor profundidad, relieve y colorido.

Los tapices de flor, al ser la de la Virgen una fiesta municipal costeada por el Ayuntamiento desde que el 2 de marzo de 1684 el Consell de la Ciutat acordara que en adelante el segundo domingo de mayo se celebrara la fiesta de la Virgen de los Desamparados acompañada de procesión general, compete a la Corporación Municipal licitar y sacar a concurso público o encargar la obra.

Lo del tapiz de flor ya no es lo que era. Se está dejando morir la tradición, la genuina y artística forma de hacerlos. Es un asunto que hay que sacarlo a debate público y en el que deben tomar parte no sólo el Ayuntamiento patrocinador, también las Escuelas y Academias de Bellas Artes, de cuyos centros salieron los grandes maestros del arte barroco efímero floral. También las entidades culturales valencianas. Crear una plataforma para salvar el tapiz, que se nos va, se nos muere. Sería imperdonable.

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