Cultura
Casa Museo Blasco Ibáñez, el chalet en la Malvarrosa donde el genio encontró la paz
Tras la guerra civil, el edificio fue incautado y utilizado como Escuela de Flechas Navales
A pocos metros de lo que hoy en día se conoce como la playa de la Patacona, y junto a algunas de las actuales arrocerías más prestigiosas de Valencia, se encuentra un imponente edificio blanco con columnas en la entrada y un elegante jardín que invita a ser visitado. Se trata del chalet en la playa de la Malvarrosa que el mítico escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez mandó construir en lo que entonces era una solitaria y fértil playa. Allí encontró un rincón de paz en el que dedicarse de pleno a la pasión que le convirtió en uno de los personajes más destacados de nuestra historia.
Entre sus cuatro paredes todavía puede uno imaginarse el silencio e introspección que el literato halló en este espacio, rodeado de un amplio jardín y con una privilegiada panorámica al mar. La Casa Museo Blasco Ibáñez fue abierta al público e integrada en la red de museos municipales del Ayuntamiento de Valencia en junio de 1997, culminando así el proceso de recuperación de un espacio físico estrechamente vinculado a la figura del escritor valenciano.
Vicente Blasco Ibáñez mandó construir el chalet original en 1902, en la playa de la Malvarrosa de Valencia. La casa destacaba por su magnífica galería de columnas y cariátides, decorada con frescos de estilo pompeyano, presidida por una imponente mesa de mármol de Carrara.
La construcción del edificio fue complicada debido a la escasa consistencia del subsuelo por la cercanía del mar, de manera que los cimientos tuvieron que ser levantados en varias ocasiones, al igual que las cariátides, que finalmente fueron realizadas por el escultor Rafael Rubio Rosell, con el tiempo profesor de la Escuela de Bellas Artes de Valencia.
Tras la guerra civil, el edificio fue incautado y utilizado de 1942 a 1962 como Escuela de Flechas Navales, por lo que sufrió importantes desperfectos. Se cerró la terraza y desaparecieron las columnas y cariátides. Posteriormente, la casa fue ocupada por familias marginales, acelerándose así su proceso de degradación. Los herederos de Blasco Ibáñez, en el exilio, se vieron impotentes para frenar este deterioro. Finalmente, en 1980, lo vendieron al Ayuntamiento de Valencia, al objeto de perpetuar la memoria del escritor. Sin embargo, el estado del edificio era tan ruinoso, que en los años 90 se derribó y se procedió a su reconstrucción siguiendo los planos originales.
En la actualidad el chalet se levanta en el mismo emplazamiento y su aspecto exterior es muy similar al original. En el interior se optó por el diseño de plantas exentas, destinadas a salas de exposiciones y Biblioteca-Centro de Investigación.
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