Este pueblo es la "joya de Alicante", un pequeño paraíso de la Costa Blanca

La Comunidad Valenciana está llena de rincones únicos, mediterráneos, que hacen que cualquier visita a su territorio se convierta en toda una experiencia inolvidable y no solo por su situación geográfica, sino por el encanto de sus localidades y su gastronomía inigualable. Pueblos de interior, de costa, auténticas joyas arquitectónicas y geográficas que han sabidoconservarse con el paso del tiempo, y que hoy en día ofrecen todo un destino que nada tiene que envidiar a las capitales europeas.

Uno de esos rincones de calles blancas, suelos empedrados y ambiente puramente mediterráneo se encuentra en la Costa Blanca, en Alicante, lugar en el que se unen la calma con la tradición, la gastronomía con la innovación. Una esencia que le ha llevado a convertirse en la cúpula del Mediterráneo, y por el que parece que el tiempo no pasa por él.

Se trata del municipio alicantino de Altea, y que según se recoge desde la web oficial de Turismo Comunidad Valenciana (comunitatvalenciana.com), esta localidad se puede diferenciar en dos zonas: una a las orillas del Mediterráneo y, por otro lado, el casco antiguo.

A partir de ahí, se invita a adentrarse en sus calles estrechas y empedradas, e ir bajando el municipio dejando a un lado las casas blancas repletas de coloridas flores y abriendo paso a rincones escondidos y miradores, hasta llegar a la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo. Un casco antiguo icónico que respira historia marcada por los musulmanes.

Altea es todo un paraíso en pleno Mediterráneo. Únicamente hace falta recorrer sus más de seis kilómetros de costa y conocer su gran variedad de playas como L’Olla, Solsida, Cap Negret, Albir, Cala del Mascarat o La Roda. Estas playas se caracterizan por ser de cantos rodados y no de arena e, incluso, algunas de sus calas están bien escondidas entre grandes acantilados. Lugares idóneos en los que se puede disfrutar del sol, de la brisa mediterránea y de la tranquilidad, ya que no están muy masificadas.

Si por el contrario se buscan aventuras, el municipio también ofrece la posibilidad de coger un kayak y remar hasta uno de los grandes tesoros de altea: la isla de la Olleta. Se trata de una isla que se ubica dentro del Parque Natural de Serra Gelada y en la que se han encontrado restos arqueológicos de la época romana.

Esta isla no está muy lejos de la costa, por lo que se puede llegar sin ningún problema. Por otra parte, también se ofrece una alternativa, y si se prefiere practicar buceo o snorkel, sus aguas cristalinas son ideales para contemplar su maravilloso fondo marino.

También hay espacio para la naturaleza. Un buen ejemplo es la Sierra de Bèrnia, cadena montañosa que separa las comarcas de la Marina Alta y la Marina Baixa y en la que se encuentran las ruinas del castillo y un campo de golf. Aquí se pueden hacer rutas tan bellas como emocionantes, como son la Ruta de los Arcos o la Ruta del Forat de Bèrnia. Otro paraje natural de gran importancia en la zona es el Parque Natural de la Serra Gelada, con infinitos senderos para amantes de la naturaleza.

Al ser un enclave privilegiado, su gastronomía también lo es, ya que fusiona el mar y la huerta. Entre sus platos típicos podemos encontrar arroz a banda, paella con boquerones o arroz del senyoret. Tal y como indica la web turística, "no importa si eres de mar o de montaña, en Altea hay un hueco para ti", por lo que se propone saborear el mediterráneo, tomar una foto en este inigualable casco antiguo o simplemente respirar aire puro en los parajes naturales que rodean a la localidad. Todo un acierto para descubrir en cualquier momento del año.