Caso Gürtel

Exconsellers de Camps niegan que el Bigotes "pintara nada"

La exconsellera De Miguel dice que Alvaro Pérez "me importaba un bledo"

La exconsellera Alicia de Miguel, en una imagen de archivo
La exconsellera Alicia de Miguel, en una imagen de archivolarazonLa Razón

La exconsellera Alicia de Miguel aseguró ayer en la Audiencia Nacional que "nunca, en absoluto" dio ninguna indicación para contratar a la trama Gürtel y acusó de mentir "vilmente" a quien fuese su jefe de gabinete, que la atribuyó la orden de fichar al empresario de la red Álvaro Pérez, El Bigotes, porque tenía "proximidad" con el expresidente de la Generalitat Francisco Camps.

"A mi el señor Álvaro Pérez me importaba un bledo. No tenía ningún interés", dejó claro la exconsellera durante un tenso interrogatorio con la Fiscalía en el juicio a una rama del caso Gürtel en el que se enfrenta a nueve años de inhabilitación y donde Camps también está acusado.

Señaló que recibió a El Bigotes en su despacho como a otro empresario o ciudadano más, y negó haber recibido ningún regalo de él -"oye, ni un palillo"- haber ordenado contratarle o haber recibido indicaciones para ello del expresidente Camps: "Ninguna. Nunca. En absoluto".

Durante el día de este martes declararon dos de los imputados que no han conformado su declaración con la Fiscalía Anticorrupción y que negaron tajantemente los hechos. Tanto la exconsellera Alicia de Miguel, como el ex secretario autonómico, David Serra, negaron el protagonismo que la Fiscalía otorga a Álvaro Pérez, "el Bigotes" que, tras pactar con el Ministerio público, sigue afirmando que era muy amigo del expresidente Camps, algo que este niega. De Miguel y Serra restaron protagonismo a Álvaro Pérez en las adjudicaciones de las administraciones públicas y también negaron la relación de la que alardea con Camps. El propio Serra explicó que tanto su presencia en la boda del Bigotes a la que también asistió el presidente Camps, se debía a una invitación protocolaria porque eran buenos clientes. Y que las alabanzas que el Bigotes hizo a Camps durante la ceremonia se debieron a que "viene el jefe de uno de tus mejores clientes y obviamente tú dices que es el más guapo y al más alto. Ahí empieza y ahí acaba todo".

David Serra, tras dejar claro que ni favoreció a la trama ni recibió ninguna indicación para ello "ni del señor Camps ni de ningún miembro del gobierno valenciano" porque "aquella era una administración seria", describió a El Bigotes como alguien "brabucón" que "sacaba pecho de cosas que no eran ciertas", y consideró que la relación que pudo tener con Camps es "superflua".

Serra sí reconoció que comió con él en varias ocasiones y que recibió regalos suyos -una manta de publicidad de Orange Market y una cesta con toallas y jabones cuando nació su hijo pequeño-, pero señaló que "jamás" fue su amigo ni confió en él porque, ha dicho, no se fiaba. "El señor Pérez tuvo capacidad y habilidad de engañar a muchísima gente", ha indicado.

Antes que él, la exconsellera De Miguel combatió la acusación que pesa sobre ella en relación a presuntas irregularidades en la adjudicación de contratos a la empresa Orange Market entre 2006 y 2007 en los que, según su número dos, Enrique Navarro, pidió contratar a Álvaro Pérez por tener éste "amistad" con el ex secretario general del PP valenciano Ricardo Costa y "proximidad" con Camps.

Una versión que a De Miguel le pareció "una tontería", una "bobada que no tiene nombre", y acusó a quien fuese su número dos de mentir "de manera descarada" tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía para intentar que "su puesto no peligre". "No dijo que yo maté a Manolete porque no se lo preguntaron; si no, lo habría dicho", indicó con ironía.

Varias veces reiteró que no tenía competencias ni sabía nada de "contratación", un asunto que tenía delegado, y hasta se sirvió de un amplio póster con el organigrama de la Conselleria para explicar los distintos departamentos.

Tampoco vio "nunca" ninguna factura con Orange Market y era su jefe de gabinete, quien las conformaba y conocía los pormenores de la organización de los actos en los que ella intervenía, ha señalado De Miguel, quien opinó que si los otros cargos inferiores que intervinieron de algún modo en la contratación no estaban de acuerdo con lo que se hizo, deberían haber dimitido o no haber firmado.

Tanto el interrogatorio de De Miguel como el de Serra fueron tensos y el presidente del Tribunal pidió a la Fiscalía que formulara las preguntas y dejara contestar a los acusados.