Viajes

Las ocho playas que convierten esta provincia española en la Ibiza peninsular

Sus espectaculares paisajes son propios de escenarios isleños

Cala Granadella en Jávea
Cala Granadella en JáveaDiego DelsoLa Razón

Aunque las islas Baleares son únicas e inimitables, existen ciertos parajes paradisíacos en la península que bien podrían recordar a los ibicencos. En concreto, la localidad de Jávea, en la comarca de la Marina Alta, en la provincia de Alicante, destacan estas nueve playas que podrían estar perfectamente en la isla balear.

Cala Sardinera

Esta pequeña cala se encuentra en la bahía que forma el Cap Prim en su lado norte. No suele estar muy concurrida debido a que se requiere caminar unos 20 minutos para llegar a ella, siguiendo un sendero desde el mirador de la Creu del Portitxol. La cala tiene alrededor de 200 metros de cantos rodados y agua cristalina gracias a la presencia de una pradera de posidonia oceánica. En el pasado, era un lugar ideal para los pescadores de sardinas, quienes colocaban sus finas redes dos veces al día, al amanecer y al atardecer, lo cual dio origen a su nombre. Desde Cala Sardinera se puede disfrutar de las maravillosas vistas hacia el cercano Montgó, que se encuentra sobre la enorme plataforma del Cap de Sant Antoni. Sin embargo, últimamente la tranquilidad del lugar se ve afectada por las embarcaciones que anclan en la zona.

Playa del Arenal

La Playa del Arenal en Jávea es un paraíso costero para toda la familia. Su nombre lo dice todo, ya que destaca como la única playa de arena en toda la zona. Con su comodidad y accesibilidad excepcionales, no sorprende que sea la más concurrida de todas. Ubicada en el centro de la Bahía de Jávea, esta playa forma un pequeño remanso de aguas poco profundas, brindando un amplio espacio para relajarse y tomar el sol. El paseo marítimo que bordea la playa es el epicentro del ambiente playero típico. La Playa del Arenal se enorgullece de su accesibilidad, que incluye sillas anfibias y personal capacitado para ayudar a las personas con movilidad reducida a disfrutar del baño en el mar.

Playa de La Grava

Ubicada estratégicamente junto al puerto deportivo de la ciudad y en proximidad al antiguo barrio pesquero, la playa de La Grava destaca por su fácil accesibilidad y una amplia gama de comodidades para disfrutar. Su característica grava gris se extiende hasta las tranquilas y claras aguas, creando un espectáculo visual de contrastes con los tonos azules del mar. No decepciona.

De hecho, ha sido galardonada con la prestigiosa Bandera Azul, un reconocimiento que avala la excelencia en términos de limpieza, seguridad y servicios. Además, desde la playa se puede disfrutar de vistas panorámicas al Cabo de San Antonio, una maravilla natural que se erige como telón de fondo y añade un toque de belleza y serenidad al lugar.

3. Playa Primer Muntanyar o Benissero

Algunos la conocen también como Benissero por la casita propiedad de un ciudadano de Benissa. Hoy aquella casita es el chiringuito La Siesta. Es la playa más extensa del municipio ya que cuenta aproximadamente con 2 km de longitud y 30 metros de ancho. La playa del Primer Montañar se caracteriza por la zona de grava que la comprende, con una extensión de 400 metros en una banda de 35 metros de ancho y su mayor protagonismo es la zona de piedra tosca que ocupa 1.600 metros del total de la extensión.

Esta playa además cuenta con mucha historia ya que los asentamiento de piedra tosca predominantes eran utilizados antiguamente para la talla y extracción de la tosca que se utilizaba como material de construcción. Es ideal para la práctica de deportes acuáticos, para practicar snorkel y buceo, dinámica y con buenos lugares para comer cerca. Para acceder al agua, nada más fácil que las escaleras que conducen al mar.

Cala de Portitxol

Antes de llegar a la popular playa de la Granadella, aparece la cala del Portitxol o de la Barraca, la más fotogénica entre las playas de Jávea. La culpa la tiene el conjunto de impecables casitas de pescadores con fachadas blancas y puertas pintadas de colores vivos que recuerdan a las típicas casas de las islas griegas. Se puede llegar en coche, pero si se prefiere se puede hacer a pie desde el Mirador de la Creu del Portitxol, unos 800 metros cuesta abajo.

La cala es de bolos, con pequeños espacios de arena gruesa. Si hay mar calmado, se puede alquilar una barca para llegar hasta la cercana isla del Portixol. Es imprescindible llevar gafas para bucear y también es recomendable escarpines. Por sus increíbles fondos marinos y lo bonito de los alrededores de la cala con los acantilados del Cap Prim a la izquierda y el Cap Negre a la derecha, buceadores y piragüistas suelen tener esta cala como favorita.

Playa de la Granadella

La playa de la Granadella es mucho más que un hermoso paisaje de postal. Sus cantos pulidos y aguas cristalinas de color turquesa, protegida por acantilados de los vientos, crean un entorno único. Al recorrer con atención sus alrededores, se pueden descubrir rasgos que revelan parte de la historia de la costa alicantina, como el Castillo de la Granadella, que en el siglo XVIII formaba parte del sistema defensivo costero contra los piratas moriscos. Además, se pueden apreciar construcciones tradicionales, antiguos hornos de cal, minas de ocre y las típicas "teuleries", plataformas frágiles construidas con cañizo, cuerda y madera en las que los habitantes locales solían pescar. Aún se pueden identificar algunos restos de estas estructuras en las afiladas paredes de los acantilados.

Segundo Muntanyar

Al sur de la playa del Arenal, se encuentra otro de los peculiares tramos de piedra tosca de Jávea. Es el segundo Muntanyar, una playa semiurbana, también es conocida como la Sèquia de la Noria, donde se puede observar la talla y extracción de este material utilizado en la construcción tradicionalmente. En esta zona se encuentra el mirador de la Sèquia de la Noria, que consiste en un canal excavado sobre la "tosca", que permitía el ingreso de agua marina a unas salinas. Esta explotación, posiblemente relacionada con una antigua factoría pesquera romana, sufrió modificaciones en la Baja Edad Media o en la época Moderna. El acceso al mar depende de las olas, aunque se han instalado escaleras en diferentes puntos de la playa para mayor comodidad de los bañistas.

Cala Blanca

En realidad, se trata de un conjunto de pequeñas calas rocosas (la Caleta I, La Caleta II y la Cala del Francés), entre entrantes y salientes que las protegen, lo cual las hace perfectas para practicar snorkel. El difícil acceso de las Caletes, sobre todo la conocida como la Cala del Francés (en recuerdo del Sr. Lambert, según explican los vecinos), hace que en ellas calas la tranquilidad esté asegurada. Sólo los barcos que hacen excursiones hasta Cala Sardinera pueden acercarse de tanto en tanto. El nombre de estas calas hace referencia a los guijarros y rocas blancas que adornan su paisaje escondido.