Tradiciones
El origen de la fiesta del Corpus en Valencia, guerras intestinas retrasaron su celebración
El teatro laico medieval nació del teatro religioso
Valencia tardó en celebrar la fiesta de Corpus como la conocemos porque el territorio valenciano estuvo mucho tiempo enfrascado en guerras intestinas entre partidarios de los Vilaragut y los Centelles, que en algún momento fueron lideradas, en nombre de los Vilaragut por el obispo don Jaime de Aragón, quien, en 1372, después de un paréntesis de 17 años desde la primera procesión, ordenó que de nuevo se hiciera, aprovechando un período de relativa paz y tranquilidad, y el que se concluyó la construcción de las murallas de la ciudad .
La Procesión nació renacentista a la vez que barroca, mediterránea, solemnial, expresiva, plástica, pictórica, vibrante, comunicativa, hechura del gusto de los valencianos a quienes todo gusta les entre por los cinco sentidos, especialmente por la vista. Es un escaneo o radiografía de cómo hemos sido y seguimos siendo los valencianos, de nuestra antropología.
Entre las motivaciones que impulsaron al Papa Urbano IV a establecer la fiesta de Corpus Christi en la Iglesia Universal hace ahora estuvo presente el Miracle de Llutxent, ocurrido hace años. Y otro milagro eucarístico, el Miracle dels Peixets, de Alboraya y Almassera, creó el clima propicio para que en Valencia se decretara la primera procesión de Corpus. Cuando se escribe la historia del Corpus, tanto dentro como fuera de España, siempre se obvia este hecho.
El Concejo Municipal y el Cabildo Eclesiástico de Daroca enviaron dos síndicos al Papa, el mismo año 1261 en que fue elegido, a contarle lo ocurrido. Estos fueron presentados en la Corte Pontificia por santo Tomás de Aquino y san Buenaventura. Aunque no se ha podido encontrar aún un documento oficial de la Santa Sede de aquella época que informe sobre dicha audiencia, sí existe documentación, un Breve Pontificio del Papa León XIII, datado el 8 de diciembre de 1890, en el que se afirma que el Papa Urbano IV "recognitum fuit atque approbatum", reconoció y aprobó, el milagro eucarístico deLlutxent, así como la embajada y audiencia a aquellos emisarios.
El teatro laico medieval nació en Valencia directamente del teatro de Corpus e indirectamente del teatro religioso en general. En origen, éste se realizaba en el interior de las iglesias y catedrales, con ocasión de las grandes solemnidades litúrgicas de Navidad (Cant de la Sibil.la), Pascua de Resurrección, Pentecostés (La Palometa), la Asunción ,… donde se escenificaba los grandes misterios de la fe cristiana. Con el tiempo estos "misteris" saldrían a la calle y pasarían a ser parte importante de la fiesta de Corpus desde el siglo XIV, habiéndose perpetuado por ser los preferidos del pueblo valenciano al ser sencillos e inteligibles y estar redactados en Lengua Valenciana.
La experiencia adquirida en este terreno, así como la formación de grupos teatrales, los textos dramáticos, los auditorios levantados y las técnicas escénicas que la Iglesia poseía y dominaba en relación con las fiestas de Corpus sirvieron de base para, al independizarse, naciera el teatro laico en la Edad Media, según estudió e investigó buceando en los archivos históricos del Spital dels Folls Henri de Merimeé.
Hay dos procesiones, una civil o profana, y otra estrictamente religiosa, que podemos definir como la ante-procesión, la aportación popular a la fiesta (bulliciosa por sus bailes, ruidosa por sus músicas y fuegos pirotécnicos, antaño a veces grotesca y burlesca) y la religiosa (serena y silenciosa, elegante, recogida y lenta). La ante-procesión fue siempre denostada por los altos cargos civiles y eclesiásticos, y los intelectuales, argumentando que restaba respeto y deslucía la solemnidad religiosa.
La amante de los demonios
Destaca la presencia de la Tarasca dentro del variado bestiario de la procesión, que echaba fuegos pirotécnicos y humo por sus fauces, significando el mal o diablo vencido y reducido por el Santísimo Sacramento, alegoría de los vicios humanos y del demonio, arrollados por las virtudes cristianas. Algunos autores han querido ver cierto paralelismo o similitud de la Tarasca con las literaturas y mitologías rabínicas que versan sobre Lilith, la primera mujer de Adán que no quiso someterse a las órdenes de Dios, abandonó el Paraíso, se instaló junto al mar Rojo y se hizo amante de los demonios, motivo por lo cual Dios creó una segunda compañera de Adán desde la más absoluta dependencia del varón, simbolizada ésta en la costilla de Adán.
Estas teorías extrañas al catolicismo y rigor bíblico aparecieron paralelamente a la proliferación y fuerte asentamiento de comunidades judías en el territorio hispano, especialmente en Valencia. La tesis cristiana explica la presencia de la Tarasca en la procesión basándose en Apocalipsis de san Juan (13,1-10), el poder concedido a la bestia. Tras la llegada de una nueva Jerusalén, acontecerá la renovación definitiva del Cordero y el triunfo de la luz sobre las tinieblas.
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