Cambio climático
Verano 2023... ¿es de noche o de día?
El calor cada vez llega antes, en junio, y se va más tarde, septiembre, y las noches son más propias del Caribe que del Mediterráneo
Ya estamos en septiembre, un mes en el que no hace tanto tiempo que el calor daba un respiro a lo largo y ancho de la Comunidad Valenciana. Una vez que el cambio climático ha dado un giro de 180 grados al verano, la pregunta que está en el aire es cuándo bajarán las temperaturas, pero no de manera puntual, sino de forma constante. Y esa es la pregunta porque termina un verano que se ha caracterizado por unas noches bochornosas y asfixiantes, más propias del Caribe que del Mediterráneo; algo que no se ha producido otros años.
Tal y como explica Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante, UA, y director del Laboratorio de Climatología de la UA, «los modelos estacionales a comienzo de verano ya señalaban que este verano 2023 iba a resultar caluroso y así ha sido; es verdad que comparándolo con el año 2022 no ha sido tan tórrido como aquel. Aun así, en el Mediterráneo se tiene la tendencia de veranos calurosos desde el año 2010».
Otra característica de este año es que el calor ha sido constante por las noches. «Desde mediados de junio se han registrado noches con temperaturas por encima de 20 o incluso 25 grados; son las llamadas noches tropicales y las noches tórridas; unas noches que son las responsables de la pérdida de confort térmico en buena parte de la provincia de Alicante y especialmente en la franja litoral».
80 noches tórridas
Pero ¿a qué se deben esas noches sofocantes? Según Olcina, la razón estriba en la acumulación de calor en el agua del mar Mediterráneo frente a nuestras costas. De hecho, este verano de nuevo se han vuelto a batir récords de temperaturas elevadas en la superficie marina, alcanzado los 28,7 grados. Algo que, a su vez, condiciona mucho el desarrollo de noches tropicales o, dicho de otra forma, ha provocado que el calor se haya dado tanto de día como de noche. De ahí que el rasgo más significativo de este año sea «un verano muy caluroso, pero menos que en 2023, y con noches tropicales muy numerosas, más de 80, siendo un fenómeno que rebasa los límites de julio y agosto y se extiende también hacia junio y septiembre», agrega Olcina.
Al estar el Mar Mediterráneo muy cálido cada vez durante más semanas al año, los registros de temperatura por la noche superan los 20 grados. Teniendo en cuenta que, debido a los efectos del cambio climático, este año la temperatura en marzo también ha sido más elevada de lo habitual ya son muchos los meses de calor. Así las cosas, no parece que, en años venideros, la tendencia vaya a cambiar. «Los rasgos climáticos especialmente en la Comunidad Valenciana van a resultar del tipo de los que estamos registrando en los últimos años, con veranos cada vez más calurosos y menos confortables, sobre todo, en la línea de costa, con unas aguas del mar Mediterráneo que se mantienen muy altas, que baten récords año sí y año también, y con noches muy, muy tórridas», indica. De hecho, los registros de temperatura marina señalan que no hay buena perspectiva para que la situación cambie en los próximos años.
Si bien es verdad que el Mar Mediterráneo no está a la misma temperatura en toda la costa. Por eso, en ciudades como Valencia y Málaga, con los termómetros rozando los 40 grados en las sucesivas olas de calor, la temperatura del agua del mar en superficie sea 8 grados inferior en la ciudad andaluza. Esto es así por los intercambios de agua a través del Estrecho de Gibraltar, según indica David Gras, investigador del Instituto de Ecología Litoral de El Campello (Alicante). Por el estrecho se produce el paso de agua entre el Océano Atlántico, que es mucho más frío, y el Mar Alborán, la parte más occidental del mar Mediterráneo que baña la costa de Málaga.
Al entrar el contacto, baja la temperatura del Mediterráneo en esa zona, mientras que en la costa de la Comunidad Valenciana se mantiene.
Ante este panorama, hay que asumir el calor sofocante en verano. A menos, claro está, que se logre frenar la causa fundamental del cambio climático que son los gases de efecto invernadero. «Una situación que, a su vez, obliga a hacer cambios en la planificación territorial, en la planificación de actividades económicas, en la planificación del agua porque ya no tenemos las mismas condiciones climáticas que registrábamos en los años 70 u 80 del siglo XX», concluye Olcina.
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