Salud
“Esperamos que esta pandemia cambie la visión que la sociedad tiene de las enfermeras y reconozca nuestro trabajo”
Maria Àngels Barba, directora de enfermería del Hospital Vall d’Hebron, explica el papel de las enfermeras en la covid y cómo se preparan para afrontar el futuro. “La soledad es lo peor de esta crisis, sobre todo, al final de la vida".
Detrás de los aplausos de las ocho, hay rostros y nombres. Como el de Maria Àngels Barba, directora de Enfermería del Hospital Vall d’Hebron, el más grande de Cataluña. Quienes han estado ingresados saben que las enfermeras son en referente del paciente en un lugar inhóspito como puede ser un hospital. Ellas, porque como las jueces o las maestras las mujeres son mayoría en este colectivo, son quienes están las 24 horas pendientes de los enfermos, las que solían tocar, acercarse a la cabecera de la cama y las que conocen sus nombres. Y en esta pandemia, causada por un virus que ha echado de los hospitales a familiares y amigos, su papel ha sido crucial. Con motivo del Día Internacional de la Enfermera en el Año de la Enfermera y la Matrona, recuperamos esta entrevista con la jefa de las enfermeras del Hospital Vall d’Hebron.
Más allá de las curas, controlar al paciente y anticiparse a cualquier complicación, han dado conversación a enfermos que pasan muchas horas solos, les han acercado a sus familiares a través de una pantalla y han acompañado a los que no han podido resistir a la Covid-19 en el camino final. “Esto ha sido lo más duro”, admite Barba. Todas las ciudades tienen una calle dedicada al Doctor Fleming, el médico microbiólogo que descubrió los efectos antibióticos de la penicilina, pero apenas ninguna tiene una dedicada a Florence Nightingale, la madre dela enfermería moderna. Creó el modelo sanitario que ahora está salvando vidas, basado en la higiene y la organización efectiva de los recursos. Pero sigue sin estudiarse en las escuelas. Barba espera que esta crisis ayude a reconocer el papel de las enfermeras.
-Tiene una descripción muy clara de la sensación que ha vivido durante días en el hospital luchando contra el coronavirus. Dice que “ha sido como correr delante de un tren a punto de arrollarte”. ¿Cómo están ahora?
- Ha pasado poco más de un mes, pero la sensación es como si hubieran pasado varios. Los días son largos e intensos, como una montaña rusa. La situación es más estable desde esta semana. Ya hay más urgencias ordinarias que enfermos con Covid-19. Estamos entrando en la fase desesescalada, pero no nos podemos confiar, hay que esperar al primero de mayo para ver si hay un repunte después de esta primera fase de desconfinamiento.
-¿Qué papel han tenido las enfermeras en la transformación del hospital para afrontar la pandemia?
-Hemos tenido que adaptar a un equipo de 2.600 enfermeras, 1.600 auxiliares, además de celadores, terapeutas, fisioterapeutas, trabajadores sociales y técnicos de laboratorio para atender la pandemia. Aunque no nos imaginamos la magnitud de la tragedia, empezamos a trabajar pronto en el plan de contingencia. Cerramos las consultas externas y la actividad quirúrgica. Hicimos valoraciones y recolocamos a las enfermeras de consulta en las unidades de hospitalización, mientras que a las quirúrgicas las reubicamos en las unidades de críticos. Se hizo una formación exprés a 300 profesionales y vídeos para facilitar el aprendizaje del manejo de un paciente con Covid-19. A cargo de la dirección de enfermería, también hay otros profesionales que se movilizaron. Los fisioterapeutas, por ejemplo, se adaptaron a terapias motoras y respiratorias que requieren los enfermos de Covid-19. Y los técnicos de laboratorio también vieron incrementado su trabajo.
-¿Han tenido que adaptar también sus horarios?
-Una parte importante del plan de contingencia, además de redistribuir espacios y adecuar la infraestructura, ha sido reorganizar al personal. El 80% delas enfermeras tenían turnos de 12 horas y un 20% de siete horas. El hospital ha cogido el turno de 12 horas de las enfermeras como referencia. Lo que siempre hemos tenido en cuenta es que nadie tuviera que doblar o exceder su turno y lo hemos conseguido. No quería tener bajas por agotamiento.
-Pero habéis tenido bajas por contagio.
-La tasa de contagio entre el personal sanitario ha sido del 5%, menor que en el conjunto de la sociedad, que ha sido del 9%.
-¿Habéis tenido que transformar bolsas de basura en batas impermeables?
-Aquí no nos hemos quedado sin EPIS (equipos de protección individual), pero en el pico de la pandemia, estuvimos al límite. En algún momento, nos faltó algún tipo de material, pero pudimos utilizar otro que ofrecía una protección similar. Por ejemplo, en vez de batas impermeables, que no llegaban, utilizamos buzos.
-Hay muchas fotografías de las marcas que dejan gafas y mascarillas en la piel. ¿Cómo se trabaja con el material de protección?
-Con mucho calor. Sudas mucho y nos hemos de cambiar la ropa interior varias veces al día. También es más incómodo para practicar cualquier técnica, como por ejemplo, poner una vía. Además, el material para proteger la cara, las gafas, las mascarillas y las pantallas, cuando llevas muchas horas deja marca. Cuando vimos que había compañeras que acababan con heridas, pensamos en poner protección debajo para que las lesiones fueran mínimas.
-Las enfermeras sois el referente del paciente y las familias en un hospital, ¿cómo vivís las medidas de aislamiento?
-La covid-19 es una enfermedad que aleja a los pacientes de sus seres queridos. En nuestro día a día, las enfermeras estamos pendientes del paciente las 24 horas, pero ahora lo estamos más. Sabes que el paciente no está acompañado y buscas cuatro o cinco minutos para hablar, ayudarles a contactar con la familia y darles compañía. La soledad ha sido lo peor de la pandemia, sobre todo en los momentos finales de la vida, para los enfermos, para sus familias y para nosotras.
-¿Tenéis ayuda psicológica?
La unidad de salud mental del hospital tiene un programa de soporte psicológico. Pero lo que más funciona es el apoyo entre profesionales y, sobre todo, de los coordinadores de cada equipo, que está pendiente de si algún compañero necesita ayuda. Están haciendo de psicólogos cuando ven que un compañero está sobrepasado. El día a día en el hospital se vive como si estuviéramos en una montaña rusa. Pasas de una sensación a otra muy rápido, puedes estar celebrando una fiesta porque das de alta a un paciente de la UCI y en un abrir y cerrar de ojos tienes que acompañar a pacientes que están en el momento final de su vida. Pero cuando te caes, ahí están los compañeros. En el hospital siempre ha habido solidaridad entre compañeros, pero no al mismo nivel que ahora. En enfermería hemos mezclado a personal de diferentes especializaciones y han ido todos a la una.
- Habeís triplicado la UCI, pero las enfermeras intensivistas son las mismas
- Los profesionales de las UCIS de pediatría y traumatología, que saben cómo manejar a pacientes críticos, se han incorporado en los equipos para tratar a pacientes con coronavirus. De repente, ves a una enfermera de la UCI de neonatos que está acostumbrada a manejar cuerpos de 500 gramos con un hombre de 90 kilos. Es asombrosa la capacidad de adaptación de los profesionales.
- ¿Cuántas camas de UCI tenéis ocupadas ahora?
- El hospital cuenta habitualmente con 56 camas de UCI. Hemos llegado a tener casi 200 y hoy tenemos 109 pacientes críticos ingresados, el doble de lo habitual.
-En el imaginario popular, se piensa que la UCI es el lugar más complejo del hospital, pero su personal está también más acostumbrado a enfrentarse a la muerte y el día a día en planta también puede ser igual de duro
-En la unidad de críticos, una enfermera está al cargo de dos pacientes monitorizados las 24 horas. La tensión es continua, pero cuando se controla la tecnología, te adaptas. En planta, cada enfermera se ocupa de ocho pacientes que no están monitorizados y con los que no tienes contacto visual las 24 horas. La dificultad de los enfermos de Covid-19 es que están aislados, con la puerta cerrada y es un pacientes que en un visto y no visto te puede caer en picado y acabar en la UCI intubado.
-¿Cómo va a recuperar la normalidad el hospital?
-El edificio de pediatría, donde se habían desplegado tres plantas para adultos libres de Covid-19, ha recuperado sus espacios habituales. Vamos despacio, hay que esperar a mayo para ver si hay rebrotes después de esta primera semana de desconfinamiento. Poco a poco se reabrirán plantas no Covid-19, aunque de una manera diferente a enero. Ante lo desconocido, hay que ir paso a paso. Iremos reabriendo quirófanos y consultas para hacer todas las intervenciones y pruebas que se han aplazado.
-¿Qué tipo de urgencias no Covid-19 están llegando?
- Durante la pandemia, nos ha sorprendido que han venido menos infartos e ictus, porque es una cosa que cuando te da, te da. Vemos que están llegando personas más apuradas que han esperado a venir.
-El 12 de mayo se conmemora el Día de la Enfermería en honor a Florence Nighttingale, que hace 200 años creó el modelo sanitario que ahora está ayudando a salvar vidas, basado en el acompañamiento, la higiene, una buena organización y alimentación. ¿Qué lección aprenderemos de esa crisis?
-Este virus nos ha hecho reflexionar. Nighttinale modernizó la enfermería, pero esta crisis puede cambiar la visión que la sociedad tiene de las enfermeras. Espero que se reconozca nuestro trabajo. También puede ayudarnos a replantearnos las cosas, hemos utilizado la telemedicina, que ahorra a los pacientes muchos viajes. Si ha funcionado, ¿por que volver a atrás?
-¿El final de la pandemia está lejos?
-Sí. La recuperación es lenta y podemos volver a tener pacientes en octubre o noviembre.
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