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Kim Kardashian, de tú a tú con Trump

Acudió a la Casa Blanca para encontrarse de nuevo con el presidente de Estados Unidos y tratar el tema de la reforma de la justicia penal
larazon

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Es posible que a veces la oposición cargue las tintas contra Donald Trump. Cuando lo compara con Nerón y lo acusa de autócrata y déspota incurre en la clase de hipérboles que denuncia. Pero todo los esfuerzos por cambiar su indumentaria mental y hacerlo pasar por un político clásico, todos los gritos en contra de su histrionismo, encajan sin esfuerzo cuando periódicos como el «US Today» anuncian su reunión con Kim Kardashian.
Hablamos de un cara a cara entre el constructor, estrella de la telerrealidad, protagonista de las alfombras rojas de Manhattan y mandarín de las portadas del colorín durante años, y la reina del cuore, Kimberly Kardashian, esposa del rapero Kanye West, empresaria, modelo, actriz y, por encima de todo, monumento unipersonal a mayor gloria de sus andanzas personales. Sucede que ella lleva un tiempo implicada en la reforma del sistema penal de Estados Unidos.
De blanco y con una trenza
Así que tenía mucho sentido que Trump, que ha convertido su reforma en uno de sus grandes emblemas publicitarios, concediera unos minutos a la estrella. Al decir de la cadena Fox, Kardashian llegó a mediodía a la Casa Blanca, vestida de blanco y con «el cabello recogido en una coleta trenzada». La ley aprobada por Trump en 2018 contó con el apoyo de los dos partidos y ha supuesto ya la excarcelación de varios miles de reclusos, generalmente condenados a sentencias draconianas relacionadas con el tráfico (y, en los casos más desquiciados, también con el consumo) de estupefacientes.
También es cierto que Trump apuesta por un discurso de mano dura. Que incluye las bendiciones a la inversión privada en penitenciarías. Ella, entre tanto, ha empezado a estudiar Derecho y planea estrenar un documental dedicado a sus actividades filantrópicas relacionadas con el compromiso por la reforma del sistema. Con el estreno previsto para el mes de abril, de «Kim Kardashian West: The Justice Project», la cosa tiene el aspecto de un «egotrip» mal digerido.
Por más que la protagonista hable de sus experiencias transformadoras junto a algunas de las reclusas a las que logrado sacar de prisión, indulto presidencial mediante. Pero nadie negará que resulta más estimulante que los medios hablen a cuenta suya de la universidad de Georgetown y sus profesores de leyes que de una petarda como Paris Hilton, de perfumes exóticos, culos inflados y psicodramas varios. Desde luego, ella, como explicó en una entrevista de promoción de la película, está «súper motivada». Oh, sí, y«estresada», mucho, muchísimo, entre el activismo, los estudios, el cine y los flashes. Pero las estrellas no deben flaquear ante el enemigo ni renunciar a sus sueños más fastuosos. Si Trump, tan similar a Jesús Gil, alcanzó la Casa Blanca, a ver por qué no va a poder Kardashian ejercer de Rosa Parks o Ella Baker de la revista «People». Eso, a ver, por qué no.

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