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Libros

8-M

“Entendí, tal vez tarde, que no debía ser bella, sino libre”

Paulina Silva publica “Mujeres. Lo que pensamos mientras pasa el tiempo”, un poemario con ilustraciones en acuarela que invita a entender y hacer las paces con la evolución femenina

Dibujo en acuarela de la portada del libro de Paulina Silva, "Mujeres. Y lo que pensamos mientras pasa el tiempo"
Dibujo en acuarela de la portada del libro de Paulina Silva, "Mujeres. Y lo que pensamos mientras pasa el tiempo"larazon

Para Paulina el final del proceso de aprendizaje se inicia cuando comenzamos a desaprender lo aprendido, a olvidar. La memoria, en su ejercicio y significado, ha sido el punto de comienzo para que esta autora y artista chilena escribiera Mujeres. Lo que pensamos mientras pasa el tiempo. Se trata de un poemario ilustrado en acuarela que cuenta la historia de una niña que se hace mujer, una figura en la que todas se pueden reconocer. La escritora no duda cuando se le pregunta qué es lo más enriquecedor que le han dicho sobre su obra: “Hasta el punto de hoy, de que estoy viva, siento que la protagonista soy yo”, me comentó una lectora, “te hace sentir que es una especie de autobiografía personal de cada una, que es lo que yo buscaba”, añade.

El libro

No es otro libro sobre feminismo, no, es el libro para entender qué es lo femenino, que son cosas diferentes. “Nunca he estado demasiado conforme con nuestras definiciones. Hay que tener en cuenta que aquí planteo más preguntas que respuestas”, aclara Paulina. Y es cierto, ella es una mujer de gris, ni blanco ni negro. Te deja reflexionar acerca de ti misma.

Digamos que la culpa de estas letras y pinturas navegan entre la curiosidad de cuestionar la realidad desde una perspectiva femenina a través del pensamiento, como persigue Paulina, y las aportaciones de Pilar, su abuela. “Comencé a escribirlo con ella. Quise generar un puente entre dos generaciones completamente diferentes”, cuenta. Pero, en esa búsqueda de los puntos comunes, la memoria entró en juego. A Pilar le diagnostican Alzheimer.

Esta obra comenzó a escribirse hace cinco años, pero se dejo a la mitad. Cuando Paulina volvió a Chile, su abuela se había olvidado de todo: “No sabía ni quién era yo”. Al regresar, acabó lo que había empezado: “Quise hacer las paces con la evolución porque vamos a olvidarnos de todo”. La chilena resalta que la mayor parte de lo que sabemos sobre psicología está escrito por hombres y si está escrito por mujeres es a partir de un planteamiento masculino. “De donde nosotras podemos sacar algo, realmente, es de la experiencia de otras mujeres. Lo encontré en todas las que conocí, pero especialmente en mi abuela. Con ella hice la corrección de todo”, explica. Pilar ha recibido el libro de Paulina: “Lo ojea y le gusta. El libro está hecho con sus colores favoritos, sus flores... Pretende conectar con su parte más sensorial”, aclara.

La mujer

La autora confiesa que tiene un fuerte dilema con el Día de la Mujer porque, en su opinión, el tema femenino parece pasivo hasta el 8M y no se trata solo de aprovechar a sacar descuentos en cremas o cosméticos... “Yo le pido más al 8 de marzo, no quiero que sea algo temporal que florece de vez en cuando. Hay muchos cambios, además de la igualdad de salario, que pedimos año tras año”, explica.

A Paulina no le gusta que el empoderamiento femenino de la lucha se use de manera negativa, que alguien pudiera usar los triunfos para aprovecharse: “Eso es antifeminista. Como la discriminación positiva, otro pasito atrás”. Ella siente que la bondad con la mujer no es necesaria: “No la necesitamos. Somos capaces de todo”.

Tal vez esto se entienda del todo en su libro donde, en su afán por explicar realmente la cuestión femenina, compara a las mujeres con las flores. La chilena tira de su geografía, concretamente del desierto de Atacama. “Cada ciertos años, en un desierto lleno de rocas y piedras, aparecen flores. Ellas están ahí durante toda la vida bajo tierra. Son frágiles y bonitas, que es el concepto que tenemos de lo femenino, pero también son más cosas”. Y esas muchas otras cosas son las que la autora quiere dejar ver. Para ella el hecho de que el sexo femenino sea más débil, no le parece que le haga menos fuerte, sino más valiente. “Como esas flores en el desierto”, argumenta.

Cuando esa mujer, que son todas, pasa de decir en el libro “pero debía parecer flor” a “entendí, tal vez tarde, que no debía ser bella, sino libre”, se entiende el proceso, la importancia del tiempo y la memoria. “Cuando me subía a la mesa solo siendo una niña me decían que eso no era de princesas. Cuando una se encuentra a sí misma nos damos cuenta de que lo femenino no es ser solo flor y que podemos tomar de los estereotipos lo que nos acomode, elegirlo y defenderlo”. Para Paulina no es solo ser bella, ni delicada; es ser libre y, sobre todo, lo que tú quieras ser.