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La incesante tortura de Kim Basinger durante el rodaje de “Nueve semanas y media”

El director elaboró un plan para que destruir poco a poco a la actriz y eso quedase reflejado en la película
larazon
  • Licenciado en Ciencias Políticas y Periodismo, llegó a LA RAZÓN en marzo de 1999: Tras pasar por Deportes, Televisión, Sociedad y Sucesos aterrizó en internet hace 15 años y ahora busca oportunidades para conseguir tráfico a través del SEO.

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“Nueve semanas y media” se convirtió en un símbolo del erotismo a finales de los años 80-90, a pesar de que los protagonistas dejaran mucho que desear. Con un Mickey Rourke, en el papel de duro y una Kim Basinger inocente y extremadamente sensual. El resultado final deja poco más que el striptease de Basinger en las escaleras con la música de fondo de Joe Cocker “You Can Leave Your Hat On” y las críticas fueron feroces. Basinger fue la mejor parada y se convirtió en el mito erótico del cine durante más de dos décadas. Pero llegar a eso no fue fácil para la actriz. De hecho, el rodaje fue una pesadilla y en muchas de las instantáneas de la película se puede ver el rostro incómodo y desconcertado de la actriz.
En esta versión de “50 sombras de Grey” ochentera, en la que se insinúa más que se ve y que está basada en la autobiografía de Elizabeth McNeil (pseudónimo de la periodista Ingeborn Day), tuvo cierto éxito en los cines, con 100 millones de dólares de recaudación. En ciudades como París, llegó a estar cinco años en la cartelera. Pero el verdadero boom, llegó con el lanzamiento de la película en DVD.
Pero la cinta arrancó ya con problemas de preproducción, que después se desarrollaron durante el rodaje. El primer escándalo se produjo con la elección de Basinger como protagonista. Cierto es que llegaba avalada por ser la mujer del momento tras su participación como chica Bond en “Nunca Digas Nunca Jamás” (1983) y por haber protagonizado la portada de la revista Playboy.
Basinger, Miss Georgia, tenía 30 años y superó un cásting en el que tuvo que pelear con actrices de prestigio como Jacqueline Bisset, Kathleen Turner, Teri Garr o Isabella Rossellini. Pero el director Adrian Lyne se estusiasmó con ella y su erotismo. La definió como un cruce entre Marilyn Monroe, Brigitte Bardot y Judy Holliday y dijo de ella que sería “la nueva Meryl Streep”. Casi nada.
Pero a pesar de que confiara plenamente en ella, su manera de comportarse con la actriz demostró lo contrario. Lyne, que llegaba precedido del éxito de taquilla pero no de crítica de “Flashdance”, la sometió a un auténtico calvario desde el cásting. La actriz acabó la prueba llorando y llamó a su agente para decirle que había sido la peor experiencia de su vida y que había sido vejada y humillada. Al llegar a casa, encontró un ramo de rosas del director y Mickey Rourke, en la que le anunciaban que era la elegida.
Cuando la actriz aceptó el trabajo, Lyne siguió atormentándola. Le prohibió cualquier contacto con Rourke antes del primer día de rodaje “para que lo viera como un verdadero extraño" y llegara incluso a sentir miedo.
Lyne tomo otra decisión atípica, rodar la película en el mismo orden que iba a ser montada. Necesitaba que los protagonistas fueran experimentando cómo iban creciendo las perversiones de sus personajes. Basinger asumió el cada vez más degradante comportamiento de su personaje, con una entereza casi obsesiva. Lyne sólo hablaba con Rourke, y no se dirigía a Basinger para nada.
El momento más angustiante para la actriz llegó en el rodaje de la última escena: un juego de sumisión en el que los somníferos tenían una gran importancia. Lyne quería a una Basinger vulnerable y le pidió a Rourke que la humillara, que la maltratara. El actor, la sujetó del brazo, la sacudió varias veces y le dio un tortazo. Real e imposible en nuestros días. La escena era un juego. Ella debía demostrarle el amor que sentía por él tomando pastillas. En realidad eran caramelos, pero ella no lo sabía. Para Lyne, los límites del abuso hacia un actor los ponen las dos partes. ““Si no pudiese soportarlo se notaría ante la cámara. Se volvería loca. Se derrumbaría. ¿Pero si la escena precisamente necesita que el personaje se derrumbe? Entonces es legítimo”, dijo el director.
Las consecuencias para Basinger fueron duras. Después de acabar el rodaje pasó un tiempo sin querer saber nada de la gente que participó en la película, pero aceptó la metodología de trabajo de Lyne y dijo que “Sabía que me haría más fuerte. Me sentí humillada y a disgusto, todo aquello iba contra mis principios. Pero cuando vas contra tus principios surgen unas emociones que no sabías que tenías”.
Para cerrar el círculo, Basinger aceptó participar en “Cincuenta sombras más oscuras” (2017), una especie de versión moderna de “Nueve semanas y media”, en la que como podía ser de otra forma dio vida a la mujer que le enseñó a Grey todas sus perversiones sexuales.

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