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Olivier Nakashe: “Esta pandemia demuestra que hemos ido demasiado rápido, demasiado lejos y nos hemos mirado con demasiada frecuencia el ombligo”

Hablamos con el director francés de «Especiales», cinta ya disponible en la sala virtual de A Contracorriente Films, sobre la función del creador en tiempos de crisis, los nuevos escenarios de la industria del cine tras el COVID-19 y la poesía que encierran los ojos de los niños con autismo

Entre todos los protagonistas con problemas de autismo reales que intervienen en «Especiales» destaca Benjamin Lesieur, quien da vida a Joseph
Entre todos los protagonistas con problemas de autismo reales que intervienen en «Especiales» destaca Benjamin Lesieur, quien da vida a JosephA Contracorriente

Desde que tiene memoria audiovisual, Olivier Nakashe siempre ha sentido una irremediable atracción por la cara muda del mundo. Por ese porcentaje mucho más mayoritario de lo aparente al que pertenecen personas con sensibilidades diferentes, con realidades devastadoras, con vidas absurdamente vaciadas y futuros inestables mal estructurados. No sorprende por tanto que el nuevo trabajo del francés, “Especiales” (cuya belleza se puede disfrutar a través de la aplicación de la sala virtual de cine impulsada por A Contracorriente Films, salavirtualdecine.com), vuelva a convertirse junto a la sensibilidad del también director Éric Toledano, en un emotivo homenaje a la bondad callada y desinteresada del ser humano. La distancia impuesta nos obliga a reunirnos con él a través de la limitada calidez de la pantalla del ordenador para analizar los pormenores del paradigma desconocido al que se enfrenta la industria de cine tras la crisis del COVID-19, recalar en la poesía que esconde la mirada de una persona con autismo y reflexionar sobre el papel del creador en tiempos de miedo.

–¿Es posible hacer del desastre virtud? ¿En qué medida resulta oportuna una película como “Especiales” en un momento de crisis como el actual?

–Vivimos una situación bastante excepcional. Todos estamos en casa. No podemos vernos en persona, no podemos ser generosos, no está permitido compartir, socializar, vincularse. Volver a ver películas como «Intocable» o esta de «Especiales» es una buena forma de reconectar con capas de la sociedad vulnerables que van a seguir necesitándonos cuando todo esto acabe. Éric y yo siempre hacemos un tipo de cine que se acerca mucho a las personas y creo es el momento oportuno para no olvidarse de ellas.

–¿De dónde viene su vinculación con la asociación “Le Silence des Justes”?

–Bueno hace más de veinte años que entramos en contacto con este tipo de asociaciones y con los personajes reales a los que dan vida Vincent Cassel y Reda Kateb. Siempre ha sido algo que nos ha afectado y atraído. El hecho de que unos jóvenes que ya son muy vulnerables dentro de la sociedad, se ocupen de otros jóvenes que son incluso más vulnerables que ellos, no dejará nunca de fascinarme. Ha sido un proceso muy largo, es la séptima película que hacemos y por fin hemos podido concentrar en ella todos los ingredientes que nos preocupaban y hacerlo exactamente como queríamos. Los aspectos sociales, la vulnerabilidad, la comedia, la humanidad. En definitiva, todo lo que siempre nos ha preocupado están aquí.

–Francia también ha adoptado medidas para tratar los casos excepcionales de personas con autismo durante el confinamiento...

–Verás el ministro de Sanidad hace pocos días anunció que se iban a tomar todo tipo de medidas para niños autistas. Para flexibilizar las salidas de estos niños y permitir que puedan moverse por los diferentes espacios que necesitan dada su condición. Lo del brazalete azul adoptado en España sin embargo no lo han hecho todavía. Macron y su mujer están muy sensibilizados con la cuestión del autismo. Especialmente implicados diría yo. No hay que olvidar que proyectaron la película en el Eliseo y no ha sido complicado convencerles de la necesidad de hacerlo.

–¿La Tierra ha dicho basta?

–Totalmente. Es como si el planeta se hubiera puesto en modo pausa y con su silencio nos obligara a pensar: “Tratad de mirar cuales son ahora vuestras prioridades”. Esta pandemia demuestra que hemos ido demasiado rápido, demasiado lejos y hemos causado demasiados daños a nuestro ecosistema. Nos hemos mirado con demasiada frecuencia el ombligo.

–¿Cómo se gestiona el primitivismo corporal y emocional que experimentan los autistas en época de distanciamiento social?

–Lo cierto es que tantos años de contacto con este tipo de niños nos han demostrado que hay algo que se transmite a través de otros métodos que prescinden del habla. Utilizan su cuerpo para expresarse. Viven situaciones de dolor, complicadas, incomprensibles, pero cuando les miras detenidamente te das cuenta de que hay un elemento fundamental en su manera de comunicarse. Ves poesía. De hecho no había nadie mejor para hacer el papel de Joseph que el actor Benjamin, precisamente por esa facilidad que mostró a la hora de transmitir la sensibilidad y honestidad de la que hablo.

–¿Estamos entrando en un nuevo paradigma cinematográfico?

–Te respondo con más preguntas... ¿Qué va a pasar con el cine? ¿Qué va a pasar con el público? ¿Va a querer volver a las salas de cine? Ahora mismo no se puede hacer nada, no se puede rodar, trabajar ni contratar a ningún actor, pero lo que está claro es que tenemos que estimular la imaginación y adoptar una función testimonial. Actuar como transmisores de la Historia a través de nuestra obra. En el cine por ejemplo que se hace desde Estados Unidos se suele abordar mucho el tema de los superhéroes ficticios. Aquí en Europa en en cambio tendemos más a fijarnos en superhéroes humanos, de carne y hueso, del día a día. Tenemos que seguir enfocando nuestra mirada a esos protagonistas cotidianos y ahora con más razón que nunca.

–De modo que la función del creador no es prescindible...

–Como eslabones de una nueva época debemos ser capaces de arrojar suficiente luz sobre lo que está sucediendo. Esta pandemia y sus consecuencias tienen que quedar reflejadas en todas las artes. En las obras de teatro, en el cine, en la literatura, en la pintura... en todas y cada una de ellas. Estamos viviendo una situación de ciencia ficción. Parece increíble que un virus microscópico haya causado a tal velocidad una crisis de estas dimensiones.

–Bruno renuncia a su vida personal para entregarse a los demás… ¿El confinamiento va a incentivar el pensamiento colectivo, la ayuda desinteresada, la generosidad sin cláusulas?

–El sentimiento de pertenencia al grupo es algo que se ha perdido. Si quieres ir rápido ve solo, pero si quieres ir lejos, ve con otros. Nos hemos vuelto muy individualistas y lo que me preocupa es que después de esto el miedo se imponga. Porque el miedo no es nada bueno para ninguna sociedad. Sin embargo las relaciones que se están estableciendo entre vecinos que a lo mejor no habían hablado nunca me sorprende, me agrada, me hace recuperar la esperanza en las personas. Ojalá esto sea una de las cosas que prevalezcan después de la crisis y sirva para que todos nos entendamos mucho mejor.