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Muere el actor Michel Piccoli, uno de los grandes nombres del cine francés

Tenía 94 años y había trabajado a lo largo de su carrera a las órdenes de cineastas como Renais, Ferreri, Godard, Berlanga, Tavernier o Manoel de Oliveira

Grande, caballero, discreto y encantador. Risueño y magnífico conversador. Así definían al actor quienes compartieron su vida y horas de charla con el francés, considerado uno de los grandes nombres del cine de su país. Según ha comunicado hoy la familia murió el pasado día 12 a los 94 años, aunque no ha sido hasta hoy cuando se ha comunicado a los medios locales.

“Michel Piccoli falleció el 12 de mayo en los brazos de su esposa, Ludivine, y de sus hijos menores, Inord y Missia, a causa de un accidente cerebrovascular”, indicó su familia en un comunicado transmitido a la agencia AFP por Gilles Jacob, amigo del actor y expresidente del Festival de Cine de Cannes.

Los medios galos le definen, entre multitud de adjetivos, como “el primer hombre" de cine francés. Un actor no dado a la pose de galanes como Delon o Belmondo, “que se comportaba fuera del set de rodaje de la misma manera que lo hacía frente a una cámara. No era como los demás porque, probablemente era bastante mejor que todos ellos", recoge “Le Point”. Un tipo pegado a un cigarrillo capaz de exhalar bocanada tras bocanada de humo. Un actor que se metió en al piel de un papa, que no es moco de pavo, a las órdenes de Nani Moretti.

Autor de inolvidables papeles en clásicos del cine como “El desprecio”, de Jean-Luc Godard, “Bella de día”, de Luis Buñuel, o “La gran comilona”, de Marco Ferreri, murió por un accidente cerebral, según un comunicado de la familia enviado a la agencia AFP. También productor, director y guionista, deja tras de sí un rastro de 200 producciones en más de 70 años de carrera, además de trabajos en la televisión y el teatro, y multitud de premios, entre ellos el de mejor intérprete masculino en el Festival de Cannes de 1980 gracias a “Salto en el vacío”, dirigida por Marco Bellocchio.

El hijo del violinista

Nacido en París el 27 de diciembre de 1925 dentro de una familia de tradición musical -su padre era un violinista de origen suizo y su madre una pianista-, debutó en la gran pantalla a los 20 años en una breve aparición en “Sortilèges”, de Christian-Jaque, aunque hasta cuatro años más tarde no tuvo un papel principal, en “Le point du jour”, de Louis Daquin.

Formado en la prestigiosa escuela de interpretación Simon de la capital francesa, compaginó su trabajo en el cine con papeles en el teatro, hasta que su trabajo en “El desprecio”, junto a Brigitte Bardot, le catapultó a la fama en 1963, elmismo año en que protagonizó “Diario de una camarera”, la primera de las numerosas colaboraciones que firmó junto a Luis Buñuel, que también le ofreció papeles en “Bella de día”, “La vía láctea”, “El discreto encanto de la burguesía”, “La muerte en este jardín” y “El fantasma de la libertad”. Luis García Berlanga también rodó junto a él en “Tamaño natural”. Ambos compartieron amistad durante años.

Piccoli colaboró con los más grandes directores del cine galo como Jean Renoir, René Clair, Alain Resnais, Agnès Varda, Jacques Demy, Claude Sautet, Bertrand Tavernier, Claude Chabrol, Louis Malle, Jacques Doillon, Jacques Rivette o Bertrand Blier, entre otros y rodó con Alfred Hitchcock “Topaz”, película en la que interpretaba a Jacques Granville.

Marco Ferreri, Jerzy Skolimowski, Ettore Scola, Manoel de Oliveira, Otar Iosseliani, Theo Angelopoulos, Nanni Moretti o Costa Gavras fueron otros de los directores que apelaron a su talento. Tras ganar el premio en Cannes, donde se convirtió en un habitual, también logró en 1982 el de Berlín por “Une étrange affaire”, de Pierre Granier-Deferre. A pesar de haber estado nominado en cuatro ocasiones a los premios César nunca logró el galardón.

Las tres mujeres de su vida
En cuanto a su vida personal, contrajo matrimonio con Eléonore Hirt, con quien tuvo una hija, Anne-Cordélia. Estuvo casado con la actriz Juliette Gréco, de 1966 a 1977, y con la escritora Ludivine Clerc desde 1980, con quien adoptó a dos niños de Polonia: Missia e Inord. Y en 1976, publicó un libro de memorias, “Dialogues égoistes”.