¿Cómo se hace un lavado de cara a la Biblioteca Nacional?
La UME y el Ministerio de Cultura organizan la desinfección de los exteriores del Museo Arqueológico y la BNE, aún sin fechas de apertura
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La utilización de compuestos como el etanol, el peróxido de hidrógeno o algunos productos derivados de la química del cloro hacían saltar las alarmas el pasado mes de abril sobre su cuestionable aplicación durante las prácticas de desinfección de bienes muebles e inmuebles que se estaban poniendo en práctica en diferentes partes del mundo. “Estos ingredientes pueden ocasionar graves efectos dañinos en el patrimonio, ya que la inmensa mayoría de los materiales constitutivos de los bienes culturales, desde el pétreo hasta el textil, son sensibles a estos agentes clorados, fuertemente oxidantes y con gran capacidad para alterar los colores y destruir pigmentos, pátinas o capas de protección de todo tipo”, alertaban desde la Dirección General de Bellas Artes a través de un comunicado.
Acompañando a la nota difundida, se encontraba un documento de recomendaciones hecho por el Instituto de Patrimonio Cultural de España en el que se señalaban productos más adecuados y formas de aplicación menos agresivas, susceptibles todas ellas de adecuarse a las diferentes situaciones que se presentaran. Como consecuencia directa de la elaboración de esta hoja de ruta, tanto la Biblioteca Nacional de España como el Museo Arqueológico han sido los primeros edificios en servir de conejillo de indias arquitectónico para una demostración efectiva y práctica de las indicaciones señaladas.
Agua y jabón
A las once de la mañana, la expectación era palpable. La gestualidad de las piezas escultóricas de San Isidoro, Alfonso X el Sabio, Luis Vives, Fuxá o Lope de Vega se fusionaban con las de los periodistas mientras varios efectivos de la UME comenzaban a subir las escaleras pertrechados con aparatosas mochilas nebulizadoras. Si no fuera por el sonido estruendoso de los coches que circulaban por el Paseo del Prado y esas voces espontáneas de los transeúntes caminando a espaldas de la institución que consiguen reconectar con la verosimilitud del ambiente, cualquiera pensaría que se encuentra dentro de una película de ciencia ficción.
Ángel Luis de Sousa, Coordinador del Plan Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias en el patrimonio cultural, contextualiza la razón de ser de los equipos de protección: “Esta acción responde a una limpieza somera con agua y jabón neutro dirigida únicamente a retirar la capa de suciedad de polvo, los excrementos de las aves o los restos vegetales que pueda haber para después aplicar esta disolución del 70% que estáis oliendo conocida como Etanol exenta de toxinas para desinfectar el perímetro. El uso de estas mochilas nebulizadoras con las que se va a aplicar tiene que ver precisamente con la intención de rociar la zona ejerciendo la presión más leve posible. Algo que permiten estas mochilas”, señala. En ningún caso el objetivo se centra en el interior del edificio, ya que tal y como añade De Sousa “se va a intervenir sobre las superficies que se encuentran en contacto habitual con las personas. Esas superficies no incluyen elementos patrimoniales. Las esculturas, por ejemplo, solo se balizan y se señalan”, añade para alivio de Lope y compañía.
Al rescate de los bienes
La Unidad Militar de Emergencias sustituye momentáneamente las caras de los fallecidos en las camas de los hospitales o en las residencias de ancianos por la gravilla de la entrada de un privilegio cultural como la Biblioteca para seguir erradicando el virus. Con indiferencia de la superficie en la que se encuentre o habite. El teniente Rafael Cisneros reconoce la diferencia ambiental y personal vivida en cada una de esas circunstancias: “En este caso se adquieren otro tipo de perspectivas porque el objetivo es alcanzar un equilibrio entre el grado de desinfección y el mantenimiento y preservación de los bienes de interés cultural. Aquí nosotros no estamos viendo el impacto y la incidencia del virus en las personas como sí ha ocurrido en situaciones en las que había un hospital o una residencia de ancianos de por medio”.
Y asegura que “esto que estamos llevando a cabo ahora es una acción preventiva. En los otros casos se trata de pautas correctivas, puesto que tenían positivos confirmados. Si te das cuenta, el nivel de dotación de los equipos de los de protección individual aquí es menor debido a que no existe un riesgo comparable”. Cisneros pertenece al grupo de intervención de emergencias tecnológicas y medioambientales que está integrado en el regimiento de apoyo de intervención de emergencias, y junto con un grupo de restauradores del Instituto del Patrimonio Cultural de España ha liderado la preventiva limpieza. Por lo pronto, no se conoce la fecha oficial de apertura de ambos edificios puesto que el Ministerio de Cultura no la ha concretado pero al menos, la entrada estará limpia y desinfectada. Que no es poco.