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Vetusta Morla sin mal de altura

«Un día en el mundo» fue su primer disco, el del milagro para la banda de Tres Cantos (Madrid), amigos de la infancia que editan ahora “Mapas”

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Todos figuran, cosa rara en el mundillo, como autores de las canciones y propietarios de su discográfica Pequeño Salto Mortal. «No es que no nos gusten las discográficas, es que nos gusta la nuestra. Y hemos aprendido a valorar su trabajo. Pero nuestro patrimonio son las canciones, no el nombre. Cuando importa más el nombre del grupo, peligroso», dice valiente Guillermo Galván.

Presente y objetos

La verdad es que tampoco han recibido «ofertas serias» para ficharles, asegura Juanma. «Contactos, sí, pero…». Acaban de publicar su nuevo disco, «Mapas», que recibió 50.000 visitas el primer día que estuvo colgado en su página web. «La gente lo iba a escuchar igual por internet, así que en lugar de que lo oigan con mala calidad, descargado por ahí, lo ofrecemos nosotros», apunta David García. Ya ha sido presentado oficialmente en directo, y por fin está en las tiendas esa colección de canciones más complejas, pero con sus señas de identidad. La pericia vocal de Pucho, la batería marcada, los «riffs» atmosféricos, las metáforas de las letras. «No tenemos ninguna presión más que hacer un disco que nos gusta a nosotros», dice Álvaro Benito como la síntesis de una satisfacción colectiva.

«Una vez teníamos el disco terminado hemos visto que con ‘‘Un día en el mundo'' había mucho futuro, muchos condicionales, incertidumbre, cosas por venir. En ‘‘Mapas'', la lírica es más concreta, hay más objetos y presente, aunque mantenemos la forma de narrar con imágenes. Este disco nos ha puesto en nuestro sitio y tenemos que reconstruirlo y hacer de él un lugar habitable», apunta Galván. Aseguran que no les ha ocurrido como en el verso de «Boca en la tierra», una de las nuevas canciones más celebradas: «Y en mitad del relámpago llegó el mal de altura. Fuimos sed en el aire, pero boca en la tierra». Se niegan a analizar el punto de su carrera. Durante la entrevista se remueven en sus asientos si surgen dos términos. Ni les gusta continuidad ni madurez. «Por un lado, no; no descubrimos América en el nuevo disco, pero existe una evolución.

Por otro, seguimos buscando cosas», dice Juanma Latorre, uno de los motores creativos del conjunto. «Nos interesa la idea del mapa como representación de la realidad. Un conjunto de líneas esquemáticas que en nada se parecen a un territorio al que se supone que explican. Y las canciones son cuatro versos que sustituyen a una emoción para comunicarla. Tanto, que la superan y se vuelven otra cosa». ¿Se han vuelto otra cosa las canciones de «Un día en el mundo» de tanto usarlas? «No, al tocarlas con el nuevo disco hemos visto que están más vivas que nunca y que mucha gente las lleva en el ADN. Para nosotros, los conciertos son muy importantes», asegura Galván, como sin terminar de creerse algo de lo que les pasa.

Plásticos

«El objetivo era que el disco no sonase a plástico», dice con mucha contundencia David García. «Queríamos que se escuchase a la banda tocando, no como se hacen ahora los discos, en los que se graban los instrumentos por separado, cada uno en una pista, y después se pegan», explica. Así que se fueron a los estudios Gárate, en Andoain (Guipúzcoa), donde hay una sala grande para que toda la banda toque a la vez, y un grabador analógico. «Hemos grabado algo en digital, pero está trucado para que suene analógico», asegura Juanma.