Pero qué hace la gente con su vida
Por primera vez en un solo volumen, Seix Barral nos permite abordar todos los cuentos de una gran maestra del relato norteamericano. En cada pieza, Moore nos hace pensar en los diversos modos que tiene la gente de responder a las agresiones de su existencia, siempre con ironía, su verdadera estrategia para driblar unos golpes y devolver mandobles. La intención de la autora no tiene mucho que ver con la asepsia del peligro sino con la de mostrar la causa a través de sus efectos. No pretende hacernos creer que no hay nada que temer o que lo peor ya ha pasado. En absoluto. Las cosas son extremas y, no por eso, hay que hacer un exceso de alboroto más allá de la contención narrativa. Por ello, decide mostrarnos a sus personajes como si quisiera decirnos: «Observen el modo en que se defienden, cómo hacen lo que pueden con sus vidas e imaginen el tipo de viga que les ha doblado por la mitad».
Con expresiones mínimas y descarnadas, que sustentan gran parte de su valor en lo que hay detrás de las bambalinas, lo que no se dice o lo que se ha decidido ocultar, construye la autora sus textos, a la manera de Carver. Y precisamente en ese minimalismo está su esencia. Si eliminásemos una única frase, la historia se volvería impenetrable. Tampoco hay un destino final prefijado, de ahí que sus relatos, igual que los de Alice Munro o Anne Beattie, muchas veces sean catalogados como «gérmenes de novelas».
Moore pertenece al bendito equipo de los autores-descubridores, aquellos que parten sin un rumbo fijo y utilizan la escritura como una antorcha que ilumina el camino desconocido. La autora se enfrenta a los aspectos sombríos, incluso trágicos, de la vida diaria de los estadounidenses en narraciones que entrelazan la comedia con la melancolía, siempre con una facilidad que podría resultar irreverente si no fuera por la fuerza de su sinceridad. Aunque la mayoría de las historias se escriben desde una perspectiva en primera persona, Moore también emplea generosamente la segunda, para conseguir adaptarse al tono irónico de la colección de relatos.
Nada de narración lineal
En definitiva, logra el ritmo y fraseo que conseguiría un músico de jazz, puntuando su prosa lírica con comentarios directos y contundentes. Fiel quehacer, prescribe un enfoque de autoayuda irónico sobre las luchas más comunes pero dolorosas de la vida: enamorarse y desenamorarse, aceptar las imperfecciones que tienen los padres y la mortalidad de los seres queridos, descubrir cómo hablar a un progenitor... Siempre fiel a un estilo modernista, sus relatos se muestran fracturados y saltan constantemente de adelante hacia atrás, evitando así la aburrida y manida narrativa lineal. Historias, en definitiva, en las que el lector debe ceder el timón a la responsable de nuestro remar. Es escritora de escritores, escritora de poetas, escritora de lectores, escritora de mujeres y de hombres, una gran autora que nos regala un libro gratificante, tembloroso y tentador.
Ángeles López