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Por qué tienes que ver... “Little fires everywhere”: los incendios que devoran Estados Unidos

El retrato de las fuerzas sociales que ahora moldean el alma yanqui es el objetivo de la serie
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La Razón

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Una noche cualquiera, la calma en la que vive instalada una acomodada comunidad se ve drásticamente interrumpida por las llamas que devoran la suntuosa mansión de los Richardson, una de las más respetadas y admiradas familias del lugar. Mientras los bomberos hacen lo que pueden para salvar la dañada estructura del edificio, la madre de este devastado hogar empieza a repasar mentalmente la lista de sospechosos a los que culpar por tan intolerable calamidad. Sus pensamientos se fijan inmediatamente en Mia Warren, una artista recién llegada a la localidad cuya actitud cordial y servicial en realidad esconde un turbio espíritu agitador.

Ohio, el barómetro perfecto

A pesar de que la narración de «Little fires everywhere» transita por diversos puntos de la geografía estadounidense –y alguno otro de la europea–, su núcleo dramático se sitúa en Cleveland, y resulta tentador buscarle lecturas políticas a esa localización. Esa ciudad, recordemos, pertenece al estado de Ohio, tradicionalmente considerado el perfecto barómetro electoral; cuando se celebran en el país las elecciones presidenciales, el candidato que vence en ese territorio es el que acaba tomando posesión de la Casa Blanca, y según los expertos esa persistente sincronía obedece a las particularidades históricas y culturales de Ohio, que lo convierten en una síntesis idónea de la sociedad americana en su conjunto. Y eso mismo, ofrecer un retrato de todas las fuerzas sociales que ahora mismo moldean el alma estadounidense –olas feministas, tensiones raciales, choques desiguales entre clases privilegiadas y colectivos desfavorecidos–, parece ser el objetivo de la serie.

El sello Whiterspoon

En una época en la que buena parte del entretenimiento audiovisual existe en el contexto de los grandes estudios de Hollywood y las aparatosas sagas cinematográficas, es reconfortante comprobar cómo ciertos talentos de la industria logran hacer frente a dicho envite erigiéndose ellos mismos en garantía de calidad. Si actores como Tom Cruise y Leonardo DiCaprio siempre imponen su propia personalidad artística sobre todos los proyectos cinematográficos en los que se involucran, en los últimos años Resse Witherspoon ha estampado su propio sello sobre la pequeña pantalla. «Little fires everywhere» es la tercera serie que la actriz produce y a la vez coprotagoniza –«Big Little Lies» y «The Morning Show» son las otras dos–, y a estas alturas su nombre ya se ha convertido en sinónimo de ficciones televisivas dotadas de personajes con psicologías complejas y singularmente capaces tanto de entretener como de invitar a reflexiones profundas al mismo tiempo.

La caída de los Richardson

«Little fires everywhere» habla de muchas cosas, pero en esencia puede resumirse como la crónica de la descomposición de un núcleo familiar, cuyos miembros –padre, madre y cuatro hijos– resultan no ser tan perfectos como las apariencias dan a entender. Mientras los contempla, la serie se alimenta dramáticamente sobre todo del morbo que suele proporcionarnos la posibilidad de colarnos en la intimidad de nuestros vecinos y comprobar si sus vidas son tan resplandecientes como ellos mismos pretenden hacernos creer. En el caso de los Richardson, por supuesto, las sonrisas y los gestos amables y los cortes de pelo impecables no son más que una fachada a punto de romperse en mil pedazos; y, cuando lo hace, el arquetípico sueño americano se convierte en una pesadilla, y los tradicionales –y rígidos– modelos familiares se revelan como una jaula cuya estructura aguanta torpemente las embestidas del mundo moderno y cuyos ocupantes, inevitablemente, se asfixian.

In memorian

Sentarse frente a «Little fires everywhere», por último, nos da la oportunidad de despedirnos de Lynn Shelton como merece, artista prolífica que hizo carrera como actriz, productora, guionista, montadora y realizadora y que falleció de forma inesperada el pasado 16 de mayo por culpa de una enfermedad hematológica. Directora y coproductora de buena parte de los episodios, Shelton dota a la serie de esa ironía amarga gracias a la que en su día se hizo un hueco notable en el cine independiente americano, y que aquí resulta ideal para capturar la visión desencantada sobre las diferentes élites estadounidenses que la historia intenta transmitir.

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