“El filósofo del corazón”: Kierkegaard, las pasiones también provocan angustia
Clare Carlisle, experta en filosofía y teología, nos ofrece una obra sobre el pensador con especial atención a su análisis del drama de lo humano
★★★★☆
Por Toni MONTESINOS
Estamos ante un hombre que evoca gran prestigio filosófico y desconocimiento por parte del público a partes iguales. Es Søren Kierkegaard, el cual reconocía que, al volver a casa tras haber hecho reír a sus amigos en un salón, le entraban ganas de matarse. Un dato este que ejemplifica bien el carácter del pensador danés, para quien el suicidio era la natural respuesta al pensamiento puro.
«No elogiamos el suicidio, pero sí la pasión. El pensador, por el contrario, es un curioso animal, que es muy inteligente a ciertos ratos del día, pero que, por lo demás, nada tiene de común con el hombre»; tales palabras las citó Miguel de Unamuno en «Del sentimiento trágico de la vida». Con ellas, Kierkegaard ponía distancia entre la persona común y corriente y el intelectual reflexivo en una época (mediados del siglo XIX) propensa a dejar definitivamente la filosofía fuera de la comprensión del hombre de a pie.
Clare Carlisle, experta en filosofía y teología del King’s College de Londres, nos introduce en la vida de este hombre inquietante, por decirlo evocando un título que es digno de resaltar porque constituye la primera biografía de Kierkegaard que tenemos al alcance en español. «Aunque la vida pueda comprenderse mirando hacia atrás, debe vivirse hacia delante», dejó dicho este hombre natural de Copenhague que meditó sobre la angustia por ser, estar en este mundo.
El ansia y la ansiedad
Sin embargo, la tesis de la autora es afirmar que en su tiempo, más que quedar clasificado bajo esta etiqueta, Kierkegaard fue todo un filósofo del corazón. Y es que, durante las décadas de 1840 y 1850, con gran brillantez analizó asuntos de tinte pasional como el amor y el sufrimiento, el coraje, la ansiedad o el ansia religiosa.
Carlisle recorre de manera estupenda las diferentes etapas del escritor, una de ellas marcadas por una relación amorosa frustrada. Por eso, «Kierkegaard hizo filosofía desde la vida, proyectando la suya en su obra más que ningún otro filósofo. Su crisis romántica le inspiró una serie de reflexiones sobre la libertad humana y la identidad que le granjearon una fama imperecedera como “padre del existencialismo”». Esto lo llevó a crear todo un nuevo estilo de filosofar, hundiendo sus raíces en lo más profundo del drama humano, convirtiéndose de este modo en todo un escritor al tiempo que un explorador espiritual en una busca incesante sobre la existencia y la cuestión de cómo ser humano.
▲ Lo mejor
Lo bien que se muestra a un Kierkegaard que insistió en la misión de averiguar quiénes somos
▼ Lo peor
Podría haber indagado más en el sistema filosófico del autor en contraste con sus contemporáneos