“Cuídate, querida”: reconstruyen las cartas de amor rescatadas de un naufragio de 1941
A través de un minucioso trabajo, han logrado recuperar conmovedoras declaraciones de unas misivas que se hundieron con el barco británico SS Gairsoppa tras un ataque alemán
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Durante la Segunda Guerra Mundial, un submarino alemán disparó un torpedo al SS Gairsoppa, barco mercante británico, provocando 85 muertes (solo un tripulante logró sobrevivir). El naufragio fue descubierto en 2011, cuando la empresa Odyssey Marine Exploration localizó el bote a 4.700 metros de profundidad en el Océano Atlántico, frente a las costas de Irlanda. Fue hallado con un fabuloso botín, estimado en 150 millones de euros, de tal manera que se convertiría en el mayor tesoro submarino jamás encontrado. Pero, además de los lingotes de plata, encontraron restos de cartas que los tripulantes y otras personas querrían enviar a sus seres queridos. Ahora, gracias a una investigación, se han logrado reconstruir algunas de estas misivas, que ofrecen conmovedoras declaraciones de amor... y miedo.
“Cuídate, querida, no solo por tu bien, por el mío también”, escribió un militar desconocido. “Imagina que tengo mis labios apretados contra los tuyos y mis brazos alrededor de ti. Esperemos que esta sangrienta guerra termine pronto”, reza la carta. Según publica “The Guardian”, este fragmento estaba destinado a una mujer llamada Iris, y forma parte de una de las 717 misivas que nunca fueron entregadas por el carguero, que tenía como destino Estados Unidos.
“Es un entorno anaeróbico, por lo que la corrosión se ralentiza por completo. Y debido a que había tantas bolsas de correo juntas, un porcentaje grande de todo el correo se destruyó. Pero una parte de este gran paquete ha sobrevivido: solo 700 cartas, y habría muchas más”, explica la conservadora Eleni Katsiani, según publica el medio británico.
Si bien algunas de estas misivas -las más completas- se exhibieron en una exposición en el Museo Postal de Londres en 2018, el equipo de archivo ha estado trabajando en algunas de las más dañadas, con el fin de revelar los últimos destellos de vida de las víctimas de la guerra.
Esta reconstrucción se ha llevado a cabo a través de la liofilización de las letras, método de conservación que consiste en su deshidratación, sometiendo el objeto a una rápida congelación y eliminando el hielo mediante un ligero calentamiento al vacío, que lo transforma en vapor. Para detener el proceso de descomposición, se lavaron en agua dulce para desalinizarlas, explica Katsiani, “un proceso intenso y lento para cada letra, pero que aseguró su condición actual”.
De parte de papá
“Es un tierno testimonio del amor y el anhelo”, describe Jackie Coppen, conservador de la carta a Iris, escrita en un papel “increíblemente delgado y frágil”. “Como muchas de las cartas, ha sufrido, pero, a pesar de que le faltan partes, es suficiente para apreciar los sentimientos”, continúa, “habla de la esperanza y el futuro, profesa sueños de abrazar con fuerza y estar juntos de nuevo”.
Asimismo, Coppen añade que la misiva “no solo evoca un pasado romántico, cuando la palabra escrita a mano enviada a través del correo era a menudo el único medio de mantener relaciones a larga distancia, sino que es particularmente pertinente en los tiempos actuales, cuando muchos de nosotros, deseando abrazar a nuestros seres queridos, también han vuelto a la palabra escrita como un medio alternativo”.
Hay otras dos cartas que escribió un padre a sus hijos. Le escribe a su hija Pam: “Puedes estar segura de que mamá te enviará de regreso a Wycombe cuando se convierta en política práctica. Mientras tanto, todos tenemos que sacar lo mejor de las cosas: la guerra ha trastornado los sueños y modos de vida de la mayoría de las personas, ¡incluido el mío!”.
También le envía a su hijo Michael una colección de sellos usados de todo el mundo: “Tu letra en tu última carta es mucho mejor de lo que nunca había visto. Bien hecho, sigue así y trata de mejorar tu ortografía”. Katsani explica que este padre “también escribe sobre lo feliz que está de que su hijo disfrute de su bicicleta. Es una carta tan bonita”.
Así, este trabajo de minuciosa recuperación ofrece una nueva visión sobre la vida de la gente corriente que vivió las horribles circunstancias de la Segunda Guerra Mundial. Misioneros, gente de negocios, soldados y viajeros hablan, en estas misivas, “de la vida, el amor, la fe, los negocios o el clima”, dice Katsani.