Susan Pinker: «Los niños y los hombres son más frágiles»
La psicóloga, célebre por sus ensayos «La paradoja sexual» y «The Village Effect», se muestra crítica con el feminismo hegemónico y defiende una aproximación distinta a la brecha de género
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Susan Pinker, psicóloga clínica y columnista del Wall Street Journal, escribió su primer clásico, “La paradoja sexual” (2009), tras indagar en la trayectoria de los niños con problemas de desarrollo a los que había tratado en su consulta. Posteriormente publicó “The Village Effect” (2014). Sus trabajos demuestran la necesidad de aparcar los sesgos ideológicos, generalmente anclados en tópicos, para desarrollar políticas sustentadas en la evidencia científica.
-Habla usted de “mujeres fuertes” y “hombres débiles”...
-En mi libro, La paradoja sexual, utilizo los términos “dotado” para las mujeres y “frágil” para los hombres. Los niños y los hombres son más frágiles porque son más susceptibles a los contratiempos relacionados con el parto y los problemas de desarrollo, así como a las dificultades de aprendizaje, derivadas de la impulsividad y las dificultades de atención, por nombrar solo algunos problemas, y también son más susceptibles de muerte prematura por accidentes, de suicidarse y de vivir unas vidas más cortas que las niñas y las mujeres. Mientras tanto, las niñas, de promedio, tienen mejores resultados en la escuela, se gradúan de la universidad en mayor número y con más frecuencia que los hombres. Estudian medicina, veterinaria y Derecho, todas profesiones altamente selectivas, y en mayor número que los hombres en casi todas las economías desarrolladas. En contraste, todavía hay menos mujeres que hombres en trabajos donde “el ganador se lleva todo”, como la política, y en ocupaciones peligrosas como la policía, por ejemplo.
-¿Por qué?
-Hay muchas razones, incluida la discriminación. Pero otra razón poderosa es que es más probable que las mujeres pongan sus óvulos en varias canastas, en lugar de solo en una. En lugar de invertir todo su tiempo en una ocupación, que podría esfumarse en cualquier momento, quieren estar allí y también tener tiempo para sus hijos, sus amigos y padres ancianos, así como para cuidarse a sí mismas. Las investigaciones demuestran que las mujeres a menudo toman decisiones más equilibradas sobre sus carreras, eligen trabajos que les permiten controlar sus horarios, buscan trabajar con personas a las que respetan y en las que confían, y que también buscan hacer una diferencia en la sociedad. Las investigaciones también demuestran que cuanto mayor es la equidad de género en la legislación de una nación, mayor es la brecha entre las carreras que mujeres y hombres eligen con más frecuencia. Me parece una fortaleza que más mujeres que hombres prioricen sus relaciones sociales y su salud en la planificación de su carrsera. En The Village Effect muestro que esta prioridad por mantener mejores relaciones y redes personales y sociales más íntimas les permite a las mujeres mantener sus recuerdos por más tiempo y vivir vidas más largas. ¡Eso es lo que yo llamo una fortaleza!
-¿Se intentan dirigir a las mujeres en sus estudios y elecciones laborales sin escucharlas?
-Estadísticamente hablando una mayor proporción de hombres que de mujeres opta por trabajar con sistemas o cosas, frente a los llamados procesos orgánicos. Y una mayor proporción de mujeres, incluso mujeres científicas, prefieren centrarse en procesos orgánicos y personas antes que en procesos y objetos inanimados. Valorar las carreras STEM para mujeres, como la ingeniería, por encima de otras carreras, como las biología, las ciencias sociales, la educación, la química o ciencias ambientales, sólo contribuye a valorar más las decisiones que toman los hombres que las decisiones que las mujeres toman con más frecuencia. ¿Qué pasa, que si los hombres eligen algo más a menudo es mejor? ¿Es mejor ser ingeniero de sistemas que enfermero o médico? Me estremezco cuando escucho sobre la cantidad de dinero y tiempo invertidos para que las niñas ingresen en carreras STEM. Les estamos diciendo que la mejor opción es la que prefieren los hombres. Al mismo tiempo enviamos el mensaje a las niñas de que si quieren algo en realidad no vale la pena. A mí no me parece que esta sea la mejor forma de valorar a las mujeres y su autonomía.
-¿Las decisiones que toman las mujeres occidentales están gobernadas por la discriminación?
-La discriminación existe, y muchas mujeres todavía se irritan por las expectativas que sus padres o la sociedad tienen de ellas. Pero no creo que las mujeres occidentales con estudios sean víctimas, en su mayor parte, ni tampoco avatares controlados por fuerzas externas. Esa visión de las mujeres como muñecas de trapo que siempre hacen lo que quiere el heteropatriarcado, sin capacidad de reflexión, sin autonomía, es un insulto a la inteligencia de las mujeres.
-¿El sentimiento de persecución puede agudizarse al contemplar unos datos sesgados?
-Primero, permítanme señalar que existe discriminación de género. Pero no cuenta toda la historia. La discriminación de género ocurre cuando a hombres y mujeres se les paga de manera diferente, o se les valora de manera diferente, por el mismo trabajo y las mismas horas de trabajo. Las mujeres a menudo dan prioridad a la flexibilidad en sus trabajos y a trabajar en algo que les llene, a la estabilidad para sus familias y colaborar con personas a las que respetan, por encima de objetivos como ganar la mayor cantidad de dinero posible y pelear por un mayor estatus social.
Dados estos objetivos a veces (aunque no siempre) divergentes, también es discriminatorio tratar a las mujeres como clones de los hombres. Las mujeres son las más afectadas por la maternidad y la crianza de los hijos. En carreras como el derecho de sociedades, donde tu valor tiene mucho que ver con la cantidad de horas que dediques, es claramente injusto esperar que las mujeres dediquen las mismas horas que los hombres para ganar el mismo salario. Las mujeres deberían tener más flexibilidad en sus carreras cuando están criando a sus hijos porque la evidencia está ahí: en promedio, las madres dedican más tiempo a sus hijos que los padres. Y no se trata sólo de que sea algo que muchas de nosotras queremos, sino que también es un servicio público. Si todos los trabajadores, hombres y mujeres, trabajaran entre 60 y 70 horas a la semana, muchos niños estarían abandonados. No todas las familias tienen abuelos o niñeras que se hagan cargo, no hablemos ya de los riesgos durante una pandemia. Si las empresas y las instituciones quieren atraer y retener a mujeres talentosas y bien educadas, deben resistirse a la noción de que las mujeres son solo versiones de hombres con algunas partes intercambiables. La mayoría de las mujeres quieren llevar una vida equilibrada, con carreras gratificantes, y tener tiempo para tener hijos felices, sanos y bien adaptados y tiempo para ellas mismas. Cuanto antes las empresas recompensen a las mujeres (y a los hombres) por llevar una vida equilibrada, más rápidamente verán a más mujeres participar en la vida empresarial y política.
-¿Está de acuerdo con la “cancelación” de artistas, intelectuales, etc.?
-No. Me opongo a la “cultura de la cancelación”. Es el gobierno de la mafia. Las personas que no estén de acuerdo con una idea deben estar preparadas para debatir sus méritos. Atacar a las personas por sus ideas no es mejor que las cazas de brujas de la Edad Media.