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Feminismo y derechos humanos en la antigua Roma

Adriana Ozores regresa a la Compañía Nacional debutando en la dirección escénica con “Las Troyanas”, de Séneca, en versión de Ángeles González Sinde

El equipo artístico de "Las Troyanas" cuenta con algunos pesos pesados de la profesión como Juan Gómez-Cornejo, en la iluminación o Alessio Meloni, responsable de la escenografía y el vestuario.
El equipo artístico de "Las Troyanas" cuenta con algunos pesos pesados de la profesión como Juan Gómez-Cornejo, en la iluminación o Alessio Meloni, responsable de la escenografía y el vestuario.Sergio ParraSergio Parra

Cuando Lluís Homar tomó posesión de su cargo de director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ya manifestó su intención de ampliar el repertorio más allá del Siglo de Oro español, que es el periodo en el que, prioritariamente, se había venido focalizado el trabajo de la institución desde sus inicios. Fruto de esa apuesta por abrirse a otras épocas y lenguas es esta producción de “Las troyanas”, de Séneca, con la que Adriana Ozores, que trabajó asiduamente como actriz en la CNTC en la etapa de Adolfo Marsillach, se embarca por primera vez en la dirección escénica. Para Homar, que ya dio ese mismo paso hace años, se trata de algo bastante comprensible: “Un gran amigo mío, el director Ariel García Valdés, decía que un primer actor o una primera actriz siempre son directores en potencia. Yo creo que Adriana, que ya tenía esa inquietud de dirigir, cuenta con un bagaje y un conocimiento que el teatro necesita y que debe aprovechar”.

En su debut como directora, la popular actriz se enfrenta, aceptando la propuesta del propio Homar, a la tragedia que Séneca escribió, a partir del texto anterior de Eurípides, sobre el destino de los vencidos y, muy especialmente, de las mujeres de los vencidos tras la guerra de Troya. “Si en Eurípides priman las emociones y las pasiones, en Séneca aparece el pensamiento y la razón -asegura Ozores-. Con él se produce un cambio de paradigma en el tratamiento del ser humano; más concretamente, de los vencidos; y, más aún, de las mujeres de esos vencidos. Es un filósofo a pie de calle. Habla del alma de esas mujeres luchadoras que, aún hoy, siguen luchando y defendiendo su libertad interior. Son víctimas no pasivas; víctimas que denuncian. Aquí está el germen de la lucha femenina, porque son mujeres que son capaces de transgredir el sometimiento que padecen”. Y abunda en esta misma idea la dramaturga, guionista y directora de cine Ángeles González-Sinde, autora de esta versión para la escena: “Son mujeres que, teniendo clara cuál es su situación, dan un paso adelante. Sienten, padecen y piensan. En este sentido, son personajes más reales y reconocibles que los del teatro griego”.

Escena de "Troyanas", en la sala pequeña del Teatro de la Comedia
Escena de "Troyanas", en la sala pequeña del Teatro de la ComediaSergio ParraSergio Parra

Ciertamente, a pesar de la infalibilidad del destino que defendían los estoicos, Séneca, de acuerdo a los postulados de su escuela, introdujo en su tragedia la razón como indefectible motor de la existencia individual y como herramienta necesaria para alcanzar la virtud. En este sentido, tal y como recuerda Ozores, el escritor romano de origen hispano nos habla, “por primera vez, de los derechos de los vencidos, e introduce la postura ética de la clemencia, del perdón; será a partir de él que se consagre en 1945 la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.

Sin embargo, ese atractivo fondo conceptual del teatro de Séneca no se corresponde con el interés que, desde el punto de vista puramente formal, suelen despertar a día de hoy sus textos entre dramaturgos y directores. En efecto, la estructura puramente dramática está muy sacrificada en sus obras al desarrollo discursivo, al pensamiento puro y duro. González-Sinde, que reconoce haber encontrado ese obstáculo, ha tratado de sortearlo en su versión “reconvirtiendo en diálogos” los cuatro monólogos fundamentales, y larguísimos, en torno a los cuales se articula “Las troyanas”. Además, según explica ella misma, “he transformando el estilo indirecto en estilo directo y he dado algo de texto a algunos personajes que en el original no tenían”.

“Séneca no escribía para el escenario, sino para los salones”, aclara la exministra de Cultura y expresidenta de la Academia de Cine. Y añade: “Creo, como espectadora, que es un poco frustrante, a veces, no seguir la trama de algunas de estas obras de la Antigüedad por falta de referencias geográficas y mitológicas. Así que he tratado de buscar un equilibrio entre ese mundo clásico y el mundo del espectador de hoy”. En su regreso a la Compañía Nacional, ahora como directora escénica, Ozores se coloca al frente de este montaje de Las troyanas con un amplio elenco -14 actores en total- caracterizado en su conjunto por la juventud, y en el que conviven, junto a la veterana Pepa Pedroche, intérpretes procedentes de distintas promociones de canteranos de la institución, tales como Javier Lara, Elsa González, Víctor Sainz, Alejandro Saá o Alba Enríquez.