Descubren cómo fue la primera gran masacre de la Historia
A partir del Cementerio Jebel Sahaba, los expertos han detallado cómo pudo ser esta primera guerra: esporádica y con niños, hombres y mujeres involucrados sin distinción
El Cementerio 117, también conocido como Cementerio Jebel Sahaba, fue descubierto en 1964 por un equipo liderado por Fred Wendorf, y se ubica en el norte de Sudán más próximo al Nilo. Si bien desde hace unos años se sabía que ese escenario pudo ser el que acogiera la primera guerra de la Historia de la humanidad -se detectó la muerte de medio centenar de personas-, ahora una investigación ha arrojado luz sobre qué ocurrió realmente a aquellas personas.
El estudio se ha llevado a cabo por especialistas del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, así como las universidades de Burdeos y Toulouse. Han analizado los restos de 61 individuos hallados en el cementerio, los cuales actualmente se conservan en el British Museum. Ahora, publican sus resultados en “Scientific Reports”.
Jebel Sabaha dataría de hace 13.400 años y llamó la atención de los expertos por dos cuestiones principales: por ser uno de los primeros cementerios documentados del mundo (de finales del Pleistoceno o superior), y por las marcas que tenían la mayoría de los huesos de hombres, mujeres y niños. Se trata, por tanto, de la primera prueba que hoy conocemos de la historia en la que se produjo una batalla entre personas, así como una demostración de que la violencia es tan antigua como el ser humano.
Si bien hasta ahora se pensaba que tan solo se trataba de un conflicto bélico entre dos grupos de cazadores que habitaban en el valle del Nilo, un nuevo estudio científico ha dado con un descubrimiento un poco más peliagudo. A través de la última tecnología en antropología y métodos forenses, los expertos sostienen que la guerra entre estas comunidades consistió en pequeñas y esporádicas emboscadas. Asimismo, a través de las técnicas microscópicas revelan 106 lesiones antes no identificadas, entre las que se distinguen heridas por flechas o lanzas de piedra, traumatismos o derivadas de la decadencia natural.
De los 61 cadáveres examinados, 41 registraban una evidencia de herida, así como el 92% había sido dañado con objetos arrojadizos o mediante golpes. La presencia de estas lesiones, causaran o no la muerte de los individuos, “apoya firmemente la teoría de esporádicos y periódicos episodios de violencia interpersonal” entre comunidades del Valle del Nilo, explican los expertos. “Esos sucesos no fueron siempre letales y pudieron ocurrir varias veces durante la vida de una persona”.
Asimismo, es relevante otra conclusión: hombres, mujeres y niños fueron atacados sin distinción. En aquellas batallas no existía ningún tipo de recelo a pegar a cualquier persona, fuera cual fuera su condición, sexo o edad. Por ejemplo, existe en Jebel Sahaba un doble enterramiento de dos niños de 4 y 5 años, ambos con perforaciones en el cráneo, en los huesos de la cadera o en el fémur.
“Este análisis, que modifica la historia de la violencia en la Prehistoria, invita a reconsiderar otros yacimientos arqueológicos de la misma época”, explican los científicos en el estudio. “La intensa rivalidad territorial entre los grupos de cazadores-recolectores de la región es probable que tuviese lugar cuando se vieron forzados a adaptarse a los drásticos cambios medioambientales registrados al final del Último Máximo Glacial o comienzos del Periodo húmedo africano”.