Si hay que enamorarse, que sea en Irlanda

El mar de vegetación infinita que cubre las extensas llanuras de Irlanda y sus territorios accidentados por montes, ríos y atávicas leyendas parece un lugar oportunamente fértil para el surgimiento de los afectos. Alguna reflexión similar ha tenido que atravesar la mente de John Patrick Shanley a la hora de adaptar el éxito de Broadway, “Una canción irlandesa”. En esta comedia romántica protagonizada por Jamie Dornan y Emily Blunt se conjuran todos los elementos representativos de las historias de amor cotidianas. Irlanda cobra vida a través de dos amantes cuyas familias rurales irlandesas se ven envueltas en un conflicto por un terreno muy disputado que separa sus dos granjas. Mayo, con su majestuoso y epatante paisaje se erige como el majestuoso condado que actúa como escenario principal.

Considerado el tercer condado más grande de Irlanda, Mayo es conocido por ser una de las zonas más pintorescas y de mayor belleza de toda la isla. “Quería hacer una película sobre lo mucho que quiero al pueblo irlandés. Amo Irlanda”, destaca John Patrick Shanlet, guionista y director del filme. Por su parte, John Hamm explicó que fue una experiencia “única en la vida” poder rodar en los paisajes irlandeses. El neoyorquino Christopher Walken, que se llevó un Oscar por su papel en “The Deer Hunter”, bromeó durante el rodaje: “Mi dificultad era ser irlandés, especialmente en medio de todos estos irlandeses. Ellos son los auténticos. Yo soy de Queens”.

La cinta, rodada en 2019, cuenta además con un reparto que incluye a los actores irlandeses Dearbhla Molloy, Danielle Ryan y Barry McGovern, así como el oscarizado Christopher Walken y Jon Hamm. El nivel de integración de las costumbres y tradiciones irlandesas durante el rodaje fue bastante elevado ya que la gente local del condado también pudo hacer su pequeña contribución apareciendo como extras en la película. Por si esto fuera poco, la historia se desarrolla con la ayuda de algunas localizaciones reales de Mayo, como la posada Thatch y el pub tradicional Hiney’s en Crossmolina, y la exclusiva finca Mount Falcon, donde el reparto y el equipo se alojaron durante el rodaje.

“Estás en otro mundo. Es un cuento de hadas, es increíblemente encantador”, destaca la actriz inglesa Emily Blunt, quien incluso aprendió durante el rodaje a tirar una pinta de Guinness en el Thatch Inn de Crossmolina. Por su parte, Jamie Dornan, procedente de Irlanda del Norte y alejándose en esta ocasión del tóxico y sórdido espíritu en términos interpretativos de “Cincuenta sombras de Grey” coincide con su compañera de reparto en el valor excepcional de la tierra de Joyce: “Es precioso tener la oportunidad de rodar en Irlanda. La gente de toda Irlanda -aunque soy poco objetivo- es la mejor gente del mundo”.