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B. B. King, una leyenda entre incendios y algodones

El artista, que nació un día como hoy de 1925, pasó de conducir un arado en una plantación a triunfar en el mundo con su guitarra, ganándose para siempre el título de “rey del blues”

B.B. King, a la izquierda, en 1980
B.B. King, a la izquierda, en 1980AP Photo, FileAP

Puede pasar desapercibido, pero en la música es factor constante la técnica llamada “call and response” (”llamada y respuesta”). Su definición no se aleja de su nombre, pues consiste en el “feedback” que un músico realiza a otro cuando este toca o canta una frase. La comunicación en estado puro. Y este sencillo patrón es el que agudizó por primera vez los oídos del que más tarde se convirtió en una leyenda del blues: Riley Ben King, mundialmente conocido como BB King.

El músico estadounidense -nació un día como hoy de 1925 en Misisipi, hace 97 años- trabajó durante su juventud en una plantación de algodón. En ella, conducía un arado durante 12 horas al día durante seis días a la semana, una labor ardua que llevó a cabo gracias al apoyo y paz que le transmitían las melodías que entonaban los trabajadores. Cada soleada jornada, era común que alguien iniciara una canción para que otra, desde otra parte del campo, le respondiera. Ahí fue cuando BB King comenzó a interesarse por la música, consolidando su pasión por ella mientras escuchaba los discos de Lonnie Johnson o Blind Lemon Jefferson de su tía Mima.

B. B. King
B. B. Kinglarazon

La infancia de BB King no se desarrolló, valga el símil, entre algodones. En una época donde el Klu Klux Klan continuaba persiguiendo y asesinando a los afroamericanos y en la que el racismo era el pan de cada día, entre arado y arado sus padres se separaron cuando el artista tan solo tenía cuatro años. Pasó su vida entre la casa de su madre y la de su abuela, con un padre desconocido y una inquietud insaciable por hacer música que, cada día, le alimentaba el coro de góspel de una iglesia baptista.

Su primera guitarra le llegó a los 12 años y, según fue creciendo, fue conquistando las calles y locales de diferentes pueblos en una noche. Fueron estos los inicios del que más tarde, con su carrera profesional ya desarrollada y convertida en internacional, fue ubicado por la “Rolling Stone” tan solo detrás de Jimi Hendrix y Duane Allman en su lista de los 100 mejores guitarristas de todos los tiempos. No en vano sigue siendo recordado como el “rey del blues”

El éxito y el carisma

Sirvió en el Ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y, al volver, en 1947, hizo autostop hacia Memphis, donde ya comenzarían los primeros destellos de su impecable trayectoria. En 1949 realizó su primera grabación, momento desde el que se sucedieron algunos de sus grandes éxitos de R&B, como “You know I love you”, “Woke up this morning” o “Three o’clock blues”. Su fama comenzó a dispararse y fue con esta última canción -un arreglo que BB King realizó del guitarrista de blues Lowell Fulson-, lo que le llevó a encabezar las listas de éxitos durante 15 semanas.

Desde aquel triunfo, su aportación a la música y al blues fue un no parar. “Please love me”, “You upset me baby”, “Ten long years” y “Sweet Sixting” fueron otros éxitos que fue regalando a su audiencia. Pero el músico no solo hizo historia con su música -sigue siendo considerado una leyenda del blues-, sino que también dejó varias anécdotas que le dotaron de un carisma especial.

A mediados de los años 50, por ejemplo, mientras King daba un concierto en un local de Arkansas, dos hombres comenzaron a pelearse por una mujer entre el público. Los golpes hicieron que uno de ellos hiciera caer una estufa de queroseno que había en el establecimiento, lo que provocó un gran incendio. Todos los presentes salieron rápidamente del local, menos King, que dio marcha atrás cuando se percató de que se había dejado su otra mitad: su guitarra. Se jugó la vida para rescatar a su Gibson 335, a la que apodó desde entonces “Lucille”, en honor a la mujer por la cual había comenzado la trifulca.

El último blues

Su energía era interminable y su técnica irrepetible: a pesar de que nunca tocó acordes ni era demasiado bueno con el “slide” debido a sus gruesos dedos, introdujo una compleja alternativa. Se trataba del “bending”, un sistema que consiste en tocar una cuerda de la guitarra y, cuando comienza la nota a sonar, mantenerla estirada hacia arriba o hacia abajo para obtener un sonido más agudo. Una gran soltura que extrajo inspirándose en Lonnie Johnson o T-Bone Walker. De hecho, sobre este último, en una entrevista recordaba la primera vez que escuchó su “Stormy Monday”: “Fue el sonido más bonito que creo que he escuchado en mi vida. Fue lo que me hizo empezar a tocar blues”.

El guitarrista de Blues y compositor estadounidense B.B. King
El guitarrista de Blues y compositor estadounidense B.B. Kinglarazon

Y lo hizo toda su vida. Aún con 70 años realizaba unos 200 conciertos cada año, llegando a colaborar con otros grandes nombres del panorama musical, de la talla de Eric Clapton, Stevie Wonder, Elton John o U2. Una gran trayectoria que le hizo merecedor de 15 premios Grammy, la Medalla Presidencial de la Libertad -de manos de George W. Bush-, así como la inclusión en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 1987.

King murió el 14 de mayor de 2015, tras una época en la que su salud fue deteriorando. No obstante, no dejó de hacer música hasta el final. En 2008 lanzó “One kind favor”, álbum que se ganaría grandes éxitos entre la crítica. En 2012, cantó para Barack Obama en la Casa Blanca junto a otros artistas, así como en 2014 dio su último concierto. Ya tras dicho “show” la preocupación sobre su estado comenzó a crecer, de tal manera que el propio King se disculpó públicamente por no haber ofrecido una actuación redonda.

En octubre del mismo año, cayó al escenario durante una actuación y poco después fallecía en su casa de Las Vegas (Nevada). Dejando un legado musical de leyenda y mito, su despedida fue tan grande como su nombre: el 27 de mayo de 2015, miles de seguidores del artista acompañaron la procesión fúnebre, mientras se despedían de uno de los mayores iconos del blues de todos los tiempos.