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Entrevista

Francisco Sosa Wagner: “La democracia española está secuestrada por los partidos políticos”

Publica junto a Mercedes Fuertes “Panfleto contra la trapacería política. Nuevo Retablo de las Maravillas”, una crítica entre lo ácido y lo jocoso sobre la actual política española

El escritor y jurista Francisco Sosa Wagner
El escritor y jurista Francisco Sosa WagnerAlberto R. RoldánLa Razón

Francisco Sosa Wagner es jurista y escritor, pero quizá mucha gente lo conozca más por su faceta política como eurodiputado en el Parlamento Europeo. Junto con Mercedes Fuertes, ambos catedráticos de Derecho Administrativo, acaban de publicar «Panfleto contra la trapacería política», con un subtítulo de entremés cervantino, «Nuevo Retablo de las Maravillas» (Editorial Triacastela), prologado por Albert Boadella. Un retrato de España que, combinando lo ácido con lo jocoso, repasa el funcionamiento de las principales instituciones del Estado. «Un antídoto de veracidad para una España de masas viciadas por el apático hechizo de la mentira», como lo define Boadella.

–¿Por qué dice que la democracia española es adúltera?

–Porque han engañado al pueblo soberano, que es su legítimo cónyuge, y se ha marchado de picos pardos con los partidos políticos y encima la han dejado preñada de consignas vacuas y tópicos vulgares.

–¿Se ha convertido en una partitocracia?

–Eso es, la democracia está secuestrada por los partidos políticos, que la han deteriorado y degradado. Estamos viendo cosas tan graves como la renovación de CGPJ o del Tribunal Constitucional, detrás de ello no hay más que el intento de los partidos de colocar sus piezas en estas organizaciones, que son claves fundamentales dentro del Estado.

–¿Se ha perdido el sentido de Estado?

–Claramente en favor de los partidos, hay que afrontar una realidad muy compleja que no permite someterla a eslóganes y vacuidades. Hemos pasado una epidemia y más que propuestas para vencerla eran intereses partidistas. Al final la están solucionando los de las batas blancas, cuya actuación ha sido extraordinaria.

–¿Qué está fallando?

–Nuestra tesis es que la sociedad española es para estar orgullosos de ella, hay cirujanos, médicos, físicos, escritores, artistas…una sociedad extraordinariamente rica. ¿Qué falla? Una clase política que nos defrauda. Esta es la gravedad de la situación y lo peor es que no se ve alternativa.

–¿Funciona el Parlamento?

–La evidencia es que el gobierno legisla más que el propio Parlamento, ahora bien, esto no es una característica singular de España, está ocurriendo en todos los sistemas democráticos, como Alemania, y la pandemia ha venido a agravarlo. Este gobierno lo ha paralizado, le ha cerrado la boca al Parlamento durante seis meses.

–¿No hay demasiada polarización en el debate político?

–La crítica es necesaria, pero hay más bronca que crítica, y esto no lleva a ningún sitio, sólo a oponerse al de enfrente, a llevar la contraria por sistema. Es de un aburrimiento insoportable y pasa también en los parlamentos autonómicos, se critica a los contrarios pero nunca a los propios y esto es tratar a los ciudadanos como indigentes mentales.

–¿Faltan voces discordantes dentro de los propios grupos parlamentarios?

–Nuestro Parlamento tiene una característica muy singular, su actitud pastueña, no hay ni una sola discrepancia y a nadie se le ocurre decir o votar nada que no esté en el guion del partido, actúan a golpe de corneta y esto no es normal. En Alemania, Merkel, tenía que bajarse a pelear el voto de sus propios diputados, porque siempre salía un grupo que decía que por ahí no pasaban, y eso es mantener la dignidad parlamentaria.

–¿Se está usurpando la división de poderes y politizando en exceso la justicia?

–Para conseguir que el poder judicial actúe objetivamente hay que suprimir las facultades discrecionales que ostenta el CGPJ al nombrar los cargos de la élite judicial, que deberían ser designados a través de concursos de méritos entre magistrados. No puede admitirse que un juez que aspire legítimamente a culminar su carrera en el Supremo, tenga que afiliarse a una asociación judicial obligatoriamente (solo la mitad están asociados), sobre todo a las dos mayoritarias, la conservadora o la progresista, que son las que reparten los altos cargos judiciales. Por concurso de méritos profesionales se acabaría la llamada “politización de la justicia”, porque es un insulto para el resto de los jueces.

–¿Qué habría que hacer para que nacionalistas e independentistas no tengan tanto peso en la política estatal?

–Cambiar un sistema electoral absolutamente injusto. Esto se lo debemos al PP y al PSOE, que han gobernado con mayorías suficientes para hacerlo y no lo han hecho. ¿Cómo es posible que, pase lo que pase, el PNV tenga siempre seis diputados? Con sus mismos votos, UPyD obtuvo uno solo y eso ocurre ahora. No nos lamentemos de que independentistas y Bildu están condicionando al gobierno de España, es lo que ustedes han querido.

–¿Qué es peor, la crisis económica o la institucional?

–De la crisis económica, saldremos, porque tendremos el colchón de Europa; de la sanitaria también, porque para eso están médicos y científicos que saben lo que tienen que hacer, pero de lo que no salimos es de la crisis institucional ni territorial porque esa la tenemos que resolver nosotros y las fuerzas políticas españolas son incapaces.