Crítica de “El día de la bandera”: todo queda en familia ★★☆☆☆
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Dirección: Sean Penn. Guion: Jez y John David Butterworth, según las memorias de Jennifer Vogel. Intérpretes: Sean Penn, Dylan Penn, Josh Brolin, Regina King. USA, 2021, 109 min. Género: Drama.
¿Sean Penn habrá leído “Canadá”? En la extraordinaria novela de Richard Ford, la adolescencia de dos hermanos mellizos se rompe tras el fallido, fatal atraco a un banco que cometen sus padres. El narrador es el hijo que ha reconducido su vida, y su relato, íntimo y elegíaco, es el de la Gran Novela Americana: el fracaso de los sueños de éxito económico, la necesidad de sobrevivir y reinventarse, la narrativa de los perdedores convertida en poema épico. Da la impresión de que Sean Penn siempre ha sentido una cierta afinidad por ese argumento universal, y que, de un modo un tanto romántico, se ha identificado con él, tanto en sus películas como director (exceptuando la espantosa “Diré tu nombre”) como en algunos de sus papeles más célebres (“Mystic River” o “Pena de muerte”, por poner solo dos ejemplos). Por eso resulta significativo que, en “El día de la bandera”, el primero de sus filmes en el que se dirige como actor, invoque, a través de las memorias de la periodista Jennifer Vogel, la figura del padre fracasado pero más-grande-que-la-vida para convertirla en un asunto de familia.
Que los hijos del timador John Vogel los interpreten Dylan y Hooper Jack Penn nos dice mucho de todo lo que tiene de exorcismo personal “El día de la bandera”. La película, pues, puede entenderse como un ejercicio de penitencia que mitifica al padre ausente e irresponsable desde la mirada de una hija que necesita reconciliarse con él, para comprenderle como el hombre intenso y apasionado que no supo canalizar sus emociones en la dirección correcta. Si, al final, el filme es mucho más autoindulgente de lo que pretende, no lo es tanto por su fondo como por sus formas, erráticas y planas. Tal vez Dylan Penn no esté preparada para cargar tanto peso dramático sobre sus espaldas, pero es el estilo, que oscila entre la evocación de las persecuciones setenteras y las divagaciones narrativas y encuentros espirituales de inspiración malickiana, el que falla. El problema de “El día de la bandera” es que aspira a una épica de lo íntimo que Penn ha dejado de dominar como director. Los talentos de Malick (en la imagen) y Ford (en la palabra) le quedan lejos.
Lo mejor: Penn recupera un poquito el aliento después del fiasco absoluto de “Diré tu nombre”.
Lo peor: A su supuesta intensidad dramática le falta fuelle estético.