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Entrevista exclusiva

Miguel López-Alegría: “Tengo mucho orgullo de llevar la bandera española”

El astronauta español es el comandante de la próxima misión histórica de “Axiom Space” para democratizar el espacio

Miguel López-Alegría nació en Madrid en 1958. Su padre, español y militar oficial del Ejército. Su madre, estadounidense de padres italianos. Dejó nuestro país siendo un niño, cumpliendo el sueño americano de su familia. Vivieron la llegada del hombre a la luna desde la playa en el 69, a la edad de once años, cambiando con aquellos abrazos y besos de emoción entre desconocidos su destino para siempre. Después de exprimir durante una década su gran pasión, ser piloto de pruebas (30 modelos distintos de avión y 5.700 horas de vuelo), se convirtió en astronauta.

Una transición natural que le llevó desde la Academia Naval de Estados Unidos a las más altas esferas, fuera de la Tierra, pasando a la historia como el primer español en viajar al espacio y acumulando una amplia trayectoria profesional que también le ha llevado a romper varios récords mundiales. Durante su última salida espacial en 2006 completó, como comandante de la Expedición 14, un total 215 días en órbita, es decir, siete meses consecutivos. La permanencia más prolongada en el espacio, algo que nunca nadie había logrado todavía. Fue su última misión espacial. O eso pensó entonces.

Su hijo Nico L-A (22 años) comparte con LA RAZÓN muy emocionado que lo que más orgulloso le hace sentir de su “papacino” no tiene nada que ver con su trabajo, sino con que “siempre ha estado muy abierto a crecer personalmente y en los últimos 15 años que no ha viajado al espacio nuestra relación ha cambiado mucho, me siento mucho más cerca de él”. Casi veinte años después de ese largo viaje, “Miguelito”para su familia o “Michael”para los amigos sigue cumpliendo sueños. Y, con ellos, haciendo Historia en mayúsculas. El astronauta español es el comandante de la próxima misión Ax-1a bordo del SpaceXCrew Dragon de Axiom junto con otros tres tripulantes: un americano, un canadiense y un israelí. Todo un hito histórico, teniendo en cuenta que se trata de la primera misión espacial 100% privada, en la que López-Alegría abrirá las puertas a la “democratización” del espacio y, ahora sí, lo hará con la bandera española en el brazo.

Antes de meternos de lleno en la próxima misión espacial, empecemos por el principio. ¿Qué recuerda de sus primeros años de vida?

Tenía dos años cuando nos fuimos de España y llegamos al mismo lugar donde se había criado mi madre en Boston. Al no poder ejercer de militar en otro país ni hablar nada de inglés, a mi padre le tocó empezar de cero y decidió hacerlo, curiosamente siguiendo el consejo de un amigo suyo, a 25 grados de temperatura en California. Trabajó primero como electricista, después en una empresa telefónica y por las noches estudiaba Ingeniería Eléctrica en la Universidad.

Miguel López-Alegría
Miguel López-AlegríaSpace XSpace X

Su padre, siendo español, cumplió su sueño americano.

Sí, fue cogiendo cada vez más puestos de responsabilidad, con mayor sueldo y cumplió poco a poco su sueño americano. Empezamos de la nada, siendo muy pobres. Crecí entre Los Ángeles y San Diego. La mayor parte de mi juventud, desde que la recuerdo, éramos ya casi lo que llamamos “clase media”, teníamos una casa propia con piscina y todo. Luego crucé de nuevo el país para estudiar en la Academia Naval de Estados Unidos en Annapolis, Maryland, muy cerca de Washington. Escogí la carrera de piloto al graduarme. Quise compaginar Aviación con Ingeniería, que es lo que hacen los pilotos de pruebas. Empecé a investigar cómo podía formarme en esa profesión y resulta que todos los astronautas, desde el principio, empiezan como pilotos de pruebas. Y entonces, el sueño que había tenía cuando era pequeño renació a los 25 años y seguí ese camino hacia la NASA.

¿Cómo fue la llegada a la NASA?

Me seleccionaron en 1992. En el 95, salí en la primera misión espacial: el Columbia. En 2000, la segunda: el Discovery. En 2002, la tercera: el Endevour. En 2006 subí por última vez (bueno, creí que sería la última vez hasta ahora) en el cohete Soyuz, hasta la Estación Espacial Internacional, donde permanecí siete meses como Comandante de la Expedición 14. Después de veinte años, en 2012, dejé la NASA y empecé a trabajar con una Asociación que representaba a muchas empresas en el ámbito de espacio comercial, entre ellas SpaceX. Todos los nombres importantes y conocidos hoy en día no lo eran al principio y tuvimos que luchar mucho para que sus intereses estuvieran bien representados en el Congreso de EEUU y en la NASA. Y, con los años, abrí una consultoría haciendo lo mismo de manera independiente. Uno de mis clientes desde 2016 era Axion Space, a quien he ido dedicando cada vez más tiempo hasta estar exclusivamente con ellos.

Ha pilotado más de 30 modelos de avión distintos y ha llegado a volar más de 5.700 horas de vuelo. ¿Correcto?

Si lo has leído por ahí debe ser correcto (risas). Fue mi profesión durante los doce años posteriores a graduarme de la Academia Naval y hasta que empecé en la NASA. Piloto. También hice un Master en Ingeniería Aeronáutica, pero más que nada invertía mi tiempo en la cabina de los aviones.

¿Y cómo pasó de un punto a otro? ¿Cómo surgió esa inquietud de pasar de ser piloto de aviones a pilotar de naves espaciales?

Creo que fue cuando era niño, cuando el hombre pisó la luna por primera vez. En 1969 yo tenía once años y ese momento me marcó. Recuerdo que estaba en la playa con mis padres, escuchando la retransmisión por la radio. Todos los adultos presentes se abrazaron, se besaron… y eran extraños, no se conocían. Eso me impactó mucho porque no había visto nunca a nadie comportarse de tal manera. Entonces empecé a seguir la trayectoria de los astronautas de esa época y resultó que todos habían salido de la escuela de pilotos de pruebas donde yo entré. Creo que eso despertó en mí un sueño que había tenido durante muchos años.

Retrato cósmico de NGC 4571 ESA/HUBBLE & NASA, J. LEE AND TH 21/03/2022
Retrato cósmico de NGC 4571 ESA/HUBBLE & NASA, J. LEE AND TH 21/03/2022ESA/HUBBLE & NASA, J. LEE AND THE PHANGS-HST TEAMESA/HUBBLE & NASA, J. LEE AND TH

Mucho después fue usted quien consiguió emocionar a la gente con sus salidas espaciales. En algunas de ellas rompió récords históricos. Por ejemplo, el de mayor permanencia en el espacio…

Sí, en ese momento la estancia que completé de siete meses (215 días) fue precisamente la más larga de la Historia de la NASA. Aunque, desde entonces, se ha batido ese récord varias veces.

¿Qué sentía estando allí?¿Cómo lo vivió en primera persona, cuando el reloj dejaba pasar cada minuto… se pasó rápido o se le hizo eterno?

Es curiosos porque antes había hecho tres misiones cortas en el transbordador, de 2 semanas o 16 días máximo. Es decir, como una carrera muy corta, un sprint de 100 metros comparado con lo que es una maratón de 6 o 7 meses. Y yo siempre me he considerado más adepto a correr rápido y poco, así que al principio temí un poco cómo me iba a sentir. Pero la verdad es que durante esa misión de 7 meses no pasé ningún momento de ansiedad, ni pensé en cuándo sería la hora de volver. Recuerdo haber estado siempre muy contento. Creo que tuvo mucho que ver que tuve trabajo importante y sustantivo que hacer, no estuve ahí viendo las horas pasar o leyendo un libro. Estuve siempre ocupado, con un equipo detrás de mí que contaba conmigo y que tenía la esperanza de que hiciera las cosas bien. Por eso creo que me motivó mucho la misión, a pesar de ser tan larga.

Koichi Wakata, en primer término, en una misión espacial que realizó con el español Miguel López-Alegría, junto a él en esta imagen de 2000
Koichi Wakata, en primer término, en una misión espacial que realizó con el español Miguel López-Alegría, junto a él en esta imagen de 2000larazon

Sin duda, hay que tener una cualidades extraordinarias, físicas y mentales, que le hacen ser alguien muy excepcional. ¿Cuáles cree que son, desde su experiencia?

En primer lugar, creo que hay que tener cierta capacidad para cosas técnicas y operacionales. Eso se puede entrenar, pero tiene que empezar con un poco de sensibilidad y aptitud en ese ámbito. La parte más importante es poder trabajar bien en equipo porque siempre es un trabajo en equipo: la tripulación en el espacio y en tierra. Cuando hacemos entrevistas para seleccionar candidatos a astronauta, la primera pregunta que nos hacemos después de terminar es: “¿Me gustaría pasar 6 meses en el espacio con esta persona?”. Poder responder que sí es fundamental para el cargo.

Desde fuera sabemos que hay riesgos, con muchos factores en juego en misiones de este tipo. ¿Desde dentro, cómo percibe y afronta usted el riesgo?

Seguramente esa consideración de los riesgos para mí, que lo he hecho desde hace mucho tiempo, no me hace pensar activamente en el riesgo en este momento. Cuando esté sentado en el cohete, probablemente habrá pensamientos que pasen por mi cabeza antes de despegar, pero la verdad es que tengo todo eso bastante asimilado. Creo que es el entrenamiento el que nos ayuda a separar ese miedo, ese tipo de pensamientos, para concentrarnos en la tarea del momento, que es controlar todo lo que está pasando y estar listo para reaccionar si hay algún fallo. El miedo es una emoción real y hay que sentirlo, pero es mucho más pequeño que otras sensaciones, como la ilusión que vamos a sentir en el momento del despegue. Seguro.

No me puedo imaginar muchos trabajos que sean tan vocacionales como el suyo…

Sí, es muy especial. Y tal vez no sea para todos, pero es para mí.

¿Se hubiera imaginado haciendo otra cosa?

Me cuesta pensar en otra cosa. Cuando era pequeño quería ser astronauta, luego arquitecto por un tiempo y jugador de beisbol, pero al final no he tenido mucha opción. Pilotar aviones me encantó y me hizo llegar al punto de ser astronauta. Estoy convencido de que estoy hecho para esto.

Para la nueva misión y después de casi veinte años sin ir al espacio, ¿ha notado cambios drásticos como, por ejemplo, en el traje espacial?

Es interesante porque para mí no representa tanto la evolución por el tiempo, sino que las empresas y los países hayan tenido una aproximación distinta a la misma solución. Es decir, que el traje proteja al inquilino de todo lo que hay fuera, por ejemplo, para hacer un paseo espacial. O si hubiera una despresurización de la cápsula también debemos tener esa protección. Los trajes al final no se parecen mucho. Tienen casco, guantes y botas, pero aparte de eso todo es distinto: colores, tejidos, formas… El de SpaceX me encanta, pero cuando me los probé por primera vez me pareció super incómodo y difícil entrar. Ahora que ya lo he hecho varias veces y me he acostumbrado es tan cómodo como ponerte una camiseta vieja. Es una de las partes más importantes y me hace mucha ilusión haber llevado tantos trajes diferentes durante mis misiones a lo largo de distintas décadas.

En los museos, por ejemplo, es una de las cosas más destacadas. Usted, que es recordado en muchos de ellos, ¿tiene también uno en casa?

La verdad es que la NASA normalmente no nos permitía llevarnos cosas de recuerdo. En Rusia, sin embargo, sí y tengo un par de guantes que me llevé del lanzamiento y otro par de guantes de las salidas espaciales, que a lo mejor debería tener guardado en un sitio de verdad, pero de momento están metidos en mi armario. En casa guardo otros recuerdos personales, como regalos, premios y, sobre todo, fotografías.

¿Tiene pensado llevar algún amuleto a la próxima misión?

Llevo muchas cosas, algunas muy pequeñas, personales, de amigos y familiares. Llevo una bandera de la Comunidad de Madrid (haremos además una conexión en directo con la presidenta Isabel Ayuso), llevo una camiseta con la marca de vinos de Madrid de la que soy embajador, la insignia de oro y brillantes del Real Madrid… Tengo bastantes cosas españolas, además de muchas otras de amigos y familiares.

Siendo español, tuvo que renunciar a la nacionalidad española con la NASA para llevar la bandera de Estados Unidos. ¿Y esta vez?

Nunca renuncié a la nacionalidad española, pero tuve que representar a Estados Unidos siendo miembro de la NASA, no pudo ser de otra manera. Ahora, en la primera misión privada al espacio, represento a ambos países, así que llevo la bandera española en un brazo y la americana en el otro.

Hace meses tuvo una lesión y eso le dio al principio problemas para ponerse el traje, pero con mucho esfuerzo, dedicación y rehabilitación pudo recuperarse bien. ¿Me quiere compartir esa historia?

Preferiría no decir la verdad, que me caí por las escalera de mi casa (risas), pero sí, me rompí la tibia y me causó bastantes problemas. Me operó en España el Doctor Villamor, que es un encanto, y pasé tres semanas de rehabilitación en un centro deportivo de las afueras de Madrid. Me trataron de maravilla y tengo mucho cariño y agradecimiento hacia todo el equipo. Me han puesto en muy buenas condiciones. Todavía sigo intentando mejorar la flexibilidad del tobillo, pero el traje de SpaceX entra de forma diferente, sin problema, porque no es como ponerse unos pantalones.

Ilustración de una enana blanca NASA, ESA, STSCI, AND G. BACON ( 24/03/2022
Ilustración de una enana blanca NASA, ESA, STSCI, AND G. BACON ( 24/03/2022NASA, ESA, STSCI, AND G. BACON (STSCI)NASA, ESA, STSCI, AND G. BACON (

Su lugar de residencia es Washington, la capital estadounidense, pero lleva muchos meses viviendo entre Houston y Los Ángeles. ¿En qué ha consistido ese proceso de preparación previa a la misión?

Me mudé a Houston en agosto de 2021 porque empecé el entrenamiento de sistemas de la IECC de la NASA, en el Johnson Space Center de Houston y desde entonces he vivido entre Texas y California, sede de SpaceX, donde también hemos hecho muchos entrenamiento y simulaciones. No tenía sentido quedarme en Washington porque tenía que desplazarme siempre el domingo por la tarde o el lunes por la mañana para hacer algún entrenamiento.

¿Cómo ha sido esa fase de entrenamientos, en qué ha consistido?

El entrenamiento ha sido bastante intensivo. La gente suele pensar que cuando entrenamos hacemos ejercicios físicos y no es así. Cosiste más bien en elaborar estudios y experimentos, es como estar en la Universidad o hacer un curso. Tenemos que aprender cómo funcionan los sistemas, tanto de la IECC como de la cápsula SpaceX Crew Dragon, cómo funciona el conjunto y cómo hay que reaccionar cuando hay alguna avería. Eso es en lo que ocupamos la mayor parte de nuestro tiempo. Todos los tripulantes, los tres astronautas privados, llevarán un juego de experimentos científicos que han organizado a través de hospitales y de instituciones de investigación locales. Para hacer esos experimentos, hay que entender cómo funciona el aparato. También hay que tomar cursos para conocer el tipo de máquina y, sobre todo, pasar por la fase de pruebas. Cuando hacemos un experimento en el espacio, normalmente recolectamos datos: sangre, orina, electrocardiograma o lo que sea. Antes, durante y después de la misión. Y ahora estamos en esa etapa de recolección de datos.

¿Qué puede contarnos de esta misión histórica? Va a ser un hito, se va a hacer algo que no se ha hecho antes.

Sí, será la primera misión de la Historia totalmente privada hacia la Estación Espacial Internacional. Han ido individuos privados, siempre con astronautas del Estado, pero en esta ocasión, aunque soy ex NASA, voy con una empresa americana y todos somos privados. Me acompañan un americano, el piloto Larry Connor; un canadiense, el especialista de misión Mark Pathy; y un israelí, el especialista de misión Eytan Stibbe. Los tres han empezado de cero, no tienen ninguna experiencia en vuelos espaciales y la verdad es que han hecho un gran trabajo. Estoy muy impresionado con su profesionalismo, su dedicación y también su interés porque son personas muy ocupadas, con su vida y negocios, pero han dedicado mucho tiempo a esta misión. Estoy muy contento con ellos.

¿Por qué decidieron encauzarse en esta aventura de abrir las puertas al turismo espacial?

Quiero destacar que no decimos “turismo” porque esto no tiene ningún componente de lujo o de ocio. Los tripulantes está trabajando muy duro y van a merecer lo que van a experimentar, que es una experiencia fuera del mundo. Pero es curioso porque cada uno tiene su propia razón. El americano es muy aventurero; el canadiense, al contrario que los otros dos, nunca ha hecho nada peligroso en su vida; y el israelí era compañero de escuadrón del único astronauta de su país que murió durante el accidente del Columbia y creo que, desde entonces, ha tenido siempre interés por cambiar la asociación mental que tiene Israel con vuelos espaciales como algo malo, muerte, tragedia… Él quiere cambiar el chip de los israelíes para que puedan pensar en algo bonito, una cosa de investigación y educativa. Y creo que lo va a lograr.

¿Cómo fue su proceso de selección y qué se pretende hacer?

Primero tuvieron que presentarse y cualificar, tanto físicamente como financieramente, porque ellos se pagan su propio viaje y es bastante caro. Estamos hablando de decenas de millones de dólares. Por eso es impresionante que los tres, que tienen otras cosas que hacer, dediquen tanto tiempo y esfuerzo a esta misión.

La interpretación de un artista del agua líquida en la superficie de Europa que se acumula debajo del terreno del caos.
La interpretación de un artista del agua líquida en la superficie de Europa que se acumula debajo del terreno del caos.NASA/JPL-CALTECHNASA/JPL-CALTECH

¿En cuanto a esa distinción, qué diferencia hay con el turismo espacial?

El turista aparece el día anterior, entrena unas horas y sube, ya está. Son los conocidos como vuelos sub-orbitales, es muy distinto. Un vuelo sub-orbital se lanza directamente en vertical hacia el espacio que, dependiendo a quién le preguntes, está a 80 ó 100 kilómetros. Pasan 2, 3 ó 4 minutos en la falta de gravedad, porque están en caída libre, desde que llegan a la punta más alta hasta que empiezan a bajar, y luego aterrizan en el mismo sitio. En paracaídas, como en el caso del Blue Origin, o en planeador, como el de Virgin Galactic. El turismo espacial es importante, tiene su lugar, pero no es lo que hacemos en Axion Space. Mis compañeros de tripulación y yo llevamos meses de entrenamientos, más de 100 horas en total. Ésa es la primera distinción. Además, en vez de mirar por la ventana, que es lo que hacen los turistas, mis tripulantes estarán haciendo los experimentos científicos y pruebas tecnológicas de los que hemos hablado, más de 25 en total. Tienen su agenda diaria, llena entre pruebas y comunicación con escuelas, colegios y universidades. No tendrán casi ni un minuto libre.

¿Y cómo le llaman exactamente?

Será el primer vuelo al espacio totalmente privado y lo que pretendemos es “democratizar” la experiencia espacial. Soy el primero en admitir que, de momento, no es nada democrático porque no todo el mundo tiene decenas de millones de dólares. Pero en los años 20 y 30, cuando empezó la época de la aviación comercial, también era muy caro y solamente la gente rica podía permitírselo. Ahora, una persona normal y corriente puede subir a un avión para felicitar a un ser querido cuando cumple años y eso es lo que pretendemos que pase con el espacio. Creo que los precios también bajarán, pero seguirá siendo caro hasta que haya más competencia en el ámbito del lanzamiento (lanzar el cohete desde la superficie de la Tierra hacia la órbita es lo más costoso) y haya una revolución en ese proceso. Tardará, pero llegará.

De todo lo que ha hecho ahora ahora, ¿qué diría que tiene esta misión de particular, de diferente, a todo lo que ha visto antes?

Diría que lo importante es que se trata de la primera misión de este tipo. Llevamos 60 años yendo a la órbita y no diría que es fácil, pero lo hacemos con cierta frecuencia y seguridad. Hasta ahora, han sido solamente estados, es decir, los comandantes de las naves siempre han sido astronautas de su país. Pero en esta ocasión será la primera salida, espero de muchas, de vuelos totalmente privados. Marcará un punto de inflexión en la curva de trayectoria de vuelos espaciales tripulados.

¿Cuánto tiempo va a durar? La previsión ahora está programada para el 3 de abril, desde Cabo Cañaveral.

Por ahora, la misión está programada para el 3 de abril a las 1:13 PM ET, desde la plataforma 39A de Cabo Cañaveral, un lugar histórico desde donde ya he salido al espacio y desde donde también salieron a la Luna. Llegaremos a la EEI ocho horas después del despegue y pasaremos 8 ó 9 días antes de que la cápsula se separe de la Estación y hagamos la re-entrada al mar, en paracaídas, 10 días después de haber empezado la misión. Aterrizaremos en la Costa Este u Oeste de Florida, dependiendo de las condiciones meteorológicas.

¿Ha soñado ya con ese momento? ¿Cómo se lo imagina?

Justo ahora he empezado a tener sueños, con el día del lanzamiento sobre todo. Como supongo que esto le pasa a todo el mundo, los primeros sueños siempre son de ansiedad, de inquietud, porque no quiero llegar tarde, no quiero perder el coche o el avión que me lleve al lugar… Saldré con tiempo. Creo que cuando hayamos comenzado la misión mis sueños serán más agradables.

¿Cómo está compartiendo también con familia y amigos esta experiencia? Tengo entendido que su hijo le está acompañando muy de cerca a todo…

Mi hijo tenía 6 años en mi última misión y no se enteraba mucho de lo que estaba pasando. Ahora ya tiene 22 y está incluso haciendo una película acerca de nuestro viaje como familia hasta llegar a este momento. Me hace mucha ilusión que esté tan interesado porque claro, como niño, antes no lo estaba. Todos sus amigos tenían padres astronautas, era más la rutina que la excepción. Pero, al crecer, se ha dado cuenta de que esto es algo importante y está muy pendiente de lo que hago.

Un nuevo telescopio de la NASA escaneará todo el cielo cada seis meses
Un nuevo telescopio de la NASA escaneará todo el cielo cada seis mesesNASA/JPL-CALTECHNASA/JPL-CALTECH

¿Y a usted cómo le ha servido la experiencia previa como astronauta, cuando pensaba que hace 20 años sería su última misión?

Pues mira, te diría que cuando era astronauta subir al espacio era muy especial, no cabe duda. Pero era lo que hacía, era mi trabajo, mi día a día. Fui a la oficina de astronautas, estudié con ellos, ése era mi entorno. No fue hasta que lo dejé, cuando empecé a hablar de él con nuevos amigos, compañeros, que me di cuenta de que esto era una experiencia muy excepcional. Y cada vez que pongo más distancia entre el día que dejé la NASA y ahora, aún más especial y magnífico me parece todo aquello. Nunca tuve en mente regresar al espacio. Esto surgió apenas en el último año y medio. Teniendo toda esa nostalgia de lo que fue esa época de mi vida, alguien me preguntó si quería repetirlo y para mí fue un sueño increíble. La verdad es que me siento muy afortunado de poder hacerlo de nuevo.

¿Cocinará también en esta ocasión una paella en el espacio?

No habrá paella, desgraciadamente, pero el chef José Andrés nos preparará la comida para la salida y la re-entrada. Entonces sí que vamos a poder probar sabores españoles en el espacio de nuevo. Será mi hijo Nico quien tome mi relevó, cocinando su primera paella para los familiares que están en Cabo Cañaveral para el lanzamiento. Me hace mucha ilusión que mi hijo siga las mismas huellas que su padre en ese sentido y espero que me mande fotos porque no voy a poder estar con ellos, tenemos que hacer dos semanas de cuarentena antes de viajar al espacio.

¿Qué probabilidades hay de que se retrase la fecha del lanzamiento?

Se ha retrasado tres veces, del 21 al 28 de febrero, del 28 al 30 marzo y del 30 de marzo al 3 de abril. Siempre es posible que encuentren problemas técnicos cuando hagan las pruebas. La cápsula es renovable, se ha usado en la última misión que regresó a la Tierra en noviembre, así que tienen que hacer una renovación de todo el sistema y pruebas para asegurarse que todo marche bien. Creo que lo más probable es que se cumpla, pero siempre hay que combatir las condiciones meteorológicas. Esta cápsula es un poco más resistente, pero hay otros factores como el viento, las nubes o la lluvia que pueden generar problemas. Principios de abril es una buena época en Florida, así que crucemos los dedos.

Evidentemente en Estados Unidos y en el mundo entero le van a seguir, pero en España lo harán probablemente con más ilusión que nunca, sobre todo sabiendo que llevará la bandera española… Hace falta ilusionarse con cosas así, después de otras tan trágicas que contamos últimamente y tras dos años de pandemia.

Además será muy buena hora en España y se puede seguir online en los canales de Youtube de SpaceX y de NASA, y por supuesto de Axim Space. Tengo mucho orgullo de llevar la bandera española en esta ocasión, aunque la llevaba siempre en mi corazón. Ya está lista en mi traje de vuelo. Tengo mucho cariño a mi país, mi familia y a todos los españoles. Y espero que sigan esta misión con curiosidad y satisfacción.

Misiones de Miguel López-Alegría

1.
STS-73 en 1995 fue una misión del programa transbordador espacial Columbia, durante octubre-noviembre de 1995, con siete tripulantes a bordo. La misión duro 15 días, 21 horas, 52 minutos y 28 segundos, estuvieron a una altitud de órbita equivalente a 150 millas náuticas y recorrieron 6,6 millones de millas.
2.
STS-92 en 2000 fue la misión número 100 en la historia, llevada a cabo por el Transbordador espacial Discovery con 7 tripulantes a bordo. Duró 12 días, 21 horas, 43 minutos y 47 segundos, y recorrieron 5,3 millones de millas. Además, instalaron varios componentes de la EEI, como el segmento Z1, giroscopios y un puerto de acoplamiento.
3.
STS-113 en 2002 fue una misión de 14 días de la NASA, con diez tripulantes a bordo del Transbordador Espacial Endeavour y una duración de 13 días, 18 horas, 48 minutos y 38 segundos para recorrer una distancia de 5,7 millones de millas.
4.
Expedición 14 en 2006 fue la decimocuarta estancia de larga duración en la EEI en la que el español rompió el récord de permanencia en el espacio (215 días y 8 horas), despegando el 16 de septiembre de 2006 de Baikonur, Kazajistán, a bordo de un Soyuz TMA-9 y aterrizando el 21 de abril de 2007.
5.
Ax-1 en 2022 será su quinta misión espacial, la primera de la historia totalmente privada a la Estación Espacial Internacional a bordo del Crew Dragon de SpaceX y operada por SpaceX en nombre de Axiom Space. Despegará desde Cabo Cañaveral, Florida, el próximo 30 de marzo y la misión durará 10 días.