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Estreno

Crítica de “Elvis”: el ídolo de barro ★★★

El californiano Austin Butler en "Elvis"
El californiano Austin Butler en "Elvis"WarnerWarner

Dirección: Baz Luhrmann. Guion: Baz Luhrmann, Sam Brommell y Craig Pearce. Intérpretes: Austin Butler, Tom Hanks, Olivia DeJonge, Helen Thomson. Estados Unidos, 2022. Duración: 159 minutos. Biopic.

En 1982, el escritor británico J.G. Ballard se quejaba, al hilo de una biografía de Elvis Presley escrita por Albert Goldman, de que el intento de demoler el mito por parte del autor parecía “un ataque a toda la cultura popular de la época”. Con “Elvis” J.G. Ballard podría haber disfrutado de un ‘biopic’ a la altura de lo que él consideraba “una descarga eléctrica que aún hace saltar todos los fusibles”. Ahí está la espléndida interpretación de Austin Butler para demostrarlo, toda emoción y cortocircuito.

Podría parecer que Baz Luhrmann ha filmado una hagiografía, pero, en realidad, Elvis le interesa menos como personaje que como concepto, o como encarnación de su amor por los valores subversivos de la cultura popular, que ha explorado desde “El amor está en el aire” hasta “Moulin Rouge”. Es lógico, pues, que la película sea la historia de una víctima sometida por un verdugo adicto a los dictámenes de lo políticamente correcto, que percibe a Elvis como un producto que vender en una cultura tan puritana como la estadounidense en los años cincuenta y sesenta. Eso le añade al ‘biopic’ esa pátina culebronesca tan luhrmaniana, y supone una diáfana declaración de principios: cualquier revolución será devorada por el mainstream.

Que “Elvis” esté narrada por el villano de la función, el coronel Parker, representante de nuestro ídolo de masas, problematiza un ‘biopic’ al que le falta un poco de la locura que esperábamos de una película de Luhrmann. La problematiza porque el relato de Parker va en contra de la supuesta verdad de las imágenes, y porque el director australiano parece haber cometido un error de cálculo al escoger a Tom Hanks como maestro de ceremonias, un actor antitético a su barroco universo visual. Puede que esos obstáculos -el narrador poco fiable, la estrella desubicada- refuercen en teoría la deconstrucción del ‘biopic’ que propone Luhrmann, pero en la práctica la película acaba perdiéndose a sí misma en un laberinto de simulacros.

Lo mejor

El descubrimiento de Austin Butler y la reivindicación que Baz Luhrmann hace de Elvis Presley como icono subversivo de la cultura popular.

Lo peor

Tom Hanks nunca ha estado peor, es un “miscasting” de libro.