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Cine

“Maria Chapdelaine”, por fin en Quebec

Sébastien Pilote estrena lo que aspira a ser la adaptación definitiva de la novela de Louis Hémon

"Maria Chapdelaine", de Sébastien Pilote, llega a las salas españolas tras pasar con éxito por el último Festival de Toronto
"Maria Chapdelaine", de Sébastien Pilote, llega a las salas españolas tras pasar con éxito por el último Festival de TorontoMK2

Hasta en tres ocasiones el cine ha intentado adaptar la reverenciada «Maria Chapdelaine», novela romántica y póstuma que el bretón Louis Hémon escribió durante su residencia en Quebec. Nunca con resultados completamente satisfactorios, bien por los acentos odiosamente parisinos del elenco, bien por meras cuestiones presupuestarias que no permitían amarrar del todo la historia. El carácter indomable del libro, sin el que no se puede entender la literatura «québécois» moderna y que forma parte de todos los currículos de estudio, se amansa por fin en la gran pantalla de la mano del director Sébastien Pilote, quien estrena esta semana su versión de la novela de la mano de la carismática debutante Sara Montpetit como protagonista absoluta del filme. La película, tal y como el relato original, nos lleva al seno de los Chapdelaine, colonos en el inhóspito Quebec, donde Maria crece feliz y trabajando duro junto a sus hermanos. Ante la disyuntiva de dos amantes y la enfermedad de su madre, la joven se verá obligada a crecer y a madurar a marchas forzadas.

"Maria Chapdelaine" se estrena en cines el próximo 5 de agosto
"Maria Chapdelaine" se estrena en cines el próximo 5 de agostoMK2

Validez contemporánea

Entre paisajes vírgenes y nevados, el realizador es capaz de acotar los tiempos de la novela y levantar un portento casi neoclásico en el que brilla el diseño de producción, sin escenas de estudio y con un naturalismo que, quizá, recuerda a los mejores trabajos de Jane Campion: «El rodaje ha sido un equilibrio constante entre sueño y pesadilla. No quería irme a un estudio, quería que la naturaleza del Gran Norte estuviera tan viva como en la novela, y que pudiéramos entender el aislamiento de María», explica Pilote por videoconferencia. Y sigue: «Creo que la novela sigue siendo tan válida hoy en día como hace un siglo por su capacidad para obviar los pretextos. Si me lo llevo al cine, por ejemplo, creo que hoy en día las películas se han convertido en pretextos para contar historias. “María Chapdelaine” es todo lo contrario, es una historia en la que cada uno puede buscar sus propios referentes, sus propios pretextos», completa el realizador.

Sobre la elección de su propia Maria Chapdelaine, el director es claro: “Busqué entre actrices profesionales y noveles, que aún no tenían vicios de la industria, precisamente porque lo que más me importaba era la naturalidad, la inocencia ante la cámara. Eso me llevó a elegir solo entre no profesionales, finalmente, y cuando dimos con Sara (Montpetit) nos gustó por su expresividad, tan contenida”, confiesa Pilote antes de continuar: “Creo que uno de los puntos fuertes de la novela es cómo explica el mundo interior de Maria, y eso es espectacular en Sara. Es capaz de sentarse al fondo de la sala y que su presencia, sin decir mucho, se siga notando”.

Estrenada en el pasado Festival Internacional de Toronto con buenas críticas, la película nos presenta Montpetit como una María silente, casi omnisciente en el relato generacional y romántico que se va desarrollando a su alrededor: «La universalidad de la historia pasa por lo aparentemente simple que es. La complejidad está en cómo te hace sentir, en cómo puedes relacionarte con lo que está pasando, pero podríamos contar el argumento una y mil veces y seguiría siendo interesante», opina la joven: «Si la historia ha sobrevivido tantos años, también, es por cómo desgrana las relaciones familiares».

Con una película de estreno en España y otra recién estrenada en el último Festival de Cannes, la joven tiene un futuro brillante por delante: “Sigo rodando, por suerte, pero no puedo hablar mucho de mi próximo proyecto porque es más grande”, explica antes de despedirse reflexionando sobre lo complicado del rodaje, entre nieve, frío y pocos signos de desarrollo a su alrededor: “No me gusta quejarme, pero fue duro. Más para los compañeros técnicos, por ejemplo, que tenían que estar pendientes todo el rato de las condiciones climáticas, pero fue un aprendizaje. Y también lo entendí como una oportunidad de poder meterme en el personaje, vistiendo esas ropas en ese clima y en esos momentos concretos del día. Ha sido complicado pero mereció la pena visto el resultado”.