Crítica de “M3gan”: Killer Barbie ★★☆☆☆

Directora: Gerard Johnstone. Guion: Akela Cooper, según una historia de James Wan. Intérpretes: Allison Williams, Violet McGraw, Amie Donald, Jenna Davis. Estados Unidos, 2023. Duración: 102 minutos. Terror.

Es, en realidad, la historia más antigua de la ficción distópica. El monstruo que se rebela contra su creador. La inteligencia artificial que quiere decidir por sí misma. Desde “Frankenstein” a “Ex-Machina”, pasando por el Hal-9000 de “2001, una odisea en el espacio”, “M3gan” intenta aprovechar el potencial terrorífico de ese argumento universal convirtiendo a la criatura en un juguete de última generación, el Tesla de las Barbies del mal rollo. Cuando el espectador firma el pacto de suspensión de credibilidad que supone pensar que alguien en su sano juicio vaya a gastarse diez mil dólares en comprarse semejante engendro, la película pone sus cartas sobre la mesa.

Es significativo que “M3gan” empiece con un anuncio de esos Tamagochis peludos que taladran la paciencia televisiva durante las Navidades porque la película se convierte en su contraplano, un enorme aviso de control parental para aquellos padres que delegan sus responsabilidades pedagógicas en esa cultura de pantallas que está transformando a sus hijos, a toda una generación con cara de red social, en adictos sin alma.

A su dosis de sátira social, “M3gan” añade la del trauma familiar y el duelo correspondiente, tan comunes en lo que se ha convenido en llamar “terror elevado”. Si la productora A24 estuviera detrás del filme de Gerard Johnstone, el celo neurótico que la cibermuñeca muestra por proteger a su usuaria principal, una huérfana a cargo de una tía con el instinto maternal de un electroduende, tendría el aliento trágico de las soledades compartidas, y serviría para reflexionar sobre de qué hablamos cuando hablamos de política de los cuidados en la infancia.

Podríamos celebrar la falta de pretensiones de la factoría Blumhouse si la película aprovechara su premisa para facturar un desprejuiciado divertimento estilo “Muñeco diabólico”, pero la plana laxitud de su dirección es incapaz de sacarle partido a las situaciones más jugosas (la escena de la excursión en el bosque). Que “M3gan” pasara por una fase de “reshoots” para suavizar su tono no es precisamente una buena noticia: dejar fuera de campo la brutalidad de la escalada violenta de esta “Annabelle” articulada no mejora sustancialmente su puesta en escena, y sí nos informa de lo corta y previsible que resulta una película que vale lo que cuenta su tráiler.

Lo mejor

Los bailes tiktokeros de la muñeca diabólica antes de según qué asesinato.

Lo peor

Es más pacata y previsible de lo que cabía imaginar.