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Ainhoa Arteta: «La vida me ha dado una segunda oportunidad y la cojo con las manos abiertas»

Cierra el Festival de Ópera de Verano del Teatro Marquina con una única representación de «La Bohème» de Puccini
La soprano Ainhoa Arteta
La soprano Ainhoa ArtetaSergioParra

Madrid Creada:

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El 2021 fue un año difícil para la soprano Ainhoa Arteta (Tolosa, Guipúzcoa, 1964), el Covid y un virus contraído en el quirófano durante una operación, no solo estuvo a punto de costarle la vida, sino que dañó una de sus cuerdas vocales y ha necesitado un largo y difícil proceso para recuperar la voz. En enero cantó «Madama Butterfly» y después «Carmen». Este domingo cierra el I Festival de Ópera de Verano en el Teatro Marquina de Madrid cantando «La Bohème» de Giacomo Puccini dentro del proyecto Ópera Garage, que de la mano de Emiliano Suárez lleva ocho años presentando ópera en lugares alternativos en un formato más íntimo que Arteta ha apadrinado desde sus inicios.
Desde el principio creyó en este proyecto, ¿por qué?
Porque todo el aprendizaje de mi carrera fue en Nueva York y allí hay muchos espacios alternativos, sobre todo en zonas como el Soho o el West Village, donde yo cantaba al principio antes de dar el salto al MET, por ello concibo que este tipo de exposición para jóvenes cantantes es muy importante porque les sirve de formación, para rodarse y aprender a actuar y es también una manera de que acceda a la ópera otro tipo de público que no puede permitirse pagar una entrada, una ópera hecha de otra manera y asequible a todos los bolsillos.
¿Es una manera de democratizarla?
Totalmente, aparte de ser muy lícita, es una forma de sumar siempre, porque es más fácil venir a ella y no conozco a nadie que después no haya probado con orquesta, que eso es lo bueno, que de alguna manera te lleva a seguir viendo más ópera.
¿Qué se gana y qué se pierde con este formato?
Para mí gana siempre porque el rol es el mismo, se gana en cercanía al artista, aunque sea más arriesgado porque está más descubierto y hay que ser muy buen actor. Gana también en intimidad, es una experiencia más íntima de la ópera, casi llevada al mundo del recital, que es como el néctar. Se pierde la grandeza de una gran orquesta, los coros y los figurantes de las grandes producciones, pero creo que se gana más de lo que se pierde, que no resta a los teatros de ópera y que ha llegado para quedarse.
Cantará «La Bohème».
Sí, Emiliano, que es mi amigo, me llamó para dar el proyecto a conocer y en la rueda de prensa me calenté y le prometí hacer una función. Él cogió el guante rápidamente y con ella cerraré el ciclo. Es una ópera muy significativa para mí, que he hecho ciento de veces y me apasiona, me gustan todos sus roles, unas veces he hecho Mimí y otras Musetta. Creo que es la ópera más coral que existe para solista y una de las que más se interpreta porque es extrapolable a cualquier época histórica, porque bohemios han existido siempre y su música es la de un genio.
Afortunadamente, ha podido recuperar la voz y retomar su carrera. ¿Le ha costado mucho?
Sí, y es una gran fortuna, siempre digo que tengo una suerte tremenda porque me apasiona lo que hago, pero no ha sido fácil recuperarla, ha requerido mucho empeño y un trabajo arduo, pero afortunadamente he estado en las mejores manos, estuve año y medio de fisioterapia vocal en Múnich para recuperar la tonicidad de las cuerdas, algo que me ha fortalecido y enseñado cosas que antes no sabía.
¿Su situación límite de 2021 supuso un punto de inflexión en su vida?
Sí, hay un antes y un después y creo que mejorado, fue muy duro y traumático, pero ahora pienso que me pasó para bien porque si no hubiese ocurrido no hubiera crecido como lo hecho en lo personal y, sobre todo, espiritualmente, que para mí es muy importante y cada vez llevo con más conciencia porque lo considero un regalo.
¿Siente que la vida le ha dado una segunda oportunidad?
Por supuesto, para convencerme de algo que me dijo mi madre antes de irse, muchas veces nos enfadamos y damos importancia a cosas que son auténticas tonterías. Las graves son otras y cuando llegan no hay tiempo ni de quejarse. Siento que la vida me ha dado una segunda oportunidad y la cojo con las manos abiertas, disfruto de cada nota y cada vez que subo al escenario, me he vuelto más selectiva, quiero relaciones de calidad, aprovechar las conversaciones, lo humano, la energía, lo intelectual, estar con gente que me aporta y a la que pueda aportar, tener esa sensación de que estás en la vida y tienes que aprender a ser feliz en ella porque no es fácil, depende mucho de tu actitud para que sea un horror o tenga una lectura positiva. Estoy feliz de seguir viva y con el estado de conciencia con el que he vuelto.