
Sección patrocinada por 

entrevista
Albert Serra: "La tauromaquia simboliza la aceptación de la vida en su finitud"
El cineasta coloca la cámara y los micros donde nunca antes se habían colocado para trasladar en "Tardes de soledad", a través del silencio críptico de Roca Rey, toda la fuerza plástica y salvaje que ocurre en la plaza

Sincronizando su consciente fama de provocador con una lucidez intelectual que le permite seguir consolidando intacta su figura tanto nacional como internacionalmente de transgresor plástico y personalísimo cineasta con querencia por la recreación de escenarios en los que todo se termina o está a punto de hacerlo, Albert Serra peina con la mano su estiloso fular de paramecios antes de recibirnos en el interior de una de las históricas salas contiguas a la cafetería de la Academia de Cine para conversar largo sobre "Tardes de soledad", su nuevo y predeciblemente polémico trabajo protagonizado por el torero peruano Andrés Roca Rey con el que ganó la Concha de Oro en la última edición del Festival de San Sebastián y ha propiciado otro reconocimiento reciente menos esperado: el del Premio Nacional de Tauromaquia.
"Tardes de soledad" ofrece todo lo vivo de un material en crudo, la significación más pura de la información decantada de la imageny se mueve en la imprecisión límbica narrativa perfecta para que no guste ni a los antitaurinos por la explicitud visual de la agonía y el sufrimiento del animal así como la manifiesta fascinación por el mundo de los toros y por la figura del torero que demuestra el realizador en la colocación predominante de la cámara, ni a los taurinos por ser precisamente esa tortura lo que también se muestra de manera única y hasta ahora evitada. Esta es sin duda una película para los fans de Albert Serra o los simpatizantes desprejuiciados de la libertad creadora que no buscan en el cine un volcado obligatorio de aleccionamientos ni ningún tipo de pretensión edificante.
Decía Hemingway que la corrida de toros es una tragedia y no un deporte. Cuando empieza a cocinarse en tu cabeza la idea de "Tardes de soledad", ¿existía una voluntad de elevar ese elemento trágico por encima del físico, del riesgo corporal que ya de por sí entraña?
(Duda unos instantes). No, digamos que no, no había ninguna intención en general, de hecho. Rodé el documental para hacer una exploración o una búsqueda y que la cámara certificara cosas, la mayoría de ellas, que no son visibles al ojo humano, como se observa en esta película, esta perspectiva que tú tienes de lo que está sucediendo en el ruedo o el acceso privilegiado y completamente inédito a la habitación del torero o a la furgoneta solo pueden ocurrir a través de la cámara. Mi idea era "vamos a ver lo que la cámara capta y lo que quede, intentaremos analizarlo y entenderlo", porque es un documental y hay un pequeño deber en relación a la honestidad con la que se quieren reflejar todos los elementos que han acabado siendo captados por la cámara en honor a la verdad y más en este caso, que es un tema controvertido y espinoso. Pero en todo momento con la convicción de que aquello nos iba a dar una información extra que no poseíamos nosotros. Si yo tuviera alguna idea certera sobre esto ya no haría la película, si la hago es porque quiero que esta también me informe a mí y que yo me convierta en espectador de mi propia obra para aprender lo mismo que cualquier otro.
La cámara tiene mucho potencial, no se cansa. La puedo poner ahora mismo frente a tu cara durante veinte minutos y ahí estará: después yo podré aprender muchas cosas de tu cara a través de lo que ha grabado, pero si yo estuviera aquí únicamente mirándote me puedo distraer, desconcentrar, escuchar sonidos, no tengo el mismo grado de acceso ni de penetración. Con la cámara puedo retroceder, ir hacia delante, analizarlo todo bien, observar los detalles, porque a ella no se le habrá pasado nada por alto. ¿Qué ojo humano puede ver las perspectivas de cuatro cámaras en diferentes ángulos grabando al mismo tiempo? Ninguno. La cámara puede hacernos visible lo invisible y esta película sabía que no iría por otro camino distinto a este que te acabo de decir. No sabía qué dirección evidentemente iba a tomar… aquí vemos cosas un poco más graves que quedan certificadas gracias al registro de la propia lente, como la seriedad del torero, su nerviosismo interno antes de salir, pero podría no haber sido así, podría haber ocurrido que la cámara nos enseñara otras cosas. También había elementos que pensaba que estarían en las imágenes y terminaron no estando. Por ejemplo, el elemento este sociológico, folclórico, no estaba, al menos muy poco y el aspecto homoerótico que yo pensé que iba a ser mucho, casi tampoco: son cosas que pensaba que estarían más y no están, es lo que hay. También hay que ser respetuoso yo creo y no querer imponer a la cámara lo que no ha grabado.
¿Crees honestamente que el público está preparado para enfrentarse a la radicalidad de una propuesta como esta en una pantalla grande?
Sí, creo que sí, porque es una gran experiencia de cine aunque el tema sea controvertido. Claro que hay imágenes cruentas, claro que hay elementos de violencia y de sangre, pero siempre primando el aspecto más plástico, más estético, más filosófico incluso si se quiere de melancolía y abordando temas universales y graves como la muerte o el valor. Si no te quieres enfrentar a estos temas como espectador es que no te quieres enfrentar a la propia vida. De hecho, la tauromaquia simboliza, entre otras muchas cosas, la aceptación de la vida en su finitud, en su riesgo e imperfección esencial. Como decía creo que Samuel Johnson, "a quien no le gusta Londres no le gusta la vida", aunque ahora vas a Londres y es una mierda, pero esto es un poco lo mismo, a quien no le gustan estos asuntos presentes en la tauromaquia es que no se atreve a enfrentarse a la vida.
¿Qué sentías cuando grababas? ¿Qué tipo de impresiones recorrían tu cuerpo y tu cabeza en esos momentos?
Yo sufría por el torero. De hecho, el resto del equipo se reía de mí porque en los momentos de más peligro, cuando arriesgaba mucho, siempre me ponía las manos delante de los ojos porque no podía mirarlo. Por suerte, el montaje se hacía con las imágenes de las cámaras, no con mis sensaciones o ideas, procuraba no tener ninguna, siempre es más higiénico.
¿Y eras capaz de mantener en todo momento esa distancia?
Sí, soy experto en eso, precisamente en mis películas creo el caos para perder el control de estas: he basado todo mi sistema fílmico en esto, lo he inventado yo. Las cámaras digitales captan cosas que perdiendo el control de la película y haciendo perder de manera previa el control a los actores de su propia imagen, empiezas a ver a través de imágenes inéditas o sensaciones y atmósferas nuevas. Y el tema escogido para hacer "Tardes de soledad" ya se adecuaba naturalmente a esta idea porque yo no podía controlar nada, incluso los mismos protagonistas pierden el control de su propio trabajo porque el toro es el que dispone muchas veces y las cosas son muy azarosas en el ruedo, también incluso antes de salir a él por la presión a la que están sometidos. No todo está fijado de antemano para poder dar una imagen determinada; de hecho, les daba igual y no tenían ninguna conciencia de la cámara, era el menor de sus problemas. Esta película está hecha sin filtro y quien diga lo contrario miente, yo la he montado.
Si hay algo que destaca en tu filmografía y más especialmente en el caso de esta obra, es el valor predominante que le concedes siempre a la imagen. No hay una necesidad de acompañar narrativamente, ni explicar ni contextualizar nada de lo que estamos viendo porque lo que vemos ya lo significa todo..
Correctísimo (interrumpe amigablemente antes de formular la pregunta).
¿Dónde queda entonces tu mirada, tu criterio, tu perspectiva como creador?
Queda, al final, en cosas como que me daba absolutamente igual lo que pensara la gente. Y lo que pensara la gente es toda la gente, incluidos los propios protagonistas, que alguna pequeña discusión tuvimos desde que se diera por cerrado el montaje (ríe). Es decir, el criterio estético es el que se impone y es el mío, lo que a mí me gusta, y me da igual lo que piensen los demás. El gesto de artista está ahí, es mi arbitrariedad el verdadero tema de la película y en el montaje se ve claramente. A veces hay episodios deslavazados que no sabes muy bien a qué se deben, transiciones de anticlímax… Estos momentos a mí me encantan y para mucha gente que veían la película no tenían sentido, aunque eso es porque no entienden de cine. En cambio, yo sí que entiendo, y en esta arbitrariedad residían mis momentos como te digo preferidos, que son probablemente para la mayoría del público los menos apreciados. Incluirlos y no tocar ni un segundo de ellos creo que es lo que da el sello autoral, que es el mío. Hay respeto también y una búsqueda de equilibrio sabiendo que se trata de un documental no tradicional pero que existe gracias a la generosidad de los toreros. Evidentemente, no les voy a captar una imagen que no se corresponda con lo que es la tauromaquia, pero tampoco voy a renunciar a mi capacidad autoral, que al final es lo que va a hacer la película buena, no que Roca Rey toree mejor o peor. Este es el regalo que yo les hago para corresponder a su generosidad: la mejor película posible.
¿Por qué crees que sigue costando entender un poco que a lo largo de la historia haya habido numerosos artistas ideológicamente afines a la izquierda que mantuvieron e incluso mantienen a día de hoy intacta su fascinación por la tauromaquia?
Bueno, porque es una cosa muy límite supongo. La vida, la muerte, envueltas en esta estética tan espectacular y barroca, en vivo, con el valor de gente que se enfrenta a la bestia, al toro símbolo de este poder casi infinito que viene de muy lejos. Claro, son muchos elementos atrayentes y también un poco extemporáneos pero que acaban dando lugar a un espectáculo de gran tradición, que requiere gran coraje y que cuando realmente se da esta simbiosis y esta armonía perfecta, se convierte en un espectáculo de una gran belleza plástica incontestable, supongo: esto no tiene ideología y te confesaré que la sensación de que sí la tiene es algo que sinceramente no entiendo muy bien. La vida de un animal no es un valor absoluto y esto no es ninguna ideología, simplemente es una estupidez pensar lo contrario. ¿Está justificado este ritual sacrificial o no? Esa es la pregunta, no la reflexión de que no se pueda tocar a un animal. Alguien me puede decir “es que es un acto demasiado gratuito por lo que se obtiene a cambio”, bueno, esto se puede entender.
¿Y para ti lo está?
Claro, la muerte del toro es lo que da sentido a la tauromaquia, si no, no tendría ninguna gracia. Yo siempre lo digo y por eso se enseña muy claramente en la película, si no hubiera este elemento, los toros serían el Cirque du Soleil y esto no es el Cirque du Solei, es un ritual sacrificial que convoca cosas que no convoca un simple espectáculo de acrobacias.
Parece que no se le había ocurrido a nadie poner micros y cámaras donde los has puesto tú en "Tardes de soledad".
Porque no se atreven, creo, la gente tiene miedo a las críticas. De hecho yo también lo pensé cuando se me ocurrió esta idea, a muchos de los aficionados del cine de autor a lo mejor no les va a gustar, pero yo qué quieres que te diga, que se pongan una hoja delante. A mí sí que me interesa, a mí sí que me gusta, yo sí que pienso que podía haber cosas interesantes en esta exploración y que como documental no se me podía ocurrir mejor tema que estuviese a mi alcance que este, del que pudiéramos tener conocimiento y que formara parte de nuestra sociedad (no irme de repente a un país exótico del que entiendo mucho menos, algo que sería tremendamente superficial). Quería borrar toda posibilidad de prejuicio o idea preconcebida. Evidentemente si hago un documental como “Tardes de soledad” es porque tengo una ligera curiosidad en positivo, una ligera fascinación y por eso pierdo mi tiempo haciéndolo. Con todo, no he estado al servicio más que de la imagen.
O también de las imágenes en plural, porque has tenido que ver bastantes.
Diría que de imágenes de calidad ya pensadas de forma creativa de la tauromaquia nadie en el mundo ha visto más que yo ya, porque nadie las grabó con calidad hasta ahora. Yo soy el que las he visto porque he tenido ante mis ojos 700 horas de imágenes, las he analizado con mucha profundidad, soy el experto de la historia de la humanidad que más entiende de imágenes de tauromaquia en movimiento de calidad. ¿Tiene algún valor esto? No lo sé, pero es así. A partir de aquí puedo juzgar con mayor criterio que otras personas. Lo que me han aportado a mí estas imágenes, que espero que se lo aporten también a los espectadores a parte del efecto espectáculo-cine en toda su plenitud, es la aportación de una información extra que nunca has tenido y que debe ser relevante para formarte tus propias opiniones morales, dudas, emociones o gozos plásticos. Añade mucho esta película.
¿Se ha amplificado de alguna forma tu visión de la muerte después de pasar tanto tiempo con alguien como Roca Rey que se enfrenta de manera voluntaria a la posibilidad de que su vida acabe cada vez que sale al ruedo?
Digamos que sí. Hay esta idea de que solamente despreciando un poco la vida se puede gozar de ella y ello está implícito en todo lo que hacen los toreros. El miedo de la pura conservación de la vida es lo que los mueve. Debemos tener cierto desapego hacia la vida para poder realmente apreciar su valor y saber utilizarlo cuando se va a acabar.
✕
Accede a tu cuenta para comentar