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Papeles personales de una diva

Amy Winehouse, en su propia tinta

Un libro recoge documentos privados de uno de los grandes iconos de la música

Amy Winehouse, en una imagen del álbum familiar, junto a su padre
Amy Winehouse, en una imagen del álbum familiar, junto a su padreLibros del Kultrum

El mito de Amy Winehouse pervive. Su música sigue siendo escuchada en todo el mundo por su desgarro, por saber cantar el dolor con estilo swing. Mitificada y tergiversada, probablemente la mejor manera de poder adentrarnos en su personalidad, en su complejo trasfondo sea consultar sus propios cuadernos, los mismos que ha guardado con celo su familia y que nos permiten conocer desde una perspectiva íntima e inédita quién fue. Eso es lo que encontramos en «Amy Winehouse, de su puño y letra», editado por Libros del Kultrum, un volumen en el que se nos abre el baúl de los recuerdos con textos, fotos y otros materiales que hasta ahora permanecían inéditos.

Amy Winehouse nunca escribió unas memorias. Era demasiado joven para hacer balance de lo que fue su vida cuando falleció a los 27 años. Por eso, el volumen que ahora ve la luz es lo más cercano que tenemos a esa hipotética autobiografía. Aquí nos encontramos las luces y las sombras de la cantante y compositora, además de tener la posibilidad de poder abrir la habitación en la que guardaba sus secretos o aquellos proyectos que nunca se materializaron. De su sinceridad en su tinta, de su puño y letra encontramos numerosos ejemplos en el libro, como cuando escribe que «puede que sea un poco excéntrica y gritona, quizá rarita, pero eso pasa porque mucha gente no me conoce de veras. La mayoría de la gente no quiere conocerme, a la mayoría les hace feliz pensar que soy la chiflada de la clase. Bueno, me alegra que todo eso me sea indiferente. No se trata de que quiera ser igual a todo el mundo, me gusta tener mi propio modo de ser. Me encanta ser chillona y malhablada con la gente, porque es como soy. Por eso me gustaría que alguien me dijera por qué soy tan diferente en la escuela a como soy en casa».

Amy Winehouse admite en sus manuscritos que «no conozco a nadie como yo. Sé que, si soy sincera sobre mí misma y honesta sobre mis vivencias y lo que hago con mi vida, hay chicas que oirán eso y se dirán: yo también he sentido eso, no soy una marciana. He pasado por momentos en los que he estado tan jodida por una situación que he tenido que estamparlo todo por escrito».

Otra de las virtudes del libro es poder ver a Amy en la intimidad de su familia, más allá de los focos de los escenarios o de la mucha presión a la que fue sometida por los tabloides sensacionalistas. De esta manera podemos verla entre juegos con sus padres, antes de que la fama lo absorbiera todo, antes de pasar a ser un auténtico icono copiados por muchas, pero nunca superado. Son las fotografías de sus años escolares, de cuando su madre le cortaba el pelo en la cocina o de cuando era una niña a quien le gustaba escuchar a Kylie Minogue.

Pero, por encima de todo, estaba la música. Eso es lo que surge en las páginas del libro, como cuando proclama que «mi verdadero yo está más en la música que en cualquier cosa de la TV o en cualquier cosa de la radio porque así soy yo. Mi música es la única área en mi vida donde tengo plena confianza y hago lo que quiero».