Historia

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Banderas de nuestros tatarabuelos

Un volumen recoge a través de 12 relatos de grandes escritores lo que fue la contribución de los españoles a la independencia de Estados Unidos, un capítulo al que en nuestro país no se ha hecho justicia

«Por España y por el Rey, Gálvez en América», obra de Augusto Ferrer-Dalmau, que recoge al militar español en la batalla de Pensacola
«Por España y por el Rey, Gálvez en América», obra de Augusto Ferrer-Dalmau, que recoge al militar español en la batalla de Pensacolalarazon

Un volumen recoge a través de 12 relatos de grandes escritores lo que fue la contribución de los españoles a la independencia de Estados Unidos, un capítulo al que en nuestro país no se ha hecho justicia.

España es una nación proclive a la amnesia, al olvido como enfermedad, algo así como esos atormentados pacientes de las películas de Alfred Hichtcock que sienten un miedo cerval, algo más instintivo que irracional, a indagar en sus recuerdos. Esa falta de memoria, junto a esa diosa menor que es el desconocimiento o la ignorancia, ha convertido el pasado para este país en un pozo ciego, una acumulación de tópicos, lugares comunes, leyendas espurias o, regresando a un marco cinematográfico, fundidos en negro. De la participación española es la Guerra de Independencia de Estados Unidos (1775-1783) queda poca o nula constancia en la cultura popular, algo extraño si se tiene en cuenta que se trata del nacimiento de la que posteriormente sería la primera potencia mundial. Una posible explicación de que esta omisión o inaudito descuido puede residir en que España perdió Cuba a manos de los americanos, una derrota que desencadenó un vendaval de pesimismo entre intelectuales y escritores de la generación del 98. Pero, probablemente, hay más. «Es probable que también tenga que ver con el hecho de que la independencia de EEUU también fue un aliciente inspirador para las colonias españolas en América, aparte de la influencia que ejercería en Europa, sobre todo a través de la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas. España no tuvo tiempo de digerir nuestra colaboración», comenta el historiador Álex Claramunt, director de la revista de Historia Moderna de Desperta Ferro.

El libro «Bajo dos banderas», el primero que sale con el sello de Zenda, reúne doce relatos ambientados en este conflicto. Los escritores Arturo Pérez-Reverte, Lorenzo Silva, Juan Eslava Galán Espido Freire, Agustín Fernández Mallo, José María Merino, Luz Gabás, Clara Sánchez, Susana Fortes, Cristina López Barrio, Emilio Lara y Juan Gómez-Jurado prestan su imaginación a unos relatos que reviven, desde diferentes ópticas y estilos, la aventura que los españoles vivieron en esa campaña. «Al ser el caso de EE UU, nos tendría que gustar conocer qué hicimos allí. Muchos no lo saben y cuando se enteran, les llama la atención. Vamos con retraso. Quizá ahora es el momento», comenta Luz Gabás, autora de «Palmeras en la nieve». El historiador Juan Eslava Galán, que además de participar con una historia (que entronca con uno de los personajes por los que siente debilidad: Goya), redacta la cronología del conflicto que cierra el volumen, comenta por qué intervenimos: «Hay que tener en cuenta que los ingleses nos habían fastidiado bastante. Al principio nuestra ayuda a las trece colonias que se independizaban de Londres, fue encubierta, a través de nuestros diplomáticos en París. La participación de Francia, en cambio, resultó más clara».

Recuperar Manila y La Habana

Claramunt concreta en qué consistió la contribución española: «Por lado, prestamos ayuda económica y luego dimos apoyo militar indirecto. Si los británicos hubieran podido concentrarse en las 13 colonias, no habrían tenido problema en derrotarlas. Lo que hizo España es abrir diferentes frentes, como fue el caso de Menorca y Gibraltar. Este último asedio fue un fracaso, pero para apoyar a los sitiados, los ingleses tuvieron que desviar recursos navales. Otro frente importante fue el de la Florida. Este territorio se había perdido en la Guerra de los Siete Años. Fue una cesión española para recuperar Manila y La Habana. Otro frente norteamericano con tropas españolas fue en Misisipi, que aunque era un territorio poco poblado y sin valor económico elevado, envolvía las colonias. Los británicos, con tribus aliadas, montaron combates con los españoles en San Luis, la ciudad más importante».

El escritor Leandro Pérez, una de las firmas de Zenda, comenta que este es un paso más para esta página web. «No queremos ser una editorial. No existe esa intención. Este libro tiene dos versiones: una electrónica y otra impresa. En ambos casos es gratuito. Como no se puede regalar la impresa, porque sería una ruina, la versión electrónica estará disponible en Zenda para cualquier que se la quiera descargar y leer. La versión de papel es una edición corta, pero se podrá adquirir a través de varios concursos literarios». El motivo que ha impulsado esta iniciativa, comenta Leandro, es dar relevancia a un episodio que había quedado bastante orillado por la historia. «Nuestro punto de vista es literario. Pero los escritores, cuando cuentan algo, lo hacen con una visión entretenida, interesantes».

Durante este conflicto, España volvió a recobrar parte de su pujanza naval y derrotó a la famosa «navy» británica en distintos momentos. «Aquí lo interesante fue la captura de un convoy inglés de 50 barcos mercantes y cuatro de la Compañía de las Indias Orientales, que eran de guerra, y la captura de 3.000 hombres, varios regimientos que iban a luchar contra los norteamericanos en 1780. Sucedió en el Cabo de San Vicente», detalla Álex Claramunt. Para Eslava Galán está claro que «los ingleses han sido patriotas y han estado siempre muy orgullosos de su armada, que es lo que les dio su grandeza y sobre la cual cimentaron su imperio. Su orgullo patrio, de alguna manera, se fundamenta en la derrota de la armada española. Ellos sufrieron derrotas, y muchas de ellas muy severas, pero luego emplearon la propaganda. Hay que tener en cuenta que hablamos de un país que han convertido en héroes a sus piratas. Ahora lo que ocurre es que estamos recobrando estos momentos olvidados. La historiografía está rescatando las derrotas inglesas, porque los españoles perdimos la de la propaganda».

Gálvez, héroe nacional

Entre todos los españoles involucrados en las batallas sobresalió uno: el malagueño Bernardo de Gálvez, gobernador de la Luisiana española. «Ha caído en el olvido –asegura Juan Eslava Galán–, pero fue un hombre relevante por su acción en América. Derrotó a los ingleses incluso en circunstancias adversas. Sacaba provecho de su debilidad y habría que considerarlo un héroe nacional, pero la bibliografía no tiene en cuenta a hombres como él». Para el escritor, el éxito de Gálvez, provenía de que «era un militar de época. Los militares españoles de entonces eran gente preparada, sobre todo los marinos. Tenía mucha experiencia porque había combatido contra los franceses y también en Portugal. Como gobernador de la Louisiana fue importante». Para Claramunt el problema de que no se haya reconocido antes su figura reside en el hecho de que «tuvo una muerte prematura».

Pero la intervención española hay que valorarla como una anécdota o algo relevante. Álex Claramunt es contundente: «Hay que reivindicarla porque supone el nacimiento del país que ha dominado el mundo. No deja de ser una guerra del Antiguo Régimen en el escenario de sus colonias, pero España desempeñó un papel en este suceso. Su intervención no estuvo al mismo nivel que Francia, pero los franceses salieron perdiendo de la guerra, sin ganancias territoriales, mientras que para España tuvo consecuencias beneficiosas: recupera Florida, Menorca y afianza su posición frente a los británicos». Claramunt añade: «El Conde de Floridablanca fue consciente de que España podía influir. El objetivo principal era resarcirse de la derrota de la Guerra de los Siete Años y recobrar territorios perdidos. En este caso se hicieron bien las cosas. Se revolvió el conflicto con Portugal en Suramérica antes de entrar en juego. En esta victoria, España logró algo relevante: asegurarse que Portugal, un aliado de Inglaterra, se mantuviera neutral».