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Will Smith: cancelado

El actor, ya fuera de la Academia, se enfrenta ahora a un futuro incierto en el que pocos productores querrán relacionarse con él
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Como los viejos actores vocacionales, Will Smith decidió morir sobre el escenario, aunque lo suyo fue más bien una inmolación. No pudo encontrar marco más adecuado que los Oscar para el funeral precoz de una carrera estelar cuyo indeseado oficiante fue el abofeteado Chris Rock, quien osó hacer un chiste sobre la alopecia de su mujer, Jada Pinkett. Ahora ya solo queda llorarle. Habrá lamentos por él, de sus compañeros de profesión y de los medios, pero no perdón, a pesar de sus compungidas disculpas y su renuncia a la Academia de este mismo fin de semana: «La lista de personas a las que he lastimado es larga e incluye a Chris, su familia, muchos de mis queridos amigos y seres queridos, todos los asistentes y la audiencias del mundo entero desde casa», lamentaba el protagonista.
Will ha comenzado su tránsito por ese túnel oscuro que los norteamericanos conocen como cultura de la cancelación, donde otros notables como él penan sus errores alejados de la luz en la que brillaron. Tras ese momento de la ceremonia en el que su inesperado protagonista asumió el papel de matón de bar, el desconcierto dominó las reacciones de la platea: sonrisas nerviosas, gestos incómodos, aplausos después del incidente, cuando Will recibió el Oscar a mejor actor... Faltó consenso en la respuesta. Tuvieron que pasar unas horas para alcanzarlo. «Fue repugnante. Absolutamente repugnante –declaró Wanda Sykes, presentadora de la ceremonia y una de tantas indignadas–. Y lo peor fue que le permitieron disfrutar del resto del espectáculo y recibir su premio. Me pareció asqueroso».
Ese ha sido el agravante del delito cometido por Will: muchos consideran que la Academia de Cine, organizadora de los Oscar y representante del poder de Hollywood, se convirtió en su cómplice por omisión, al igual que otros colegas actores que asistieron al espectáculo. «Me sentí asqueado por la ovación que recibió con la gente puesta en pie –se sumaba así Jim Carrey a la acusación–. Hollywood no tiene carácter. Me di cuenta de que ya no somos un club de moda».
Nada puede indignar más a quienes viven de su imagen que verse salpicados por charcos ajenos, y en ese caso no hay mejor respuesta que desmarcarse prometiendo un juicio sumarísimo. Primero fue Whoopi Goldberg, miembro de la junta directiva de la Academia: «Esto va a tener consecuencias muy graves para Will, pero no creo que le vayamos a quitar el Oscar». No fue suficiente. El miércoles, esa organización emitió un comunicado aclaratorio que llegó a más: «Smith fue requerido a abandonar la ceremonia y se negó a hacerlo, pero también reconocemos que podíamos haber gestionado la situación de manera diferente. La Academia escuchará a Smith antes de tomar una medida disciplinaria, que podrá ser la suspensión, expulsión o cualquier otra sanción», explicaba.
Mientras deliberan, el proceso que conduce a su «cancelación profesional» se alimenta desde todos los ámbitos: colegas como Mark Hammill y Mia Farrow; directores como Michael Moore o Rian Johnson; columnistas de prensa y colegas humoristas de Chris Rock, como el popular Joe Rogan, quien advirtió: «Esto sienta un terrible precedente. Ahora, cualquier idiota puede verse en el derecho de subir al escenario y golpear al cómico porque no le ha gustado el chiste». Son también numerosas las voces feministas que exigen un escarmiento ante esa demostración de «masculinidad tóxica» asociada a la violencia y a la infantilización de la mujer (en este caso, su esposa), incapaz, según ese código de virilidad, de defenderse por sí misma... con la palabra.
Y es probable que tampoco encuentre Will fidelidad entre muchos de sus seguidores, que ahora descubren a un macarra en el hombre que admiraban por su encanto. Nada invita a que los productores arriesguen su dinero y su reputación en una apuesta que ya casi todas dan como perdedora, porque ven lo mismo que Jim Carrey: «No tengo nada personal contra Will, pero ese vídeo va a estar ahí para siempre. Va a ser omnipresente».
Un golpe de suerte
Chris Rock continúa procesando lo ocurrido días después de encajar con estoicismo la agresión de Will Smith. «En algún momento hablaré sobre ello. Y será serio», aseguró ante los asistentes a su espectáculo «Ego Death Tour», de gira por Estados Unidos, que le arroparon con una ovación cerrada antes de comenzar con su monólogo. El cariño y el apoyo del público y de la profesión probablemente le compensen esa desagradable experiencia, y también ayudará que se haya disparado la venta de entradas para sus actuaciones. Lo tuiteaba la plataforma comercial TickPick: «Hemos vendido más tickets para ver a Chris Rock en una noche que en todo un mes».