"La sociedad de la nieve": el por qué de la orina negra y otras curiosidades
La película de J. A. Bayona está suscitando numerosas preguntas sobre la tragedia de los Andes, principalmente sobre los problemas de salud que sufrieron, o sobre dónde están hoy los supervivientes
Madrid Creada:
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Fue un error del copiloto. El 13 de octubre de 1972, el teniente coronel Dante Lagurara, del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, creyó que había llegado a Curicó (Chile), donde debía virar al norte para descender al aeropuerto de Los Cerrillos. Pero se equivocó. Todavía estaba a unos 70 kilómetros de ese punto, y todo acabó en tragedia. Fueron 72 días los que pasaron los supervivientes de este accidente en algún punto recóndito de los Andes, luchando contra las bajísimas temperaturas, las inclemencias del tiempo y la peligrosa fuerza de la montaña. El tema está de plena actualidad, gracias a la recién estrenada película de J. A. Bayona, "La sociedad de la nieve", que plantea un relato minucioso, detallado, crudo y hasta desagradable de lo que supuso realmente aquella tragedia. Un filme que refleja lo que sufrieron aquellos jóvenes, hasta ser tan solo 16 de ellos los que lograron ser rescatados.
Esta historia conmovió al mundo entero en 1972, y lo sigue haciendo en 2024. Se ha reavivado su recuerdo, y gracias al nuevo enfoque que plantea la película de Bayona surgen nuevas preguntas. ¿Qué ocurrió realmente en aquellas montañas? ¿Dónde cayó exactamente el avión, y por qué no lo vieron los equipos de rescate? ¿Qué supervivientes siguen viviendo hoy día? ¿Llegaron a acostumbrarse al canibalismo al que se vieron obligados ante la falta de alimento? ¿Cuáles fueron los principales problemas de salud que sufrieron?
Son varias las escenas de "La sociedad de la nieve" que impactan al espectador. Una de ellas es sin duda de las más desagradables: cuando los protagonistas comienzan a orinar de color negro. ¿Por qué les ocurre esto? Comienzan a notarlo cuando llevan ya varios días sin consumir alimento ni agua potable, y ahí está la clave. Sus cuerpos debieron comenzar a experimentar una deshidratación severa: cuando una persona presenta este color en la orina, se debe a que ya no cuenta con líquido para diluir las toxinas que el riñón ha filtrado, por lo que se liberan de una forma bastante más concentrada. Por tanto, lo que orinaban en ese punto los supervivientes eran toxinas sin filtro, un síntoma grave de la falta de agua e hidratación y, por tanto, una señal de que el cuerpo se encuentra al límite. Asimismo, otro motivo pudo ser la rabdomiólisis: los traumatismos y congelación producirían roturas en el tejido muscular, provocando la libración de una molécula que contiene hierro y que teñiría la orina.
El avión cayó, específicamente, en El Valle de las Lágrimas, en medio de la cordillera de Los Andes, a unos 3.500 metros sobre el nivel del mar. La frontera entre Argentina y Chile se halla de dicho punto a poco más de un kilómetro, y su paisaje es el de una amplia llanura blanca rodeada de las cimas del volcán Tinguiririca y el Cerro Sosneado. Una zona totalmente natural, y en la que el alimento brilla por su total inexistencia. Eso les llevó al canibalismo: era eso o morir. Se les acabaron las pocas existencias que tenían en el avión. Intentaron comer hasta los cordones de los zapatos, la pasta dentífrica o incluso un té a partir del tabaco de los cigarros. Pero eso les estaba llevando a la muerte, y en conjunto vieron en la última de las opciones la supervivencia. El décimo día tras el accidente tomaron la decisión colectiva de ofrecer sus cuerpos de manera voluntaria y, si al principio solo comían carne, grasa o piel, tal y como se ve en la película de Bayona, acabaron consumiendo todo lo posible dada su inacabable espera.
Un accidente a tal velocidad causa estragos que en lo cotidiano no podemos ni imaginar. Por eso nos sorprenden algunos de los aspectos que se ven en la película, como es también el caso de uno de sus protagonistas. Al comienzo de la cinta de Bayona se muestra a Nando Parrado con los párpados y las ojeras gravemente amoratadas. A ello se le llama "signo del mapache" o equimosis periorbitaria: un indicador de fractura en la base del cráneo, pues se golpeó la cabeza durante el accidente. Fue, quizá, que su cabeza permaneció en el hielo durante unos días y el frío extremo lo que ayudaría a reducir la inflamación del traumatismo.
El rescate tardó demasiado en llegar, pero finalmente llegó. Debió parecerles mentira ver aparecer aquellos helicópteros a los que, sin embargo, y aún siendo guiados por dos de los supervivientes, les costó trabajo hallar el avión. De no haber sido por las dos personas que decidieron caminar hasta hallar algún tipo de ayuda, habría sido de una gran complejidad hallar el avión entre la inmensidad de los Andes. El 22 de diciembre de 1972, por fin, acabó todo.
De aquellos 16 supervivientes, hoy quedan vivos 14, pues Javier Methol falleció de cáncer en 2005, y José Luis "Coche" Inciarte" falleció en 2023 tras una larga enfermedad. Esos 14 han estado presentes en la promoción de la película de Bayona, incluso ocho de ellos realizan algunos cameos. Es el caso de Carlos Páez, "Carlitos", que se encarga de recitar los nombres de los supervivientes por teléfono, cuando el mundo sabe de que siguen vivos. De hecho, su hijo forma parte del elenco, interpretando a su propio padre. Según el superviviente Gustavo Zerbino, y recordándola con perspectiva de tiempo, esta experiencia "me aceleró el aprendizaje interior, a darme cuenta de la capacidad ilimitada que tiene el hombre y que todo es posible cuando aceptamos que solos no podemos, y con humildad pedimos ayuda. Agradezco todos los días estar vivo".