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Clara Sánchez: “El mundo editorial es una selva"

La nueva académica ha presentado “Los pecados de Marisa Salas”, una novela llena de suspense con el trasfondo del mundo editorial y el impacto emocional del éxito y fracaso de los escritores
Clara Sánchez
Clara Sánchez Alberto R. RoldánLa Razón

Madrid Creada:

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Estos días otoñales están siendo muy intensos y espaciales para la escritora Clara Sánchez (Guadalajara, 1955), en un semana ha ingresado como miembro de la RAE y ha presentado su última novela, “Los pecados de Marisa Salas” (Planeta). La nueva académica ha construido una trama de suspense e intriga a través de la vorágine del mundo editorial, del impacto emocional de los éxitos y fracasos de los escritores, de las envidias, los plagios y la competitividad de un mundo dominado por la mercadotecnia y la vanidad de egos descomunales. Dos jóvenes escritoras, Carolina Cox y Marisa Salas, debutan con la misma editorial. La primera con un éxito arrollador y una larga carrera literaria, la otra, sin siquiera una reseña, pasa inadvertida, una frustración que la llevó a tirar todos sus ejemplares a la basura y no volver a escribir. Treinta años después, un autor novel, Luis Isla, publica un libro que tiene diez ediciones en diez semanas, copa la lista de ventas con el aplauso unánime de público y crítica. Al leer la novela, Marisa descubre con estupor que aquel fenómeno es la copia íntegra de su libro “Días de Sol” del que no conserva ningún ejemplar. A partir de aquí su tranquilidad salta en mil pedazos.
¿Es el mundo editorial una selva?
Sí, pero como todo, este mundo es una selva porque no hay nada absolutamente controlado y que sea riguroso. En el mundo editorial se ponen en juego muchísimas emociones, sentimientos, ambiciones, frustraciones y también logros y cosas fantásticas, pero siempre amenazados de la decepción y el fracaso, es una selva porque es el ámbito de la incertidumbre, nunca nada es seguro, se juega con humo.
Es un terreno muy competitivo?
Mucho y lo ha sido mucho más, ahora los escritores somos bastante civilizados y todo es de otra manera, pero en nuestro Siglo de Oro se llegaba a las manos, corría la sangre, es un mundo de grandes egos que chocan entre sí.
¿Eso va en detrimento de la buena de literatura o la potencia?
Tendría que potenciarla, porque, ¿de qué nos nutrimos los escritores? Hablemos de lo que hablemos, montemos la historia que montemos, lo hacemos de esas cosas básicas del ser humano, soledad, miedo, amor, celos, envidias, venganzas, ambiciones, vanidad, sueños que no se cumplen, desasosiego…de eso vive el mundo editorial porque es de lo que estamos nutridos los escritores y los libros.
¿La historia de la literatura está llena de apropiaciones indebidas?
Creo que sí, claro, (risas) no invento nada nuevo, puedes leer un novela que te guste tanto que la interiorices hasta creerte que es tuya y acabas creyéndote tu propia mentira, que es el autoengaño de Luis, el protagonista. La historia de la literatura está llena de plagios, de imposturas, de negros que escriben en la sombra para otros y esto no es de ahora, muchas obras no están escritas por quien las firma, esto daría para otra novela.
Cuando se plagia –o roba en este caso-, ¿qué se quita al autor, además de la obra?
El éxito que no has tenido, las alegrías que te ha escatimado, tus vivencias, parte de tu personalidad, porque está suplantando ante los lectores una sensibilidad que le atribuyen a él y no tiene, una vida que no ha experimentado. Pero también el orgullo, la autoestima, la vanidad, el sentimiento de ser alguien a quien los otros quieran conocer y querer o incluso odiar.
¿Hay mucho arribista?
Mucho, ¿por qué hay gente que quiere ser escritor sin pertenecer a ese ámbito? Porque consideran que ahí hay algo muy elitista por poco accesible, pero el talento no se puede comprar, puedes comprarte un yate, una mansión, pero el talento, la imaginación, el saber escribir, se tiene o no se tiene, y tampoco se roba, eso hace especialmente deseable querer estar en ese club del talento porque es muy especial, acceden muy pocos y todos quisiéramos estar ahí.
¿Por encima de ética y de todo?
Para algunos sí, yo tengo muchísimo respeto a los escritores de verdad, a los que escriben lo que firman, independientemente de que entren en mis gustos o no, porque están corriendo un riesgo vital muy grande, porque en eso que ha escrito se ha puesto él. Hay quienes se llaman escritores, pero no tienen ni idea de lo que es serlo, no saben qué es eso de la incertidumbre, piensan que las cosas son muy fáciles.
¿Las causas del éxito o fracaso de un libro son un misterio insondable?
Algunos fueron rechazados por editoriales y acabaron siendo grandes éxitos, otras veces llega su oportunidad mucho tiempo después, los libros tiene algo mágico dentro que, una vez publicados, puede pasar con ellos cualquier cosa. Además, cuando hablamos de éxito siempre nos referimos al inmediato, encabezar las listas de ventas en quince días, pero no siempre es así. Además, hay libros y escritores que envejecen mal, tienen un éxito fulgurante, pero pasan rápido de moda, no aguantan el paso del tiempo y dejan de leerse pronto.
¿Y en los escritores, es difícil gestionar el éxito y el fracaso?
Depende de la madurez, como les pasa a estas dos protagonistas. El éxito es un veneno que se mete dentro y como te dediques a mantenerlo, no escribes bien, hay que saberlo gestionar, sobre todo cuando te viene muy joven y puede adulterarte completamente. Y asumir el fracaso necesita mucha madurez, no todo el mundo sabe hacerlo. También está el miedo terrible a no estar a la altura de éxitos anteriores, a no gustar, y entonces la creatividad y la imaginación se resienten.
¿Se puede fabricar artificialmente un escritor?
Eso está ocurriendo con estos de las redes sociales que tienen tantos “followers”, se coge a alguien que tenga muchos seguidores, un público cautivo, y con dos folios que nos den o una idea, lo hacemos un escritor de éxito, pero todo esto es flor de un día.