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Exposición

«Convivium»: Arqueología de la sobremesa mediterránea

El Museo Arqueológico Nacional acoge desde este martes y hasta el 1 de septiembre una muestra que aproxima la idea de dieta mediterránea como algo más que un tipo de alimentación

Exposición "CONVIVIUM: Arqueología de la dieta mediterránea" Daniel GonzalezEFE

De las pocas cosas que presumen los españoles es de su comida. Ni de logros históricos, ni de conquistas cruciales, ni de desarrollos sociales: más bien del arte de la sobremesa, del pescado frito, de la paella, de un buen chuletón a la brasa. Ante la vergüenza nacional ante hitos por los que en países vecinos se celebrarían días festivos, la gastronomía y la variada dieta mediterránea emerge como un orgullo imbatible. ¿Quién no se rinde ante un calamar a la plancha, o ante un cocido madrileño? El mismo gusto por sus ingredientes y recetas lo viven en Italia, y no es menor el caso de las especias marroquíes o griegas. Son gastronomías diversas, pero unidas conceptual e históricamente. Dígame qué come y, además de decirle quién es, ahora se podrá imaginar quién fue (arqueológicamente). Todo tiene un origen, un por qué, y el Museo Arqueológico Nacional (MAN) ha tenido la ingeniosa iniciativa de explicar el que tiene que ver con la comida que consumimos en nuestro país o, más específicamente, en zona mediterránea.

Desde hoy y hasta el próximo 1 de septiembre presenta la exposición «Convivium: arqueología de la dieta mediterránea». La muestra se ha organizado de la mano de un grupo de Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y ha contado con piezas excepcionales del museo madrileño. Todo ello, para aproximar a la idea de «Dieta Mediterránea» como algo más que un tipo de alimentación, y para entenderla como un modo de vida compartido, a través de un relato continuado desde la Prehistoria hasta nuestros días. Ahonda, por tanto, y desde una perspectiva arqueológica, en uno de los patrones de alimentación considerados más saludables por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La exposición cuenta con cerca de 300 piezas procedentes de la colección del MAN, junto con un excepcional bodegón prestado por el Museo Nacional del Prado. Estas obras se exhiben desde un original enfoque, pues busca reflejar cómo la dieta es el estandarte internacional de la cultura mediterránea. Por ello, la exposición analiza el significado de este Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, comprendiendo el acto de comer juntos como fundamento de la identidad cultural y social de las comunidades del Mediterráneo, idea de la que nace el título del proyecto, «Convivium». Término, asimismo, empleado por Cicerón para hablar de las reuniones de amigos en torno a una mesa.

El recorrido está estructurado en seis grandes unidades organizadas de manera temática y cronológica. Con esta organización, la exposición pretende dar a conocer la manera en la que la dieta mediterránea se ha construido a lo largo del tiempo y de los siglos. Asimismo, esta disposición permite descubrir la importancia cultural de la misma, así como las últimas novedades en investigación arqueológica sobre el tema. Una amplia visión de este aspecto cotidiano de nuestras vidas, y que se completa con otras actividades complementarias que organiza el museo. La exposición, enmarcada en la celebración del décimo aniversario de la reforma del museo, vendrá acompañada de un encuentro con el chef Ferrán Adría, así como ciclos de conferencias, visitas guiadas, talleres o catas organizadas por la Fundación El Bulli, la Fundación Olivar o la Real Academia de Gastronomía.

Esta exposición trata de ahondar, desde una perspectiva arqueológica, en uno de los patrones de alimentación más saludables del mundo y que es fruto de miles de años de "conocimientos, rituales, tradiciones y símbolos relacionados con los cultivos y cosechas agrícolas, la pesca y la cría de animales, así como las formas de conservar, transformar, cocinar, compartir y consumir los alimentos", ha explicado Susana González, una de las investigadoras del CSIC. "La comida, la bebida, la producción y el consumo nos ponen también ante un mundo social complejo desde el neolítico hasta la actualidad", un mundo que, aunque permitía "convivir y charlar" también enfrentaba a epidemias, muerte, hambre y desnutrición y explicaba los conflictos generados a raíz de ello.

Para Ignacio Montero, son precisamente los momentos de crisis los que han hecho que cambien las cosas. "El estatus quo ha sido alterado históricamente por momentos de crisis que han obligado a buscar nuevas alternativas (...). La historia es la que marca cómo el hombre se adapta a las circunstancias", ha apuntado el investigador y comisario de la muestra. "Culturalmente decidimos qué elegimos comer, cómo nos relacionamos con la gente, si nos peleamos o no, o si establecemos un conflicto, y al final -resume Montero-, decidimos cómo salimos del problema que hemos creado. La historia está llena de alternativas y es la sociedad la que tiene la capacidad de decisión".

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