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Estreno

Crítica de "Una película inacabada": imaginarios de la pandemia ★★★★

Director: Lou Ye. Guion: Lou Ye y Ma Yingli. Intérpretes: Qin Hao, Mao Xiaorui, Qi Xi, Huang Xuan, Zhan Songwen. Fotografía: Zeng Jian. China, 2024. Duración: 106 minutos. Drama.

Crítica de "Una película inacabada"
Crítica de "Una película inacabada"Imdb

El plano más memorable de “Una película inacabada” no lo ha rodado Lou Ye. Es un plano secuencia de tres minutos de duración grabado por una ciudadana de Wuhan el 4 de abril de 2020, justo en el momento en que los coches de la zona cero del COVID hacen sonar sus cláxones para homenajear a las víctimas de la pandemia. Es un plano en verdad escalofriante, que demuestra hasta qué punto el cineasta chino está dispuesto a delegar su voz en la formación de la iconografía colectiva de un apocalipsis que nadie esperaba, y que el filme recoge como secuela inevitable de las transformaciones que el tiempo opera en la vida humana.

Es en ese sentido que el cine, para Lou Ye, sigue siendo relevante para explicar el mundo, ahora que las cámaras digitales y los smartphones lo han atomizado en millones de miradas dispuestas a practicarlo y a consumirlo. Es, por lo tanto, lógico que una película que nace como el ‘making of’ de un filme por terminar -que parte de imágenes anteriores de títulos tan emblemáticos de la obra de Lou Ye como “Suzhou River” o “Summer Palace”- sea una superficie porosa, tenga que adaptarse a las circunstancias para sobrevivir como expresión artística, y pase de ser la captación de cómo el tiempo ha cambiado a los que participaron en él (casi todos ellos estrechos colaboradores de Ye) a la manifestación de una tragedia de alcance universal, que combina las grabaciones de un equipo de rodaje confinado en un hotel con imágenes reales de los vídeos de los que sufrieron la pandemia en los alrededores de Wuhan.

Ocurre algo muy parecido a lo que ocurría en otro filme sobre un confinamiento, en ese caso el del arresto domiciliario de Jafar Panahi, que él registró en la magnífica “Esto no es una película”: ante el ensayo de un guion que no se podría rodar, el cine acudía al rescate y encontraba una historia en un espacio aún más reducido que un apartamento, un ascensor. “Una película inacabada” podría haber sido un autoindulgente autohomenaje a la obra de Lou Ye, aunque la belleza de la propuesta, como el proyecto de Panahi, es su adaptación al medio, su disposición a mutar en función de lo que el cine descubre a lo largo del metraje y, por extensión, el modo en que el autor de “Love and Bruises” admite que la vida es más importante que cualquier película, aunque todas las películas hagan que la vida tenga más sentido.

Lo mejor:

Que explica estupendamente cómo las mutaciones del audiovisual se adaptan a la creación colectiva de un nuevo imaginario del apocalipsis.

Lo peor:

Que nunca sepamos qué fue de aquella película ‘queer’ que pudo desafiar a la censura china.